Un poco de nafta

Después de mucho batallar, el gobernador Hugo Passalacqua logró un primer gran paso en las permanentes negociaciones con la Nación. El ITC diferenciado para los combustibles se hizo realidad para mitigar, aunque sea un poco, las profundas asimetrías con Paraguay, que se hicieron más dolorosas desde la última devaluación y los sucesivos tarifazos que aplicó  el gobierno de Mauricio Macri. Como “prueba piloto” y por seis meses, la reducción impositiva se aplicará en Posadas, donde los combustibles bajarán entre 14 y 20 por ciento para equiparar los valores con Encarnación, llevando el precio del litro de nafta a unos 16 pesos.

El beneficio no retornó como se pretendía, ya que el pedido inicial de Passalacqua abarcaba a toda la provincia, pero es un primer escalón para seguir discutiendo la extensión a otras ciudades fronterizas, especialmente para que las asimetrías no se trasladen al interior de la provincia. De todos modos, se incluyó al gasoil, que no estaba entre los planteos originales.

Los empresarios recibieron la noticia como un triunfo propio, aunque lamentaron que el Presidente haya dado el beneficio únicamente para Posadas, por lo que se sumaron a la insistencia del Gobernador para que se extienda al interior que también sufre las asimetrías.

La conquista, de todos modos, no puede ser menospreciada. La Nación no quería ceder nada, pero tuvo que reconocer el impacto de la crisis generada en Misiones a raíz del cambio de política económica. El beneficio llegó por la insistencia del Gobierno provincial, que seguirá reclamando por su extensión. Pero Posadas es la zona crítica, por donde se fugan cientos de millones de pesos diariamente.

Hay que contextualizar el alcance de la medida, con la que se logra beneficiar al 30 por ciento de los misioneros, donde se encuentra el 40 por ciento del parque automotor de la provincia. Actualmente la diferencia de precios relativos es mucho mayor con Paraguay que con Brasil, aunque eso puede mutar en cualquier momento con la volatilidad generada por el efecto Trump.

La idea de que se fomenta una asimetría interna es relativa, ya que la pequeña diferencia de precios no motivará el éxodo de gente del interior a Posadas exclusivamente a cargar combustible. Venir, por ejemplo desde San Ignacio, terminaría siendo más costoso que llenar el tanque allí, por el recorrido ida y vuelta.

En cambio, el ITC para el gasoil, que el Gobierno provincial no pidió, si puede generar asimetrías internas porque trabaja con mayores volúmenes.

La misiva enviada por Passalacqua a Prat Gay, en los primeros días de mayo, en la que se reclamaba el ITC para toda la Provincia.
La misiva enviada por Passalacqua a Prat Gay, en los primeros días de mayo, en la que se reclamaba el ITC para toda la Provincia.

El ITC es apenas uno de los muchos pedidos trascendentales para los misioneros que hizo Passalacqua ante Nación, por lo que se convierte en la primera respuesta real a aquello de que gobernabilidad con gobernabilidad se paga.

Este primer gesto y la sintonía fina que se busca entre el Gobierno provincial y la Nación para mejorar la posición de Misiones, generan escozor en la oposición local, cuyos dirigentes entienden que cuanto peor, mejor. Para ellos.

Apenas trascendió que había novedades positivas sobre el ITC, los voceros de la alianza Cambiemos salieron primero a sembrar dudas. Después, ante la evidencia, pretendieron transformarse en entusiastas promotores. Los triunfos tienen muchos padres. Las derrotas suelen ser huérfanas.

Los radicales, desplazados de los centros de decisión, se sumaron a la caravana de la victoria. Pero no lograron ponerse de acuerdo. Mientras la UCR posadeña celebró el ITC como propio, otros ignoraron “las gestiones” radicales y apuntaron al Gobierno provincial por el “corto beneficio” que dio Macri. El diputado provincial Gustavo González no se animó siquiera a mencionar al Presidente en su diatriba.

La estrategia pareció estudiada. Pocas horas después, el diputado nacional de la alianza Cambiemos, Alex Ziegler repitió el latiguillo. El beneficio se consiguió gracias a las gestiones de él mismo en el Congreso, pero fue poco por… culpa del Gobierno provincial.

Argumento insólito, ya que el propio ministro del Interior, Rogelio Frigerio, explicó que la rebaja impositiva fue gestionada por el Gobernador desde mayo. También prometió que no será la única medida tomada en beneficio de Misiones.

El titular de la cartera política –uno de los principales interlocutores de las provincias- dijo que Posadas fue la primera en recibir el impuesto diferencial en virtud de la apremiante situación de los comercios y el enorme flujo diario que compradores que viaja a Encarnación.

Las opiniones de Ziegler revelaron también la profunda grieta que hay dentro de la alianza Cambiemos. El diputado nacional no es considerado como un socio activo por el PRO, que lo desplazó de las conversaciones políticas. El eldoradense se siente afuera. Dice, por lo bajo y sin dar nombres, que dentro de esa fuerza política “hay quienes tienen la vocación de ser filo-renovadores y estamos nosotros que estamos construyendo una alternativa”.

“Claramente se ven acuerdos muy cercanos con la Renovación que creo no son el camino que le propusimos a la gente el año pasado”, acusó.

No es la única diferencia que surgió en las últimas semanas. Con el 2017 cada vez más cercano, en el PRO comienzan a surgir discrepancias en la forma de conducción política. El presidente de Cambiemos en Misiones, Sergio Bustos, apuntó directamente a Humberto Schiavoni, presidente del PRO nacional y lo acusó de haber desplazado a dedo a muchos dirigentes que trabajaron por la candidatura de Macri. “Es es el único integrante del Pro que está involucrado en la causa Sueños Compartidos”, criticó Bustos.

“Eso es lo que queremos cambiar, de cara al 2017 queremos presentar candidatos que no tengan mochilas del pasado ni causas penales” afirmó. “Hay 18 provincias donde los referentes del PRO están en contra de la dirigencia del partido que está en manos de Schiavoni”, sentenció.

Ziegler también marcó diferencias con una propuesta que comenzó a tomar fuerza dentro del PRO: la de cobrar peajes en los pasos fronterizos, como forma de frenar el flujo hacia los países vecinos, pero también la inmigración. “Eso sería joder a la gente y lo menos que podemos hacer los políticos es no joder a la gente”, se desmarcó en respuesta a las palabras de Alfredo Schiavoni, delegado del ministerio del Interior en Misiones, quien le dio forma al proyecto que cuenta con el visto bueno del ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

En cualquier instancia, esta suerte de esquizofrenia que exhibe el PRO en relación a los inmigrantes, no deja de sorprender. Hasta hace poco Macri ofrecía recibir a tres mil sirios como parte de un acuerdo con Obama. Ahora piensa en cobrar peajes para frenar la inmigración. La política exterior parece bailar siempre al ritmo que se impone desde afuera, pero se contrapone con la misma idea del Presidente de “abrir Argentina al mundo”. Esa idea, de todos modos, parece haber llegado tarde. Trump, con la promesa de un muro entre Estados Unidos y México, y los principales países de Europa, con el Reino Unido a la cabeza, están tomando la dirección contraria y apostando al proteccionismo dentro de sus fronteras.

Ese escenario no es el que más le conviene a la Argentina, que necesita financiamiento externo y también dónde colocar sus exportaciones para generar divisas que permitan después repagar la deuda externa que se está tomando a niveles extraordinariamente altos, solo comparables con las épocas más duras de la historia argentina.

La idea de cobrar un “peaje” en las fronteras, no solucionará, en la práctica, ninguno de los problemas de la economía real. Ni las asimetrías en Misiones.

En Iguazú también hay asimetrías, claro está. Pero con Brasil, la diferencia de precios es un tanto menor que con Paraguay y no se produce una fuga tan intensa como en la capital. Sin embargo, la Cámara de Comercio local reveló el cierre de 288 comercios en lo que va del año, casi un centenar más que los registrados en Posadas.

Los funcionarios provinciales que fueron los encargados de seguir las negociaciones con la Nación, recuerdan que el pedido del ITC era para toda la provincia y que la extensión depende únicamente de una decisión de Macri, lo mismo que la aplicación del artículo 10 de la ley Pymes, a la que Misiones se adhirió formalmente. “No se necesita de una reglamentación específica, sino de la decisión política del Presidente. La norma está para ser utilizada”, explicó un ministro en relación al promocionadísimo artículo 10, que faculta al Ejecutivo a tomar medidas excepcionales para beneficiar a las economías de frontera que pasan por momentos complejos.

Esas medidas incluyen una reducción del IVA para los productos que se comercialicen dentro de las fronteras, rebaja de aportes patronales y otros beneficios que piden los empresarios. Sin ese artículo, la ley Pymes para Misiones no es más que un compendio de buenas intenciones y regulaciones que en la práctica ya existían.

Pese a lo que pontifican en los medios los voceros del PRO, cualquier modificación en estos parámetros tendría un impacto mucho más significativo en la actividad económica que una reducción de un punto del impuesto a los Ingresos Brutos, herramienta fiscal que permite sostener un Estado solvente en Misiones. El año pasado había exactamente los mismos impuestos en la provincia y quizás un poco más en el país. Sin embargo, todos vendían y la economía gozaba de una relativa buena salud. En menos de un año, todos los indicadores sociales y económicos están peor y en el país se perdieron 127 mil puestos de trabajo, datos garantizados por la credibilidad de las estadísticas transparentes.

Hoy el consumo cayó en casi todas las variables y donde se sostuvo, responde casi con exclusividad a la porción de la sociedad que tiene mayor poder adquisitivo. Se venden más autos cero kilómetros en Misiones, pero cayó la venta de usados.

Según datos relevados por el Instituto Provincial de Estadística y Censos, la venta de motos fue el índice que más cayó -poco más de 20 por ciento- también tuvieron variación negativa la venta de autos usados, diarios, entradas de cine, combustible y motos usadas, mientras que el único sector que aumentó sus ventas fue el de autos cero kilómetro, aunque lo hizo solo en 3 por ciento, impulsado por una agresiva campaña de descuentos y promociones. Otro de los sectores cuyas ventas este año están por debajo de las del año pasado es el de los combustibles. Perjudicados en parte por los incrementos de precios que  se sucedieron en las estaciones de servicio argentinas y la competencia de sus pares de Encarnación, los expendedores de combustibles vieron caer 7 por ciento sus ventas el primer semestre de 2016 en comparación a igual período de 2015.

Está claro que con el ITC solo no alcanza. Lo saben el Gobierno provincial y las cámaras empresarias. La novedad es que hay un grupo de empresarios que comienza a admitir que la salida de la crisis no depende únicamente del Estado, sino de su propia iniciativa.

En los últimos años, el sector empresario gozó de las mieles de una política económica mientras despreciaba a quienes la representaban –muchos hicieron campaña y hasta fueron candidatos del “cambio”-. Pero apenas comenzó a hacerse sentir el daño generado por el giro en el timón, muchos hombres de negocios responsabilizaron al Estado nacional y provincial por su mala racha.

Saludablemente, hay algunos empresarios de edad intermedia, que reconocen que desde ellos mismos también deben partir las soluciones. Las asimetrías no obedecen exclusivamente a los precios, sino, dato no menor, a una forma de gestionar los negocios. Precios altos, caras largas, escasa inversión y mala calidad, son características comunes en muchos negocios locales.

Encarnación está mutando. Ya no es aquella de las postales de zona baja, sino que se convirtió en una moderna metrópoli que compite en servicios con la mismísima capital paraguaya. Sus playas fueron acompañadas con  inversiones en infraestructura y cerca de 80 hoteles –cerca de la mitad de lujo- que de este lado del río Paraná no se consiguen. Es más, algunas inversiones desarrolladas por el Estado fueron cuestionadas por el sector privado. Ahora aparecen nuevas voces que advierten que no sólo el Estado debe invertir, sino que el riesgo debe ser tomado por ellos mismos.

Los encarnacenos picaron en punta y siguen en busca de capitales. La última gran sorpresa fue el proyecto de complejo turístico-recreativo que pretenden instalar con una inversión de US$ 300 millones. Se trata de un Parque Temático que contará con áreas abiertas y cerradas, con juegos variados, y un sector de hotelería, convenciones y biblioteca. Esto generaría un gran impacto social y económico ya que empleará al menos a 800 personas. El proyecto demuestra que en Encarnación se están tomando en serio el desarrollo. Pero fuentes del sector hotelero se lamentan porque la idea ya estaba rondando desde hace un tiempo en Posadas.

Posadas debe ponerse a la altura y generar atractivos e incentivos para el consumo que se equiparen con la creciente competencia del otro lado de la orilla y modifiquen el concepto de ciudad de paso. Para eso, hace falta un Estado fuerte y empresarios que acompañen.

La política fiscal es clave para que el Estado cuente con recursos y pueda actuar. Esa misma política fiscal y la previsibilidad en el manejo de los recursos, permiten a Misiones llegar con aire al final de un año que ha sido extremadamente complejo y difícil para la economía local.

Sin embargo, sin endeudarse la Provincia es una de las pocas con sueldos al día, previsibilidad en los pagos, como el aguinaldo y el plus navideño. A tono con el tiempo, Passalacqua entendió que la gestión más que nunca debe estar cara a cara con la sociedad para buscar las soluciones más urgentes. Esa es la premisa del misionerismo, que sustenta a la Renovación: vivir con los recursos propios, sin depender de la voluntad ajena. El ITC es un alivio, se irá por más.

 

 

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