La Cachuera SA: Secretos de una empresa pionera para mantener el legado de los fundadores a través de cuatro generaciones

 

Estudios realizados en distintas partes del mundo revelan que entre un 60 y 70 por ciento de las empresas familiares fracasa cuando se retira el fundador y solo un 5 por ciento resiste hasta la tercera generación. En Misiones hay una empresa centenaria que rompe esa estadística: La Cachuera SA (productos Amanda) hoy es dirigida por los nietos del creador de la empresa y ya tiene entre sus filas a miembros de la cuarta generación. Desde la dirección de la empresa destacan la necesidad de acordar un protocolo interno que establezca reglas claras, especialmente en relación a la incorporación de familiares a la firma y a las edades de retiro. Paciencia para ingresar, sabiduría para delegar y pasión para sostener los valores de la empresa a través de las generaciones fueron las claves para mantener viva la llama emprendedora de los fundadores de La Cachuera.

 

Una de las caras visibles de esta compañía es Victoria Szychowski, presidente de la Cachuera SA, miembro del directorio actual, nieta de Juan e hija de Pancho, el primero fundador de la empresa y el segundo quien la manejó durante décadas y la hizo crecer hasta convertirla en una de las principales productoras de alimentos del país.

 

La empresaria recordó que el origen de la Cachuera se remonta a principios del siglo XX.“Mis abuelos llegaron de Polonia en 1900. En aquel entonces el gobierno nacional otorgaba facilidades para la compra de tierras porque tenía interés en poblar y desarrollar el interior de Misiones, por entonces despoblado y bajo constante amenaza de invasiones de los países vecinos. Se asentaron en el lote 280 de Apóstoles, que es dónde está actualmente nuestro asentamiento industrial, ahí también está el Museo, que se abrió en homenaje a los cien años de la llegada de los primeros colonos (1997), lleva el nombre de nuestro abuelo, pero cuenta la historia de muchos”, indicó.

 

Valor al trabajo

En el año 1900, una familia de colonos polacos se instalaba en los confines del país, en

la región de las Misiones. Su sueño, como el de tantos otros inmigrantes, fue edificar un futuro y contribuir a la grandeza de su nueva tierra, creciendo con dignidad y en libertad.

El cultivo de la yerba mate fue su gran pasión y el cimiento sobre el cual habría de construirse lo que hoy conforma el Grupo AMANDA. Desde entonces, cuatro generaciones modelaron su perfil aportando ideas, esfuerzo y conocimientos, preservando en armonía lo artesanal con lo tecnológico, y logrando un crecimiento tan natural como el de sus productos. Hoy, esta familia conserva el espíritu que la vio nacer y que fue la base de su desarrollo, compitiendo siempre con las mejores herramientas: “amor al trabajo y la convicción de que lo importante no es ser mejores que otros, sino mejores que ayer”.

 

 

¿Cómo fueron los inicios de la familia en Misiones y los de la empresa?

Mi bis abuelo era molinero de profesión y vino con la idea de poner un molino; comenzaron a trabajar la tierra: cultivaron maíz, arroz, poroto y en 1917 plantaron las primeras plantas de yerba, algunas de la cuales todavía están en pie.

En un principio la yerba se vendía a granel en bolsas de 50 kilos que se llevaban por tren a Buenos Aires y a Rosario, donde estaban las industrias más grandes que las envasaban.

En los años 40, mi abuelo Juan Szychowski comenzó a vender yerba envasada en bolsas de lienzo, en un proceso artesanal muy laborioso, todo se cosía a mano. De a poco el abuelo, que era un hombre muy visionario, fue creando envasadoras para acelerar ese proceso.

El abuelo tuvo 8 hijos, con él comienza la empresa familiar. La primera marca con la que comercializó La Cachuera era Aroma, después se comercializó con la marca La Cachuera; por ese entonces mi padre, -que hacía de vendedor-le decía a mi abuelo que esa marca era difícil de pronunciar y se prestaba para bromas, por lo cual sugirió cambiarla.

 

La Cachuera. Victoria¿Cuál es el origen de la marca La Cachuera?

Es una palabra que en castellano no significa nada; proviene del portugués, en realidad del portuñol que hasta ahora se habla en la zona de Apóstoles, viene del vocablo cascada “cachoeira” en portugués. En el arroyo Chimiray, que pasa por nuestro predio y divide a Misiones de Corrientes, había rápidos y cascadas y la gente del lugar las llamaba “cachueras”, de allí surgió el nombre.

 

¿Y la marca Amanda cómo surgió?

Como veían que la marca La Cachuera no era comercial, comenzaron a buscar otras. En esa época era usual utilizar  nombres de mujeres; había una yerba que se vendía muy bien de marca Sara. Enviaron varios nombres al registro de marcas y entre las que se autorizaron estaba

Amanda, que se adoptó en homenaje a la actriz Amanda Ledesma, que le gustaba mucho a mi abuelo. Ese es el origen de nuestra marca Amanda.

 

¿Cuántas generaciones de la familia pasaron por la empresa y cómo fueron los procesos de cambio?

 

Es una empresa familiar que ya va por la cuarta generación, trabajaron mi abuelo, mi padre y sus hermanos. Yo formo parte de la tercera generación y tenemos algunos que ya son de la cuarta.

Los primeros cambios siempre son más fáciles, pero después todo se torna más complejo.

La familia va creciendo, la idea que nació en algún momento, de parte de una persona o de hermanos que se unieron y que tenían una visión y una misión, muchas veces se diluye, no todos los miembros de la familia tienen los mismos intereses, tampoco todos tienen las mismas aspiraciones o capacidades, ni se desarrollan de la misma manera.

 

¿Cómo sobrellevaron esos procesos y cómo se preparan para la próxima transición?

 

Vamos a empezar a trabajar con una consultora especializada en asesorar a empresas de familia. Estamos convencidos que nos ayudarán a sobrellevar este tipo de situaciones comunes a cualquier empresa de familia. Por lo que hemos leído, es necesaria la redacción de un protocolo de familia el cual consiste en redactar ciertas normas para que la empresa tenga futuro.

 

¿Cómo cuáles?

No crear puestos de trabajo porque algún familiar necesita trabajar, o si el familiar quiere ingresar y hacer carrera para ocupar cargos gerenciales o directivos, tiene que estar capacitado, por lo cual se exige título universitario -mejor si tiene un posgrado- manejo de idiomas, experiencia laboral en otras empresas. Hay que tener mucho cuidado en la gestión de los conflictos y cuidar las relaciones, porque en este tipo de empresas, los problemas laborales suelen incidir en los familiares y viceversa.

 

¿Es necesario tener una visión de alguien de afuera de la familia?

Si no hay material suficiente en la familia, se busca afuera.

Nuestro actual directorio está compuesto por cinco integrantes, dos de los cuales no son de la familia.

 

¿Cuáles fueron las claves para romper esa estadística?

No fue fácil, destaco el capital humano con que cuenta nuestra organización, trabajamos en equipo y eso hace la diferencia.

Al principio el poder de decisión se centra en una o dos personas, pero no cuando la empresa toma otra dimensión eso no da resultados.

 

¿El patriarca debe aprender a delegar?

Eso es fundamental, no es fácil porque generalmente son personas que están acostumbradas a hacer todo.

En nuestro caso, el primer traspaso no fue tan difícil, mi abuelo -fundador de la empresa falleció joven, entonces sus hijos no tuvieron la necesidad de enfrentar a ese padre omnipotente que lo sabía todo.

No fue lo mismo con nuestra generación, porque mi padre está próximo a cumplir 90 años, está vivo y activo, hoy sigue siendo fuente de consulta.

No es fácil el traspaso de una generación a otra, por eso es importante dejar las reglas claras, establecer un plan ordenado de retiro para dar paso a las generaciones jóvenes que traen un bagaje de nuevas ideas y fuerzas para llevarlas a cabo.

 

¿Qué pueden aportar las nuevas generaciones de la familia Szychowski?

Frescura, nuevas ideas y capacidades. Hoy todo cambia muy rápido, hasta las expectativas personales cambiaron, nuestra generación aspiraba a hacer una carrera, casarse, formar una familia.

Hoy yo veo que mis dos hijos tienen otras prioridades, los dos son profesionales, pero de casamiento ni hablar, tienen otros objetivos inmediatos, buscan reforzar su formación académica con posgrados, viajar por el mundo, conocer nuevas culturas.

Una empresa que no se actualiza muere. En los más jóvenes de nuestra familia hay mucha gente

preparada y con muchas ganas, algunos ya están en la empresa y otros se están preparando, es una empresa que tiene un gran futuro por delante.

 

 

Por Rafael Cortés

 

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