El juez Laboral 1 de Posadas, Manuel Silva Dico, declaró ante los investigadores que les ofreció plata a los delincuentes que anoche lo abordaron en la puerta de su casa de la avenida Lucas Braulio Areco y que los desconocidos lo rechazaron. Tampoco quisieron llevarse solo el coche Peugeot 408 blanco del magistrado, sino que tenían todas las intenciones de tomarlo cautivo.
El funcionario judicial, que terminó con golpes en la cara y en la nuca, dijo que no dudó en trabarse en lucha con el criminal que llevaba el arma: un revólver presumiblemente calibre 22. Y que cuando entró en escena el segundo maleante, pensó que era un vecino que se había acercado a ayudar. Sin embargo, era un cómplice.
Silva Dico dijo que llegaron a meterlo dentro del auto, luego de que el malviviente armado efectuara un disparo. Y que no pudieron poner en marcha el rodado, porque él se negó a darle las llaves, pese al riesgo que implicaba enfurecer al pistolero.
La Dirección de Investigaciones Complejas de la Policía trabaja en el caso, con la supervisión del juez de Instrucción Seis, Ricardo Balor.
Silva Dico fue interceptado en la puerta de su casa, ubicada sobre Areco a 200 metros de Bustamante. Había llegado a la residencia 20.45, procedente de su juzgado. A las 21, salió a buscar a su pareja, que estaba en la casa de la madre. Y en esas circunstancias se encontró con los desconocidos, que sabían quién era, porque todo el tiempo le decían “doctor”.
Una de las pistas que se siguen tiene que ver con un supuesto problema que habría tenido el juez con los vendedores del lote donde reside y que uno de ellos podría haberse tomado una represalia.
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