Habló la hermana de la joven de 15 años asesinada por su novio y dio detalles estremecedores del caso

Ludmila reveló detalles de las últimas horas de vida de la joven de 15 años asesinada por su novio. “Era muy celoso y esa noche discutieron”, aseguró. Sucedió en Pablo Podestá, Buenos Aires.

Me voy a un cumple a dos cuadra”. Esas fueron las últimas palabras que Daniela Iara Soledad Rodríguez a su mamá. Eran las ocho de la noche del jueves. Nadie imaginaba que tres horas después, la adolescente de quince años iba a recibir un disparo en la cabeza en la cocina de la casa de su primer novio, Fabricio David Chiribe.

Dani, como la llama su familia, se había animado a presentar por primera vez a un chico en su casa. Acababa de cumplir 15 años. “Ella era muy tímida. Había tenido algunos romances, pero él fue el primero que mostró en casa. Estaba muy enamorada”, advierte Ludmila, su hermana mayor.

Nadie sospechó nada. Aunque Fabricio también era tímido y “un poco retraído”, el joven siempre se mostró muy afectuoso. “Dani no hablaba mucho, por eso había que preguntarle. Y ella me decía que era un chico tranquilo y bueno, que la quería. Jugaba a la pelota. Sabía que la llevaba mucho a pasear. La veíamos feliz y contenta. Una vez le pregunté, por preguntar, si le había levantado la mano y ella me dijo que no. Nunca notamos nada agresivo de su parte, por eso no podemos creer todo lo que pasó”.

 

El vínculo entre la familia de Daniela y su novio era cordial. Vivían sólo a cuatro cuadras de distancia y se veían con frecuencia en las calles de Pablo Podestá. “La última vez que me lo encontré fue el lunes. Mi hermana estaba contenta porque le había prometido que la iba a llevar a comer al McDonald’s. Yo estaba de visita en lo de mi mamá y veo que se acercan. Venía riéndose desde la esquina”.

 

“Mirá, ma. Ahí está Dani con su novio. Vamos a joderla un rato”, le pidió Ludmila. “Salimos a la puerta de la casa. Nos saludaron y me acuerdo que lo miré y le dije en chiste: ‘Cuidame a mi bebé, porque si la hacés llorar o le hacés algo te voy a cagar a palos’. Él se rió, pero bien. Mi hermana también, estaba contenta. Esa fue la última vez que lo vi”.

 

LA NOCHE DEL BRUTAL FEMICIDIO

Daniela se había quedado en su cuarto. Había charlado con su hermana mayor por la tarde, mientras preparaba la ropa con la que iba a salir esa noche. “Nos hablamos por Whatsapp. Yo le conté que me había peleado con una chica y ella estaba enojada por cómo me había tratado. Era una chica re sensible”.

Eran las cinco de la tarde. Faltarían otras tres horas para que la adolescente se despidiera de su madre y partiera rumbo hacia el festejo de una amiga, a sólo dos cuadras de su casa. “Se fue a las ocho y a eso de las once volvió para casa. La acompañó un amiguito suyo, Maxi. Según me contó, ellos ya estaban discutiendo, pero por teléfono. Su amigo le hablaba, pero ella estaba focalizada en la pelea. Levantaba la mirada, le respondía dos cosas y seguía con los mensajitos”.

 

«Su amigo le hablaba, pero ella estaba focalizada en la pelea. Levantaba la mirada, le respondía dos cosas y seguía con los mensajitos

Aunque pasó por la puerta de su casa, Daniela nunca entró. Le dijo a Maxi que se iba a encontrar con su novio, quien la esperaba a dos cuadras. Justo a mitad de camino. “Su amigo me contó que mi hermana estaba muy enojada, pero que no sabía por qué estaban discutiendo. Era raro, porque Dani siempre fue súper tranquila. No se enojaba”.

 

Eran las once de la noche. La discusión comenzó en la calle. Los vecinos escucharon los gritos y, pronto, Fabricio la convenció para continuar la pelea en su casa. Menos de una hora después, el padrastro de Daniela, alertado por amigos de la joven, treparía el paredón del fondo y se encontraría con el brutal escenario: la adolescente muerta en la cocina.

 

«Esa noche mi hermana estaba muy enojada, pero que no sabía por qué estaban discutiendo. Era raro, porque Dani siempre fue súper tranquila. No se enojaba

La Justicia todavía no determinó si los padres del joven se encontraban en el lugar, pese a que fue su madre quien se comunicó con la Policía para advertir que la adolescente había muerto en su casa. Se habló de suicidio en un principio, pero los investigadores lo descartaron de inmediato.

 

“Mi mamá recibió el llamado de un amigo de Dani. Le dijo que estaba muerta, pero no mucho más. Se enteró por otros amigos que viven en la cuadra”, recuerda Ludmila. Minutos después, pasadas las 12.30, el teléfono de su casa, ubicada a tres cuadras de la de su madre, sonó intempestivamente. “La mataron a Dani, la mataron a Dani”, le gritaban desde el otro lado. Era su mamá, en estado de shock.

 

Ludmila se quedó paralizada en el medio del living. “No me podía mover, no podía arrancar. Mi marido me tuvo que sacudir para que entrara en razón”, reconstruye. “Salimos corriendo hasta lo de mi mamá y ahí nos cuenta: ‘Me dijeron que la mataron en el cumpleaños de acá a la vuelta’. Fuimos hasta ahí, pero nada. Corríamos sin entender nada. Cuando levanté la mirada sobre la avenida Perón (en donde vivía Fabricio), vi el patrullero y ahí caí”.

 

“Decían que se trataba del suicidio de una chica, pero eso ya se descartó. Es imposible que alguien se suicide disparándose en el ojo. Entró mi padrastro y después mi mamá. A mí no me dejaron, porque dijeron que estaba muy alterada”.

 

Aunque no ingresó a la escena del crimen, Ludmila escuchó con lujo de detalles el relato de su padrastro. Sabe hasta la posición en la que quedó el cuerpo de su hermana, luego de recibir el disparo. “Estoy segura de que intentó escapar cuando él le mostró el arma. Ella le tenía pánico a las armas. De hecho, su cuerpito estaba mirando hacia la salida, como queriendo huir”.

 

«Estoy segura de que intentó escapar cuando él le mostró el arma. Ella le tenía pánico a las armas. De hecho, su cuerpito estaba mirando hacia la salida, como queriendo huir

EL PRESUNTO ENCUBRIMIENTO DE LOS FAMILIARES

 

Al ingresar a la casa, los familiares de Daniela se encontraron con la madre de Fabricio. Su padre, efectivo de Gendarmería, no se encontraba en el lugar. “Ella llamó a la Policía, pero ni siquiera se comunicaron con nosotros, son unos sinvergüenzas. Cuando mi mamá entró a reconocer a mi hermana, la señora no fue capaz de acercarse, ni hablar. Le podría haber dicho que lo sentía, algo. Pero se quedó callada”.

 

Fabricio, de 16 años, permanece detenido. Estuvo tres días prófugo.

Con el correr de los días, la familia comienza a construir el rompecabezas, por entonces desdibujado por el shock emocional. “Cuando llegó el marido de mi mamá había un auto en la puerta. Después me pasó por al lado en la esquina. Por la descripción, creemos que era el papá y que pasó por al lado nuestro. Estaba en cuero”.

 

Pese a que fue la familia de Fabricio quien se comunicó con la Policía, el joven permaneció dos días prófugo. Lo detuvieron recién el sábado en Luján. Llevaba el arma reglamentaria de su padre, la misma con la que la fiscal cree que le habría disparado a su novia. “Nosotros creemos que lo ayudaron a escaparse”, sostiene Ludmila.

 

LOS TELÉFONOS CELULARES, LA PISTA CLAVE

“Nunca vimos el teléfono de mi hermana después de lo que pasó, hasta que lo encontraron durante la autopsia. Se lo había puesto en el corpiño, como hacen las chicas ahora. De ahí se lo llevaron a la fiscalía, así que no pudimos leer los últimos mensajes que se mandaron”, reconoce la hermana mayor.

 

Fabricio era muy posesivo y celoso.

El de Fabricio, por su parte, fue hallado en la escena del crimen y también está siendo investigado por los peritos. “Él era muy celoso, nos fuimos enterando de esas cosas después de lo que pasó. Para nosotros era muy tranquilo, pero los amigos de Dani nos contaron otras cosas”.

 

«A mi mamá le contaron que Fabricio le pegaba a su ex novia, pero es lo que se dice, no tenemos pruebas

Según el grupo de amistades de los jóvenes, Fabricio tenía “mala fama”. Lo acusaban de haber golpeado a su ex novia y de “dominar psicológicamente” a Daniela. “Una amiga de mi hermana me contó que cada dos por tres lloraba porque él la insultaba, en especial cuando se peleaba con sus padres. Era una dominación verbal, todo el tiempo le decía que la iba a dejar”.

 

Los llamativos mensajes «posesivos» que le dejaba en su muro de Facebook.

«Una amiga de mi hermana me contó que cada dos por tres lloraba porque él la insultaba, en especial cuando se peleaba con sus padres. Era una dominación verbal, todo el tiempo le decía que la iba a dejar

“Ella era re sensible. Le tenía miedo a la muerte. Todo el tiempo le decía a mi mamá que no se quería morir. Mirada documentales del fin del mundo, por ejemplo, y lloraba. Lo mismo le pasaba cuando veía los casos de violencia de género en la tele. En especial el de Melina Romero. Lloraba mucho”.

Durante el velorio, Ludmila también escuchó otras versiones. “Los chicos decían que Dani estaba embarazada y que por eso Fabricio la había matado. Pero la autopsia saltó que no. De hecho, tenía su período al momento del asesinato”.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas