¿Puede «Robinho» Dujaut ser la usina de fútbol de Crucero del Norte?

En Crucero del Norte se respiran aires nuevos tras la llegada de Héctor «Chulo» Rivoira a la dirección técnica del club.

Aires de renovación y, sobre todo, la sensación de que el club vuelve a apostar a un proyecto con ganas de soñar, luego de la lógica transición que encaró durante este complicado 2016 en el cual fue digiriendo el descenso y también la adaptación a otra realidad económica.

Y dentro de esa renovación una de las «novedades» sin dudas fue la soberbia actuación de un muchacho de la cantera: José Dujaut, posadeño, de 25 años recién cumplidos.

El lunes, ante la atenta mirada del «Chulo» en las gradas del Leoncio Benítez, Dujaut se convirtió en la figura del partido con una actuación en la que no le faltó nada.

Metió dos pelotas de gol clarísimas (una a Sotelo y otra a Wilson Rojas), hizo jugar a los compañeros, recuperó pelotas que fueron contraataques peligrosos, también tuvo sus chances de gol. Y como si fuera poco, coronó todo con un soberbio golazo de tiro libre, maradoniano, clavando la pelota en el ángulo más con una caricia. Un detalle más, «Robinho» jugó con la 10 en la espalda, muy a tono con su destacada performance.

Caída la tarde en Corrientes y la pregunta quedó flotando: ¿Puede Robinho Dujaut convertirse en la usina generadora de fútbol de Crucero?

Goleador

La historia de José Dujaut en el club Colectivero tiene muchas idas y vueltas y parece increíble que con 25 años recién cumplidos, Robinho jugó sus primeros partidos como titular -de cualquier división- nada menos que en Primera.

Todavía adolescente, este posadeño se fue a hacer 4ta y 5ta al Almirante Brown que por entonces dirigía Blas Giunta en primera. Se fogueó, pero no encontró lugar y volvió a Crucero, donde jugó en la Liga Posadeña.

Entrenó con el plantel que ascendió a la B Nacional y luego se fue a Chaco For Ever (Argentino A), donde nunca logró tener oportunidades. Volvió en el Transición 2014 cuando Crucero logró un nuevo ascenso, esta vez a Primera, pero tampoco tuvo chances con Gabriel Schurrer.

Recién a mediados de 2015, cuando el «Chucho» había partido, fue Sebastián Rambert el que confió en el. No se equivocó, entró en el segundo tiempo ante Defensa y Justicia y a los pocos minutos metió su primer gol en Primera (y en cualquier categoría AFA). Poco después se ganó la titularidad.

«Sebastián me hizo jugar de volante, con la obligación de colaborar en la marca, pero también atacar, hicimos trabajos especiales por la dinámica de esa función», comentó José, en diálogo con MisionesOnline.

En el primer partido de ese histórico año en Primera, Crucero tuvo que ir a jugar al Nuevo Gasómetro, enfrentaba al San Lorenzo puntero. Y Robinho enmudeció a más de 30.000 personas cuando tomó la pelota recostado a la izquierda y despachó un derechazo que dejó sin chances a Torrico.

El Ciclón igual iba a terminar ganando 2 a 1 sobre la hora ese partido. «Le metimos un susto, je, je», recuerda Dujaut.

En la B Nacional

Este año, pasó algo parecido al 2015. Robinho no pudo estar por motivos extrafutbolísticos en cancha. Padeció dengue y también una lesión en el tobillo en la pretemporada.

Pero como el año pasado, apenas entró marcó la diferencia. No paró de hacer goles, metió 4 en apenas 6 partidos y ayudó a Crucero a redondear una muy buena campaña en su regreso a la segunda categoría (finalizó 6to). Pico Salinas lo hizo jugar bien de punta, y a juzgar por los resultados, no se equivocó.

Sin embargo, Robinho es un jugador distinto recostado unos metros más atrás.

«Me gusta jugar al lado del doble cinco y arrancar de bien atrás, adelante de mis defensores centrales, para tener la cancha de frente», comentó.

El otro día en el Leoncio Benítez hizo varias jugadas que despertaron la admiración de la gente de Boca Unidos y los relatores partidarios del equipo correntino.

En una de esas, tomó la pelota en mitad de cancha, le pasó por la derecha Tarrito. Robinho se arrimó, tiró una pared, recibió otra vez y encaró en diagonal al área, cuando lo empezaron a rodear dos o tres defensores y tomó las marcas levantó la cabeza y lo habilitó a Guille Sotelo que entraba por la otra banda como un tren bala. El ex Huracán (ex jugador de Rivoira, quien lo hizo debutar en el Globo) trató de tirar un centro en lugar de probar al arco.

«Le dije de todo, por qué no pateaste? Si él le pega bien, le dije que la próxima le pegó yo, ja, ja», recuerda esa jugada Dujaut.

Callado, siempre sonriente, respetuoso, Robinho también tiene mucho carácter y lo demostró cuando estaba en Isidro Casanova, cuando se le plantó al mismisimo Blas Armano Giunta (aquel del «huevo, huevo, huevo» en la Bombonera) en una práctica en el cual el ex Boca no le habló con las mejores maneras al misionero y a otros de su camada (estuvo con Gastón Giménez, hoy en Godoy Cruz, y Rodrigo Grhal, hoy en Almagro).

«La verdad es que si tengo que elegir prefiero jugar más retrasado, pero con jugar ya me conformo, vamos a ver», aventura este jugador que puede ser la usina de fútbol de un Colectivero que lo necesita. El otro día se calzó la «pilcha» de asistidor, de figura, de generador de fútbol. La 10 le quedó muy bien a José Dujaut.

MB

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