Repudio al racismo

 

Las nada inocentes y nada edificantes recientes manifestaciones de la ministra Patricia Bulrich, que enmarcan un desprecio apenas encubierto contra paraguayos, bolivianos y peruanos, muestran a las claras el racismo y el clasismo que desprecia de última a todos los que “no califican” según la óptica discriminativa y siempre excluyente de la oligarquía portuaria.

Para la egoísta visión de la cerrada (mentalmente) oligarquía pro británica que desde la unitaria Buenos Aires gobernó y gobierna hoy a Argentina, con muy pocas excepciones en nuestra aun breve historia de poco más de 2 siglos, el desprecio, el destrato y la exclusión son las monedas corrientes para todos los que no muestran rasgos caucásicos, y preferentemente nórdicos.

Los referentes históricos principales de ese racismo rampante que algunas minorías descolgadas de la realidad, pero munidas de poder real, continúan sosteniendo como justificativo atroz de exclusión y desprecio, han sido Rivadavia, Alberdi y Sarmiento, quienes incluso plasmaron en muy discutibles escritos, sus desprecios hacia los hispanos, criollos (nativos hijos de españoles), indios, negros, y todos los descendientes de los lógicos entrecruzamientos de todos esos grupos humanos diversos. Rivadavia, que devino de patriota a cipayo agente británico, era regordete, bajo y de tez algo oscura, tipo mediterránea; Alberdi era presuntamente descendiente de españoles, y anecdóticamente cultor de gustos no muy masculinos, como la revista “La Moda” que supo dirigir; Sarmiento fue instigador y celebrador de los genocidios que “los coroneles de Mitre” perpetraron contra el gauchaje y los caudillos federales, además de apoyar el genocidio al pueblo paraguayo que Mitre, a las órdenes del Imperio del Brasil y de los británicos, perpetró con tanta ferocidad como desaprensión.

Rivadavia terminó sus días en la oscuridad política y el ostracismo, pero lamentablemente “dejó cría” en los rivadavianos, como Del Carril, Florencio Varela y otros. Alberdi rectificó sus posturas políticas después de recibir largas lecciones de política, historia y sentido común, al entrevistarse con el ya anciano pero muy lúcido y siempre patriota Juan Manuel de Rosas, no descartándose que el porte y la hidalguía del “gaucho rubio de ojos azules” que era el vasco criollo, el altivo Restaurador de las Leyes, haya influido en su credibilidad. Sarmiento, que entre otras cosas destiló odio contra los paraguayos, terminó sus días viviendo en Asunción, capital del hermano país.

Cierto que las fronteras argentinas son un colador desde hace muchas décadas. Cierto que es necesario impedir que entren individuos con prontuarios delictivos, lo cual sería bastante fácil si se operara junto con policías y organismos de seguridad de los países vecinos y todos los de Sudamérica, con un sistema

electrónico en línea, nada imposible ni mucho menos, desde lo económico ni desde lo tecnológico, sobre todo viendo que en un teleapuntador (teleprompter) el gobierno nacional gastó una pequeña fortuna, solo para intentar mejorar la pobre y muy fallida elocuencia presidencial. Mucho más justificado invertir para

mejorar los sistemas electrónicos que impidan el acceso a delincuentes.

Pero el mensaje, las formas y los contenidos implícitos del mensaje emitido por la conflictiva y tránsfuga (*) ministra no se justifican de ningún modo.

Nadie quiere albergar a delincuentes extranjeros, que se suman a los locales.

Pero…¿por qué mencionar a tres países de la región, en una clara muestra de discriminación, y omitir a otros?; o mejor aun, ¿por qué citarlos a modo de injusto escrache, siendo que han entrado delincuentes provenientes de muchos países?

¿Por qué esas discriminaciones, siendo que la enorme mayoría de

inmigrantes de esos y otros países, se radicaron pacíficamente, acatando las leyes, buscando y consiguiendo trabajo, formando familias y teniendo descendencia argentina? Pero claro, para la visión racista y clasista de la oligarquía, como las mayorías de paraguayos, bolivianos y peruanos, “no califican” con la tipología de “blanquitos” (como dijo una actriz porno devenida por vía matrimonial en conductora de programa de TV), ni menos aun son –salvo excepciones- rubios de ojos azules, entonces –para esas mentalidades retorcidas- son punibles de ser denostados y discriminados.

Los muy soberbios portuarios unitarios, hoy devenidos en neoliberales sin alma ni patria, desconocen y no les importa que en nuestras fronteras vivas y activas, existen muchas familias radicadas desde varias generaciones, cuyos ancestros provienen de los países vecinos, y que por lo general, las relaciones personales a uno y otro lado de la frontera son respetuosas y por lo general

cargadas de afectos.

Olvidan los portuarios unitarios, cuyas miopes visiones no van más allá de la Pampa Húmeda y Punta del Este, los fuertes apoyos que Argentina recibió del bravo Perú, en la Guerra del Atlántico Sur, y que miles de bolivianos se ofrecieron como voluntarios para ir a luchar en Malvinas. Olvidan que las tropas libertadoras de San Martín, estaban mayoritariamente compuestas de guaraníes, y que uno de sus bravíos oficiales de toda la campaña, fue el Coronel José Félix Bogado, nacido en Paraguay. Y por supuesto, esa oligarquía despectiva, racista, clasista y dudosamente argentina, omite mencionar que la mano de obra muy barata, en condiciones de servilismo semi esclavo, como la que se atribuye encontrada en talleres clandestinos de costura al servicio de marcas comercializadas por una hoy encumbrada dama, esa mano de obra es por lo general boliviana.

Esos portuarios (no los porteños de a pie, de los que cabe diferenciarlos) de la oligarquía, omiten señalar que mucho más daño causaron y causan otros grupos de inmigrantes europeos y de orígenes o aspectos similares (muy blanquitos ellos) y sus hijos, que con el traje de “empresarios” son fugadores de divisas,

especuladores de todo tipo, maniobreros arteros de las finanzas, beneficiarios de sobreprecios en las obras públicas y otras maniobras delictivas varias, las que incluyen actos flagrantes de traición a la patria.

Los argentinos de bien, deploramos profundamente esta otra muestra de criterios obtusos evidenciada por el neoliberalismo hoy gobernante en nuestro país, al denostar “indirectamente”, a todos los paraguayos, bolivianos y peruanos.

(*) Tránsfuga = El que cambia de postura o partido político.

MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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