Derechos Humanos trabajó fuertemente para evitar desalojos

Lilia «Tiki» Marchesini, ministra de Derechos Humanos de Misiones, repasó lo que dejó este primer año de gestión. Para ella fue «un 2016 bastante complejo, digo, desde el marco social no es un año simple, los niveles de necesidad aumentaron mucho. Esto tiene que ver una modificación de las políticas nacionales y que repercuten en la sociedad toda y también en nuestra querida tierra colorada», señaló.

Ese cambio de las políticas desde el nuevo gobierno nacional obligó al equipo de trabajo del ministerio a cambiar sus planes iniciales, «nos colocó quizás en un desafío diferente al que por ahí lo planteábamos en diciembre que veíamos con una política muy fuerte de memoria, verdad y justicia. No para dejarla de lado pero sí ante la urgencia de otras necesidades»

Lamentó no dar soluciones inmediatas a los conflictos sociales que buscan una respuesta desde el ministerio provincial, «si bien uno como funcionario tiene herramientas disponibles, no siempre todos los movimientos que tiene que hacer el Estado son inmediatos ni a nivel administrativo ni a nivel orgánico».

Respecto a los procedimientos más relevantes que recuerda de este 2016, totalizó como 16 a los casos de desalojo donde tuvieron participación, «en general eran todos ordenados por la justicia, algunos pudimos frenarlos solicitando al juez que revisara la instancia incluso haciendo utilización de esta ley que impedía las ejecuciones de desalojos. En otros tuvimos respuestas políticas de la legislatura por ejemplo del ingeniero Carlos Rovira con la expropiación de la chacra 187. En otras instancias tuvimos también intervención con otros mecanismos del Estado, del Gobierno Provincial y de la Legislatura como fue con la chacra 189. Es decir, fueron todas circunstancias diferentes, distintas. Hoy estamos trabajando con esta posibilidad de reinserción con el organismo del IPRODHA y una mesa que está encabezada por el Vicegobernador Oscar Herrera para dar solución a las 88 familias que están desalojadas desde el mes de mayo en el acampe. Forman parte del acampe, es la denominación que le dimos pero en realidad son cuatro bloques importantes de personas, de familias. El acampe es autódromo, es Néstor Kirchner, es Cocomarola, es toda esa zona», detalló.

«Esta mesa de trabajo que se establece hace dos meses, como para empezar a revisar el criterio desde el IPRODHA (Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional) de poder dar una solución con los lotes sociales»

«Yo creo que hay una presunción de que la persona que vaya a vivir a un lote social es alguien que viene con un chiché de una persona peligrosa y no desde una mirada solidaria donde hay un otro que está necesitando y que a lo mejor hasta puede ser tu mejor vecino el día de mañana. Creo que ahí se dio una circunstancia donde no se llegó ni siquiera a conocer cuál era el proyecto de los lotes sociales, los vecinos tuvieron una posición muy cerrada e inmediatamente lo judicializaron y eso frenó cualquier otra posibilidad»

«Ahora en el Concejo Deliberante tiene el proyecto y todavía no lo apoyó, no lo aprobó» refiriéndose a las consecuencias que puede haber para las 500 personas que están esperando la decisión de los concejales, «al demorar el trámite y el tratamiento, sabrán ellos a lo que les están exponiendo a estas 88 familias que tiene el 54% de niños», manifestó.

«A mí me parece un poco irresponsable pasar un proyecto de esta naturaleza para tratar el año que viene pensando que estas familias van a tener que vivir cuatro meses bajo el calor, bajo el agua, en condiciones que realmente son de mucha vulnerabilidad», opinó sobre el accionar del cuerpo deliberativo.

«Hoy estamos buscando como Estado una solución inmediata. Alguien que no puede pagar un alquiler, un alquiler de los valores que hay hoy pero que sí puede pagar un lote social con una cuota social e ir haciéndose su casita teniendo acceso a los servicios. A mí me parece que este criterio es un criterio que busca una solución realmente accesible, humana. En esto apelo y también lo decía la otra vez, que yo creo que la cabeza de nosotros como misioneros tiene que tener un giro o tiene que ir tomando un giro de profundidad en lo que es nuestro rol como activistas sociales. En esto hay un montón de organizaciones civiles que dan el ejemplo a la sociedad, organizaciones que han acompañado incluso a estas 88 familias consiguiendo alimento, colchones. 

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