Caso Kachuk, el juicio: revelan que pese a la muerte violenta, apuraron la entrega del cuerpo, sin la autopsia previa

El relato de Jorge Kachuk ante el Tribunal Penal Uno en el juicio que se sigue por la muerte de su hijo Guido (17), el adolescente baleado en un intento de asalto ocurrido el 22 de febrero de 2011 en la parada de micros de Lavalle y Chacabuco, fue durísimo. El dolor personificado en una persona que con toda entereza le detalló a los jueces Eduardo Ernesto D’Orsaneo, Martín Errecaborde y Ángel Dejesús Cardozo el infierno que vivió hace más de cinco años y que tuvo que revivir esta mañana.
En el segundo día del debate empezaron a desfilar los primeros testigos citados. En total, nueve testimoniales se escucharán durante la mañana de este viernes.
Tal como lo detalló en la entrevista que Jorge le brindó a Radio Libertad y que reprodujo Misiones OnLine, llevó adelante un pormenorizado relato que mostró la desesperación de su familia por hacerle entender al entonces médico de turno del hospital Madariaga Manuel Ignacio Ibarra que Guido había sido lesionado o lastimado en un robo y que no estaba drogado o borracho, como se obstinaba en asegurar el doctor.
“Nunca quiso escucharnos, actuó con absoluta prepotencia”, recordó Jorge Kachuk.
También reveló otras irregularidades, como que Ibarra le instó a que llamara pronto a una empresa funeraria una vez que se conoció el deceso del muchacho. “‘Hay que llamar a Caramuto, porque si no se va a demorar mucho’”, me dijo el doctor y yo le respondí: “¿Esto no es un asesinato? Entonces dijo ‘ya está todo arreglado’”.
Kachuk también dijo que apenas le informaron que su hijo tenía una herida de bala, pidió a una administrativa del hospital que llamaran a la Policía y recibió como respuesta que lo hiciera él.
Precisó que casi cinco horas después del deceso de Guido, el comisario de la seccional Tercera se acercó a él y le dijo que se había producido una mala praxis y que en el hospital ni la bala le habían sacado del cuerpo al joven. Le informó que tenían que practicarle una autopsia.
En ese momento, la familia de Guido presente en la sala de audiencias estalló en llanto. Una mujer debió recibir asistencia por una crisis de nervios.
Jorge recordó que el día anterior al hecho, Guido había rendido una equivalencia y le había ido bien, que no paraba de cantar la canción “Soy Feliz”. Evocó que todo era alegría en la casa y que por eso no dijo nada cuando esa noche el chico quiso ir a la casa de su novia para darle la buena noticia. Estando en la parada para ir a ver a su chica fue que lo abordaron y balearon dos asaltantes.
Kachuk enfatizó que en dos ocasiones el médico Ibarra le dijo que Ibarra le dijo que Guido estaba “sacado, falopeado y borracho. Habló de la ‘jarra loca’. Dijo que eso consumían los chicos y del paco. Nosotros le repetíamos que él no había tomado nada, porque minutos antes había salido de casa. Además, le dijimos que se cuidaba porque era asmático”, remarcó.
“’Tu hijo orinó sangre, le vamos a hacer una tomografía. ¿Le podemos cortar la remera?’, me informó el médico. Sí doctor, pero sálvele la vida, le dije”, declaró.
Jorge dijo que luego de la tomografía, le informaron que el chico había sido baleado. Luego vino la operación de emergencia y el final del adolescente en el quirófano.
Por el deceso de Guido, están imputados el médico Ibarra (por “homicidio culposo”) y Ricardo Ríos y Maximiliano Acevedo, sindicados como los autores del intento de asalto en el que hirieron letalmente al muchacho.

«Es la primera vez que a un fallecido por herida de bala lo derivaran así a la sala velatoria»
En segundo lugar, fue llamado a declarar el comisario inspector Walter Brítez, quien en 2011 trabajaba en la comisaría Tercera, dependencia que investigó el crimen.
El oficial declaró que a las 3 de ese 22 de febrero avisaron desde el Madariaga a la comisaría que había ingresado un joven con herida de bala. Aseguró que entonces mandó a una patrulla a averiguar y que una hora y cuarto después (4.15), Jorge Kachuk le informó a los uniformados que Guido había fallecido.
«Yo tuve que ir a explicarle al padre al salón velatorio que desde el hospital habían obviado algunas diligencias. Debí convencerlo que el cuerpo no podía seguir allí. Fue un momento muy difícil», señaló.
«Es la primera vez que a un fallecido por herida de bala lo derivaran así a la sala velatoria», afirmó el funcionario policial, remarcando una anomalía llamativa en torno al caso.
También compareció el bioquímico Carlos Oscar González, quien ratificó que no encontraron sustancias tóxicas en el cuerpo de Guido.
Otro de los testigos citados fue el médico policial Roberto Zarjanovich. «Yo fui al salón velatorio Caramuto después de que el oficial de la Tercera me informada sobre un fallecido por herida de bala. Fuimos al lugar y llevamos al chico a la parte posterior del lugar donde lo estaban velando para la revisión. Dijo que la herida estaba en la parte izquierda del abdomen, casi pegada a la región lumbar», precisó.
«No me encontró encontrar la herida de bala», sentenció el médico y apuntó un detalle interesante: «La bala calibre 22 es impredecible, puede causar mucho daño o casi nada». A Guido lo mató un proyectil de ese calibre.

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