Se fue de compras pero al pasar los días encontró una desagradable sorpresa en su prenda.
Cailey Fiesel, una joven de 24 años, compró dos vestidos en una tienda Zara en Greenwich, Connecticut. Pocas semanas después, estrenó uno de ellos para ir a trabajar, pero algo no iba bien. De hecho, había un ratón muerto en el dobladillo del forro de la prenda.
Al principio notó un olor peculiar, raro. Conforme avanzaba el día, ese olor aumentaba, hasta resultar molesto. Revisó su vestido y sintió que algo frotaba contra su pierna. Parecía una especie de cuerda rígida. En ese momento, Fiesel no le dio demasiada importancia, y simplemente tendió su mano para intentar localizar la cuerda en cuestión.
Pero no era una cuerda. Ante el absoluto estupor de la mujer, pasó la mano por el dobladillo del vestido y sintió una protuberancia. En ese momento, se percató de lo que estaba sucediendo. Lo que le rozaba la pierna era la pata de un roedor muerto.
«La Sra. Fiesel saltó de su silla en estado de shock», resaltó la demanda judicial que la joven interpuso contra la empresa española. Además, asegura también que la damnificada estaba «paralizada por el miedo y después de quitarse el vestido descubrió que un roedor muerto estaba cosido en el dobladillo», agregó la solicitud.
