Caso Kachuk, el juicio: condenaron a Ríos a 19 años de cárcel y a Acevedo a 5 y cinco meses; el médico fue absuelto

Guido Martín Kachuk estaba contento el 21 de febrero de 2011. A los pocos días iba a cumplir 18 años y ese día había rendido en el colegio y aprobó el examen. Cenó con su familia y salió rumbo a la parada de colectivos de Lavalle y Chacabuco, en Posadas, para ir a visitar a su novia en el barrio San Onofre. Esperó y esperó y como el colectivo no aparecía, desistió. Ya iba ir para su casa cuando aparecieron dos asaltantes, que en el intento de sacarle el celular LG negro lo balearon con un revólver Tala calibre 22 en el abdomen. Murió horas después, desangrado en el hospital Madariaga.
Ese hecho conmovió a la sociedad posadeña hasta los huesos. Morir por nada, por un celular. Pero el caso tuvo un condimento más: se puso en tela de juicio el accionar del médico que atendió al adolescente en el sector Emergencias del hospital Madariaga. Por eso, además de los asaltantes, que siempre confesaron el hecho, llegó a juicio el doctor Manuel Ignacio Ibarra, imputado del delito de «homicidio culposo», que se aplica a quien mata no con intención, pero por imprudencia o impericia.
El debate oral y público por el caso terminó hoy por la tarde en el salón de usos múltiples del Palacio de Justicia con la condena de los tres imputados. El Tribunal Penal Uno, conformado por Eduardo D’Orsaneo, Martín Errecaborde y Ángel Dejesús Cardozo, encontró a Ricardo Raúl «Ricky» Ríos culpable de los delitos de tentativa de robo calificado, tentativa de homicidio y portación ilegal de uso de armas. Lo castigó con 19 años de cárcel.
A Maximiliano Ángel «Maxi» Acevedo lo sentenció con cinco años y cinco meses de prisión por tentativa de robo calificado. Y dio por concluida la pena habida cuenta el tiempo que el joven pasó preso.
Ríos había llegado al debate preso. En sus dos indagatorias admitió que había disparado a Guido. En una dijo que lo hizo para «asustarlo» y en la otra de manera accidental. La hipótesis del accidente se descartó de plano con las pericias. El revólver necesitaba de dos acciones para ser disparada y un tiro accidental era imposible.
Acevedo llegó al juicio excarcelado. En julio, luego de estar privado de su libertad desde febrero de 2011, lo liberaron. En sus últimas palabras antes del fallo, pidió perdón a los Kachuk. Dijo que estando preso maduró, que formó una familia y que ahora que tiene un bebé sabe del dolor que le causó a esa familia.
El Tribunal también absolvió a Ibarra. Para los camaristas, no fue negligente en la atención de Guido.
El proyectil calibre 22 le había perforado la arteria ilíaca izquierda a Guido, que sufrió una hemorragia masiva.
La fiscal Liliana Picazo había pedido en su alegato 20 años de cárcel para Ríos y para Acevedo y tres años en suspenso, más cinco de inhabilitación, para Ibarra.
Los defensores de Ríos, Miguel Cristaldo y César Ortellado, optaron por una condena atenuada para el asaltante: diez años. Y los patrocinantes de Acevedo, Ramiro Riveros y Ana Josefina Skanata, por una pena por «participación secundaria en robo y lesiones gravísimas», para su cliente. Requirieron que como castigo se compute el tiempo que el joven llevó preso hasta su liberación en julio de este año.
Adrián Benítez, en tanto, se inclinó por solicitar la absolución de Ibarra.
Guido tuvo justicia. Es de esperar que la muerte de ese chico alegre que quería festejar con todos su cumpleaños número 18 no haya quedado en vano.

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