Con la ayuda de Macri, Pescarmona zafó de la quiebra y pelea por fabricar nuevas turbinas para Yacyretá

Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), el fabricante de turbinas de origen mendocino y una de las empresas argentinas que supo ganar contratos importantes de ingeniería en países como China, EE.UU., Vietnam o Malasia, zafó la semana pasada de la quiebra gracias al aval que le dio la Justicia para reestructurar su deuda que supera los u$s1.100 millones.

Para evitar la quiebra, fue fundamental el aval del Banco Nación, uno de los acreedores, que aceptó los términos de la renegociación por expresa instrucción del presidente Mauricio Macri, quien busca salvar a la empresa y a los puestos de trabajo. Impsa es una de las pocas compañías argentinas que supo convertirse en una multinacional y pelear por obras importantes en países de los cinco continentes.

Pero la otrora exitosa empresa de Enrique Pescarmona -uno de los empresarios más importantes del país- entró en cesación de pagos en el 2014 por problemas con el gobierno de Venezuela, donde construyeron la represa de Tocoma y dificultades en otros países.

Ahora Pescarmona tiene la posibilidad de buscar una nueva renegociación con acreedores, tratar de mantener el control de la compañía y buscar negocios. «Necesitamos contratos, trabajo», repiten los ejecutivos de la empresa.

Yacyretá y su puesta en valor

La represa de Yacyretá podría ser una de las claves para el resurgimiento de Impsa, la misma que fue importante para su crecimiento como empresa multinacional argentina en los años 80 y 90.

Impsa construyó 7 de las 20 turbinas de Yacyretá. Las otras 13 las fabricaron General Electric (4) y Voith (7).

Ahora la nueva gestión de Yacyretá llamó a concurso de precios a esas mismas tres empresas para comprar dos kits de turbinas tipo Kaplan que necesitan para ir reemplazando partes en el parque generador actual, que está en pleno proceso de mantenimiento.

Las turbinas sufrieron un desgaste acelerado por el funcionamiento de la represa a cota reducida durante muchos años (el viernes próximo se cumplen 5 años desde que Yacyretá funciona a cota máxima).

Ese contrato es por u$s80 millones, según informó Humberto Schiavoni, titular de la EBY, en una presentación sobre su plan estratégico hasta el 2019.

Pero además, es el primer paso para otros dos contratos más jugosos. El de la instalación de tres turbinas en el brazo de Aña Cuá, una obra de 550 millones de dólares y el de la instalación de otras tres turbinas adicionales en la actual represa, que se sumarán a las 20 existentes. Ese trabajo es por 930 millones de dólares.

En total, se trata de trabajos por $1560 millones y una parte significativa de esos trabajos, que durarán unos 45 a 48 meses, será para el fabricante de turbinas que gane la licitación.

Mientras tanto, Pescarmona lucha por retener el control de la empresa, que podría quedar en manos de los acreedores.

La jueza argentina Gloria Cortez decidió suspender al menos hasta marzo las solicitudes de quiebra de acreedores descontentos, según un fallo. También acordó convocar a ocho asambleas de bonistas en las que Impsa puede lograr que otros acreedores apoyen la propuesta y retiren el control de Impsa a la familia del empresario mendocino.

La compañía obtuvo la aprobación del 52 % de los tenedores de su deuda por US$ 1.100 millones en septiembre.

Eso abrió un camino para resolver una disputa con sus acreedores que sólo comenzó a acercarse a una resolución después de que Macri instruyera al Nación para que diera prioridad al salvataje, según informó la agencia Bloomberg.

En las asambleas de bonistas, la empresa podría obtener el apoyo de más del 66% de los acreedores, es lo que se requiere por ley para que la oferta sea extendible a todos los acreedores.

El BID, el Banco de la Nación y otros dos bancos estatales son algunos de los acreedores que han aceptado un acuerdo mejorado de canje de deuda por acciones.

Después vienen los fondos que compraron bonos de la deuda de IMPSA, como Moneda Asset Management SA, Greylock Capital Management y VR Capital Group, que también están apoyando el acuerdo que dará a los acreedores el 65 % de Impsa. Los tenedores de bonos, cuando una empresa entra en default, tienen la potestad de cambiar su deuda por parte del capital de la empresa. Es decir, pasar de ser acreedores a propietarios o co-propietarios de la firma.

Entre las ocho asambleas de bonistas ordenadas por la jueza, la asamblea clave tendrá lugar el 20 de marzo, cuando los titulares de bonos de Impsa por US$ 390 millones que vencen en 2020 se reunirán para aprobar o rechazar la oferta por mayoría simple de asistencias.

Para Pescarmona, ganar el primer contrato para volver a Yacyretá podría ser también la razón para lograr el apoyo de los acreedores y encontrar otra vez la senda del resurgimiento.

MB

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