Un seguro para la producción

Si queremos dotar a la producción misionera de un sistema sustentable de producción que le permita al que produce, superar los inconvenientes de diversas índoles y  contingencias que pasamos a analizar, debemos dotarlo de un amplio Seguro:

SEGUROS CONTRA RIESGOS CLIMÁTICOS. El clima es un factor gravitante en la producción agrícola. El exceso de lluvias, las tormentas o tempestades que pueden adquirir la categoría de huracanes devastando los cultivos y dejándolos muchas veces inservibles. En contraposición, las sequias prolongadas,  tienen un efecto negativo sobre los cultivos afectando a las plantas con su aniquilamiento o disminución sensible de la producción. En este ámbito, las inundaciones consecuentes que se producen, destruyen totalmente los cultivos menores.

SEGURO CONTRA PLAGAS. Al margen de los efectos climáticos, la naturaleza contiene en su seno una variedad asombrosa de insectos y microorganismos que son capaces de afectar sensiblemente la producción, destruyéndola como en el caso de una invasión de langostas o disminuyéndola en el caso de plagas menores como los trips, mosca de la fruta, araña roja, pulgón, orugas y otras especies calamitosas.

SEGURO CONTRA INCENDIOS. En nuestra provincia, en especial en el verano, son frecuentes los incendios en las zonas rurales que afectan a las plantaciones de pinos, cuya combustibilidad, por las resinas que poseen, son difíciles de controlar. Una alternativa que disminuye este riesgo es el sistema usado por muchos productores misioneros es el denominado silvopastoril que consiste en la cría de ganado debajo de los pinos.

SEGUROS EVENTUALES. Dentro de esta categoría debemos incluir una serie de hechos que pueden afectar al productor misionero por lo que es necesario prestarle una cobertura que minimice los efectos negativos que pudieren afectarle: a) Baja de precios de los productos; b) accidentes de cualquier tipo; problemas en el transporte de la producción; etc., etc,.

FINANCIACIÓN. Todos los seguros mencionados pueden ser cubiertos por compañías especializadas que se dedican a ello y en estas circunstancias cabe preguntar si el productor misionero está en condiciones de financiar por sí solo este seguro.

Si consideramos  que el P.B.G. (Producto Bruto Geográfico) alcanzó en el 2014, 156.515 millones de pesos y tomamos como posible índice de contribución para solventar el seguro de la totalidad de la producción y servicios de la actividad misionera el 1% del valor de la misma, tendríamos que se necesitan 1.565.150 millones de pesos para ese fin. Pareciera una cifra excesiva a pagar por el sector productivo, pero en un análisis pormenorizado por producto, podemos evaluar lo siguiente: a) Una hectárea de un yerbal de 10.000 kg. de hoja a 4.15 = $ 41.500, tributaría como seguro $ 415.oo; Costos menores suceden con la mandioca, el tabaco, el té y los cítricos, pero la cobertura contra hechos eventuales, amplifica las posibilidades de riesgos. En general, un seguro tan amplio como el que pregonamos, nos conduce a principios esenciales de una economía capitalista en la estamos inmersos: privatización de los beneficios, socialización de las pérdidas. Estas pérdidas pueden ser amortiguadas recurriendo a las  aseguradoras y re-aseguradoras que funcionan en el mundo donde últimamente aparecen los denominados cat bonds o bonos catástrofe conocidos como ”titulización” de los riesgos climáticos y en general, nos remiten exclusivamente a las catástrofes naturales demasiado costosas en términos de mecanismos de seguro clásico. Estos bonos son colocados en el sector financiero, cuyo capital multiplica varias veces al de las aseguradoras y re-aseguradoras, generándoles un interés interesante en los casos de no ocurrir las catástrofes previstas.

Katrina, Chernóbil, los Tsunamis y entre nosotros, los desbordes de la cuenca del Salado en Santa Fe afectaron a más de 400.000 personas, sobrepasan la capacidad de las aseguradoras de afrontar estos siniestros y las llevan irremediablemente a la quiebra.

En nuestro caso, el productor misionero afectado por este tipo de siniestros, sin un seguro que lo cubra, es el futuro habitante de las villas miserias que rodean nuestras ciudades.

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