Guaraní: acusan al intendente de avalar la venta de alcohol en una recepción y de desoír a una jueza

Los policías no actuaron para no entrar “en discordia” con el alcalde. La magistrada se retiró indignada de la celebración. Finalmente, en la cena sirvieron alcohol a los presentes. Un escándalo en la Zona Centro.

“¿Dónde dice que no se puede vender alcohol en las recepciones? Yo me hago cargo”. Con estas palabras, el intendente de la localidad de Guaraní, en la Zona Centro, desató un verdadero escándalo en los primeros minutos del domingo en su pueblo. Porque hizo prevalecer su decisión ante la Policía y también ante la jueza de Paz, Myriam Jaqueline Rosciszewki. Todo esto de acuerdo con los informes que  llevaron adelante policías de la comisaría del pueblo y que elevaron a sus superiores.
La fiesta de egresados se desarrollaba en el complejo polideportivo municipal, ubicado en Antártida Argentina y San Martín. Hasta allí llegó una comisión policial, quien notó rápidamente que en la parte posterior del predio se  encontraba una cantina, provista de botellas de cervezas, que estaban a cargo de Jorge Luis Pereyra. El hombre, sin
dudar, admitió que estaban vendiendo esas bebidas, indican los documentos policiales.
En eso se acerca Rosa Quintiliano, presidenta de la comisión de la Fiesta de Egresados del Bachillerato Pedagógico 1, quien le informó a los policías que había sido el intendente Miguel Ángel Vargas el que había autorizado la venta de alcohol en la celebración. La mujer es además esposa del comisario Héctor Fabián Da Silva, que presta servicios en la Subdirección General de Seguridad.

La patrulla explicó a Quintiliano que el artículo 58 y Bis de la Ley XIV Número 5 (el Código de Faltas) prohibía la fiesta de alcohol en las recepciones. Entonces intervino el propio Vargas, quien les dijo a los agentes que él se haría cargo, según los informes.
Los policías avisaron a su superior, el jefe de la Unidad Regional II, comisario mayor Juan Francisco Gómez, quien les ordenó que se retiraran “para no continuar en discordia” con el alcalde. Los uniformados se entrevistaron entonces con la jueza de Paz. Allí vino otra sorpresa. La magistrada Rosciszewki estaba al tanto de la situación, porque uno de los egresados era hijo suyo y hasta un rato antes había tratado de convencer a los padres de que no se podía consumir alcohol. Pero que el intendente Vargas había rechazado sus dichos diciendo que sí había autorización de vender bebidas alcohólicas.
La jueza, indignada, se marchó. “La Policía no decomisó vinos y cervezas de la cantina porque el intendente Vargas se opuso”, le dijo la funcionaria a la radio Red Ciudadana. “Soy parte de la comisión organizadora, mi hijo se recibía. Tuvimos un montón de reuniones donde se tocó ese tema. Desde un primer momento informe que no se debía vender alcohol. Y todos estuvieron de acuerdo. En un momento determinado de la noche, el intendente Miguel Vargas anunció que se abría la venta de bebidas alcohólicas. Inmediatamente me retiré del lugar”  “Di la orden de aviso a la Policía, no clausuramos la fiesta, sino el decomiso de bebidas alcohólicas en la cantina.

 

Finalmente no lo hicieron, porque el Intendente se puso enfrente y lo impidió. Amenazó a Dios y a medio mundo, a mí que iba a perder mi puesto. Yo no tenía el test de alcoholemia para hacerle, pero por su forma de hablar,
estaba alterado por el alcohol”, añadió.
Rosciszewski manifestó que  “yo nací, me crie acá, no como el intendente. Estos chicos fueron mis alumnos de primer y segundo grado. Era un momento especial para mí y mi familia”.
La Jueza reiteró: “Avisé a la Policía, lo que sigue ahora es sancionar a la comisión organizadora del evento porque no cumplieron la ley”.

El intendente acusó a la jueza de Paz
Vargas, por su parte, habló con FM Show y dio su versión.  “Fue un detalle de la comisión organizadora, que incluyó una vuelta de bebidas, con una gaseosa y una cerveza por mesa. Yo asistí, pero no organicé. Yo no autoricé la venta de bebidas alcohólicas, pero cuando estaba los mozos dejaron esa botella en cada mesa. Yo noté eso, pero antes que yo estaba la jueza de paz suplente y me dice que no estaba de acuerdo, pero dejamos pasar por tratarse de una botella por mesa», aseguró.
«Le pregunté al mozo si iba a seguir y me dijo que no, se bebió, pero no se vendió alcohol. La jueza de Paz quiso arruinar la fiesta de los chicos, eso pasó», afirmó y admitió: «Fue un error y me tengo que hacer cargo”.

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