Gane quien gane, todo seguirá parecido

Lejos estoy de aventurar quién ganará las elecciones del gran martes en los Estados Unidos y solo describo elementos comunes de la política global, porque sea quien fuere el próximo presidente norteamericano, todo seguirá parecido.

Son dos candidatos difíciles y muy opuestos. Hillary Clinton es el sistema, la política en su máxima expresión, esposa de un expresidente y ex secretaria de Estado de Barack Obama. Donald Trump es el antisistema, candidato de los más conservadores pero fuera del sistema republicano.

El votante sabe que ella está más preparada y es más previsible, pero también sabe que es la candidata del sistema que si bien le da libertades y oportunidades, también los llena de frustraciones.

Él es uno de afuera, nadie puede aventurar como gobernará, pero expresa un nacionalismo pseudopopulista que seduce a quienes están frustrados y quejosos del sistema.

Las redes sociales y las nuevas formas de comunicación, la bronca con el sistema, las ganas de tener un país nuevamente «great» y dominio mundial, seducen y mucho.

No se analiza en profundidad los exabruptos y desvíos de Trump, se los valora como una acción hostil al sistema, confían y lo siguen para que las cosas cambien fuerte en ese sistema aún sin saber como le irá a cada votante.

Hillary apuesta al sistema, quiere dar previsibilidad y racionalidad al país y al mundo. No acepta que Estados Unidos haya dejado de ser un gran país y juega a conquistar el voto frustrado, aun cuando el votante le desconfía por ser parte del sistema. Quién ganará…. Solo sé que esta puja democrática entre sistema y antisistema se va a repetir y se repite cada vez más en este mundo tan especial, tan desigual y tan disconforme. Más allá de ideologías, esperanzas y confianzas por los candidatos, se juega el sistema y el antisistema.
No sé quién ganará, mil casos de encuestas para medir la voluntad de esta potencia, me parecen una liviandad. Igual, creo que lejos está de ser esta elección un peligro para Estados Unidos y el mundo. Ese país tiene instituciones muy fuertes para corregir errores alevosos y por sobre todas las cosas, quien llega a presidente se va a pegar una ducha de agua fría para salir del calor de la campaña y no chocar la calesita. Por último, ninguno de los candidatos puede generar grieta alguna. Por dos razones Por su edad y porque el que pierda FUE en la política de Estados Unidos. Argentinos a Nuestras Cosas que todo seguirá parecido.

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