Los tiempos de la política

A punto de cumplir un año en la presidencia, Mauricio Macri exhibe pocos resultados que inviten a la celebración. La economía se hundió en una profunda recesión y los signos de reactivación se postergan indefinidamente, quizás para marzo, bien entrado el año electoral, que a su vez será clave para la continuidad de la alianza en el Gobierno.

Los datos económicos sorprenden incluso a quienes coinciden en el modelo. La caída de la actividad económica “fue un poco peor de lo que se esperaba”, admitió el economista Daniel Artana, jefe de la fundación ortodoxa Fiel.

Es que los últimos indicadores son preocupantes. El Estimador Mensual de Actividad Económica de septiembre de 2016 mostró una variación negativa de 3,7 por ciento con relación al mismo período del año anterior y también una caída de 0,8% con relación a agosto. Es decir, se hunde la economía, arrastrando los brotes con los que el Gobierno había imaginado un reverdecer.

El entusiasmo por el cambio se diluye en la calle. El Indice de Confianza del Consumidor cayó en noviembre 27,2%, respecto del mismo mes del año pasado, por lo que registró la peor baja en lo que del año, pero en relación a octubre pasado, el índice mostró una caída del 4,6%, según se desprende del informe del Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella.
El modelo elegido parece sostenerse. El Presidente anticipó que quiere revisar los convenios colectivos para atraer las inversiones que no llegaron durante el 2016. «Hay que decidir en qué recortar”, dijo Macri en el cierre de la Conferencia de la Unión Industrial Argentina. Claramente, lo que espera recortar abarca la dimensión de beneficios sociales y laborales para lograr convencer a los empresarios que inviertan y “recuperen competitividad”.

“No podemos salir al mundo y enfrentar la tremenda renovación tecnológica con convenios laborales del siglo veinte. Tenemos que sentarnos en la mesa a discutir todos los convenios laborales”, advirtió a los sindicatos que ya entraron en un estado de alerta.

Sin embargo, la idea fomentar las inversiones con más recortes, choca con un escenario adverso. Ante un mundo que se cierra sobre sí mismo, más que nunca será necesario el consumo interno para colocar la producción. El consumo explica buena parte de la economía argentina y, en depresión, resulta poco atractivo.

La economía es el problema central de la gestión de Cambiemos, a la que suma nubarrones políticos. La oposición marcó la cancha con temas clave y desnudó la fragilidad de la alianza gobernante. Después de las advertencias de Roberto Lavagna sobre el destino de colapso del modelo económico con alto endeudamiento y ajuste, Sergio Massa primereó con la propuesta de debatir un proyecto de cambios en el impuesto a las Ganancias a medida de la oposición. El ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay y el del Interior, Rogelio Frigerio, tuvieron que ir de urgencia al Congreso a negociar una tregua para evitar una derrota inesperada. A las apuradas, el Gobierno se vio obligado a mostrar su propio proyecto sobre Ganancias y, si para muestra alcanza un botón, las perspectivas no son buenas para los trabajadores. Lejos de dejar de pagar el impuesto, como prometía Macri en campaña, el proyecto de reforma oficial implica que unos 500 mil nuevos trabajadores deban tributar Ganancias. El cálculo surge del porcentaje de inflación estimado para el año que viene más las paritarias, que pueden considerarse en un 20%, y los derechos que se recorta en el nuevo esquema de liquidación de deducciones del impuesto.

El proyecto además propone nuevos valores de alícuotas no sólo para 2017, sino también para 2018 y 2019, con lo que Macri confirma que continuará con la aplicación del impuesto hasta el final de su mandato, contrariamente a lo que había prometido en campaña. Otro punto polémico es que elimina la posibilidad de deducir del impuesto a los cónyuges y padres a cargo, en tanto que reduce de 24 a 18 años la edad de los hijos con posibilidad de deducirse. Bastante distinto a la promesa de campaña.

En paralelo, la administración Macri se vio forzada a negociar con referentes sociales la entrega de recursos para evitar conflictos de fin de año, ante la inminencia de una declaración de emergencia social que era impulsado por  la oposición. Además de tener que admitir la magnitud de la crisis social, el Gobierno tuvo que comprometer 30 mil millones de pesos para los próximos tres años. Rara parábola de un Gobierno que quiere terminar con el clientelismo, pero en vez de aumentar los montos de programas sociales universales, usa la billetera como disciplinadora.

Macri también sufrió una derrota política en el Congreso, donde los senadores del Frente para la Victoria sepultaron la reforma electoral que incluía el voto electrónico. A instancias de varios gobernadores y después de escuchar a numerosos especialistas que alertaron sobre la vulnerabilidad del sistema propuesto, los senadores rechazaron el proyecto que no podrá implementarse sino en 2019. Las elecciones de Estados Unidos, donde triunfó Donald Trump, no ayudaron a apurar la reforma: especialistas pidieron que Hillary Clinton pidiera el recuento en tres estados, donde expertos en seguridad electrónica sospechan que hubo una manipulación de datos informáticos, un posible hackeo.  Según la web Cook Political Report, dedicada a recoger el recuento electoral, en Pensilvania la ventaja de Trump sobre Clinton fue de unos 70.000 votos, en Wisconsin de poco más de 20.000 y en Michigan la cifra que separa a ambos se reduce a unos 10.000. Estos tres estados se habían inclinado hacia candidatos demócratas en las pasadas elecciones. Los tres estados dependen de máquinas de sufragio electrónicas. El sistema político de Estados Unidos deja otra perlita: en el voto directo, Clinton superó a su rival por dos millones.

Misiones no quedó entrampada en la sed de revancha de Cambiemos con las provincias que rechazaron la reforma política. El gobernador Hugo Passalacqua y los senadores respaldaron la iniciativa y lo seguirán haciendo porque en la Provincia hace años se viene utilizando el sistema a pequeña escala.

Sin embargo, el traspié y los apurones por la reforma en Ganancias, son una muesca en la relación entre el Gobierno y la oposición. Hasta ahora hubo fluidez para las iniciativas oficiales y pocas iniciativas que fueran en sentido opuesto. Puede decirse que el año electoral ya empezó y que hubo un quiebre.

“El tiempo se acabó”, definió con simpleza Martín Oria, presidente de la Asociación Misionera de Hoteles, Bares, Restaurantes y Afines. Se refería a la paciencia de los empresarios, agotada de tanto esperar respuestas de la Nación a los ingentes reclamos de medidas que mitiguen las asimetrías que se profundizaron con la devaluación y los sucesivos tarifazos aplicados durante el año. La única respuesta hasta ahora fue la reimplantación del ITC diferenciado para los combustibles, pero únicamente para Posadas, cuando Passalacqua y los empresarios pretendían que sea para toda la provincia. El beneficio fue anunciado la semana pasada, pero hasta ahora no hay certezas de cuándo se aplicará, aunque se estima que sea en diciembre.

Lejos de conformar, despertó el reclamo de las cámaras empresarias del interior, que se sintieron discriminadas por Macri y con padecimientos similares a los de Posadas.  “Despertaron otros pueblos”, insistió Oria, uno de los que más trabajó junto al Gobierno provincial para recuperar el ITC, pero también para que se apliquen otras medidas de compensación que todavía están en veremos.

El sector empresario está dividido entre quienes quieren tomar medidas más fuertes que hagan visible el descontento con la Nación y otros que pretenden tomar los beneficios y seguir las negociaciones por más. Un grupo más reducido, advierte, con total claridad, que el éxito de sus comercios no puede depender exclusivamente de las medidas que tome el Estado, aunque éste sea responsable por las políticas macro que influyen en este punto del mapa, con mucho mayor fuerza que en el centro del país. La rebaja de las naftas, significará, ni más ni menos, pagar lo mismo que se paga en Capital Federal. Las asimetrías son externas e internas.

En el Gobierno la postura es clara. El ITC es apenas uno de los puntos reclamados para Misiones. Que haya venido solo para Posadas es una decisión política de Macri, lo mismo que la demora en su aplicación. Pero no se puede despreciar un beneficio que alcanza al 40 por ciento del parque automotor de la Provincia. También hay claridad en el diagnóstico. El combustible más bajo es un calmante, pero no el antídoto sanador de todos los males.

También hay una lectura política que hacen empresarios y funcionarios. El ITC sólo para Posadas obliga a seguir pidiendo, a seguir apelando a la “generosidad” del Gobierno nacional, que se reserva un elemento para ofrecer el año que viene, en tiempos electorales. Ese juego favorece al PRO local, que ve con celos -lógicos- la buena relación entre la Provincia y la Nación. Sus principales referentes salieron a cuestionar al Gobierno provincial por el escaso favor de Macri y prometieron convertirse en los hacedores de que llegue a todo el territorio.

Durante todo el primer año de gestión, vale decir, no han logrado destrabar ninguna de las demandas de Misiones. El último episodio involucró al Fondo Especial del Tabaco. La Nación debe sólo en concepto de FET 618 millones de pesos, a los que hay que sumar otros 200 en otros planes productivos, de obra social y becas estudiantiles. Los productores amenazan con salir a las rutas en las próximas horas y el reclamo se trasladó incluso al Congreso, donde fue convocado el ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile. Los diputados misioneros de la alianza PRO salieron rápidamente a prometer la liberación de 500 millones, pero lo cierto es que hasta ahora no hay un documento firmado. Curados de espanto, productores y el Gobierno provincial, no dirán una palabra hasta que esté acreditado el giro bancario.

El PRO local necesita algo para mostrar ante la inminencia de las elecciones. Tiene poco y los coletazos de las medidas tomadas por Nación incluso generaron ruido interno. El presidente del partido nacional, Humberto Schiavoni es el más cuestionado, aunque minimiza los cuestionamientos locales, ya que él se ocupa de las cuestiones nacionales. El también director ejecutivo de Yacyretá asegura que el año que termina fue “de transición complicada” por de la herencia de un Estado devastado, pero apeló “a la comprensión de la gente”.

La alianza Cambiemos en Misiones también debe despejar las disputas por el reparto de candidaturas para el año que viene. Con el radicalismo como socio forzado, hay menos espacios y muchos aspirantes. Y asoma un viejo amigo-enemigo. Ramón Puerta quiere ser candidato a senador y, por dentro de Cambiemos o por fuera, robará votos y protagonismo. El ahora embajador en España, quien fue candidato de Sergio Massa en las elecciones del año pasado, puede darse el gusto de armar su propia coalición que lo tenga como referente, sin necesidad de optar por uno u otro espacio.

Para la Renovación, ese escenario es el más conveniente, ya que ante una oposición fragmentada, es menor el nivel de exigencia en las elecciones.

Hace un año, el conductor de la Renovación marcaba el rumbo de acompañamiento a Macri durante sus primeros pasos en el Gobierno. Todo el mundo espera saber qué dirá el próximo 7 de diciembre, cuando se haga la sesión de elección de autoridades legislativas.

Rovira será reelecto y en la Renovación buscan que se repita el mismo esquema en las vicepresidencias “honrando el valor del voto”.

Este viernes se realizó la cena anual encabezada por la Cámara de Representantes, centrada en la participación de los diputados de todos los bloques políticos, junto a colaboradores y otros dirigentes políticos de la provincia. Como en años anteriores, el ritual impulsado por Rovira trata de resaltar la importancia de las relaciones en la política y la construcción del misionerismo en base a los disensos y las distintas ideas del conjunto. Siempre poniendo a Misiones como eje, como centro y como rector de las acciones de ahora y del futuro.

Passalacqua advierte que ese es el eje que debe marcar su gestión, cercana y de cara a la gente. Esa cercanía, que se expresa en la búsqueda permanente de inversiones o en detalles como la decisión de instalar con celeridad un puente sobre el arroyo Chafariz para dar respuesta a las comunidades que debían superar un arroyo para ir a la escuela, le granjea el afecto en la chacra y en los pueblos. Por eso mismo, es blanco de las maniobras opositoras que buscan, por extensión, dañar a los candidatos de la Renovación. No es casual que ante las elecciones docentes que se harán este martes, surgieran operaciones contra Passalacqua, que viene siendo el garante del dinero que cobran los trabajadores de la educación ante los atrasos de la Nación. En las últimas horas se pretendió instalar una polémica por el salario del Gobernador. Un candidato opositor aseguró que el mandatario se duplicó el sueldo y cobra más de 80 mil. El último recibo lo desmiente. Cobra apenas por encima de lo que empezó a recibir en diciembre pasado y redondea 43 mil pesos.

Termina el año y Misiones termina en mejores condiciones que prácticamente todas las provincias por una política que se ha vuelto bandera desde 2003. Sin sumar nueva deuda, no se compromete el futuro de los misioneros. El propio presidente del Banco Nación, Carlos Melconian, un crítico del excesivo endeudamiento que está tomando Macri, advirtió que la espiral de endeudamiento de las provincias causará un grave daño a la economía. Más de la mitad de las provincias se endeudaron este año y Misiones se mantuvo distante, sobrevivió un año durísimo con los recursos propios, con transparencia, austeridad y manejo responsable de las cuentas públicas. Se evitaron gastos innecesarios para  poder priorizar las respuestas a las necesidades de la gente. Si la economía mejora en 2017, Misiones estará mejor parada.

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