Juristas, médicos e investigadores del CONICET participaron activamente con pueblos entrerrianos del primer encuentro para frenar fumigaciones

Este fin de semana cierra las actividades del Primer Encuentro de Pueblos Fumigados de Entre Ríos, en el polideportivo municipal General San Martín de la ciudad de Basavilbaso. Las actividades fueron abiertas al público y gratuitas, y contaron con la participación de expertos de distintos puntos del país. Participaron juristas, médicos e investigadores del CONICET, de la Universidad Nacional de La Plata, de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), de la Clínica CENER (Centro de Neurología), de Hospitales Públicos de Entre Ríos, entre otras instituciones.

 

El encuentro tenía por objetivo informar, concientizar y denunciar situaciones sobre los pueblos fumigados de la provincia entrerriana. Entre los profesionales de la mesa de Salud, estuvo Medardo Ávila Vázquez (Médico Pediatra y Neonatólogo), Damián Marino (UNLP – Investigador del CONICET), Santiago Roberto Sanfilippo ( Clínica CENER – Centro de Neurología), Jennifer Heit (médica Hospital Sagrado Corazón de Jesús,de Basavilbaso).

 

De la mesa de Legislación participaron los abogados Mario Arcusín , Aldana Sasia, Fernando Cabaleiro y Daniela Evequoz. También debatieron sobre casos de delito de contaminación ambiental  Marcelo Novillo Corvalán (docente universitario y Exfiscal de Cámara), Norma Herrera (docente universitaria de la Cátedra de Derecho Ambiental de UNC), Darío Ávila, y Lorenzo Rodríguez.

 

El encuentro fue el corolario de una serie de acciones de concientización y difusión de la temática que realizan desde 2015 miembros de Agmer (Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos) en forma conjunta con la campaña Paren de Fumigar las Escuelas.

 

En diálogo con la prensa local la docente Mariela Leiva, docente rural de la escuela 44 Santa Anita e integrante del proyecto Paren de Fumigar contó que si bien vienen trabajando en la problemática desde 2012, fue desde 2015 que intensificaron las tareas y comenzaron a participar de distintas Asambleas Ciudadanas del país. «Hicimos contactos y llevamos la experiencia de la campaña Paren de Fumigar las Escuelas. El 12 de abril pasado se llevó adelante una UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas), también se hizo un campamento sanitario en el cual se encuestó a los vecinos sobre el origen del agua que consumen a diario, que tipo de medicación tomaban, en ver el índice de mortalidad que hay en la ciudad y las causas. En fin, una serie de cuestiones que sirvan para elaborar una base de datos que será entregada al municipio y al hospital zona», explicó.

El grupo trabaja en lo referido a lo ambiental con la Universidad de la Plata y en cuanto a salud con la Universidad Nacional de Rosario.

 

La situación que atraviesan las localidades de la provincia entrerriana, como muchas otras del país afectadas por la fumigación con agrotóxicos, llevó a la reacción de la comunidad y comenzaron a organizarse con diversas acciones.

“El principal objetivo empoderar al docente en esta lucha ambiental. Hay que brindar herramientas a los educadores, tanto en lo que es salud como en el aspecto legal, es la única manera que tienen de defenderse», explicó la docente.

 

Glifosato en el río Paraná

 

Un estudio realizado por científicos del Conicet reveló que la cuenca del rio Paraná recibe una carga contaminante, principalmente en las zonas de agricultura intensiva.  La investigación fue publicada por la revista internacional Environmental Monitoring and Assessment en junio de este año y fue la afirmación científica de que la cuenca está contaminada con el herbicida glifosato o AMPA, su degradación.

El trabajo se realizó entre los años 2011 y 2012, y fue firmado por los investigadores del Conicet Alicia Ronco y Damián Marino, y afirma que la carga contaminante de sus afluentes es mayor donde se realiza agricultura intensiva mediante la fórmula que combina semillas transgénicas, agroquímicos y siembra directa.

 

Mediante el monitoreo  en 23 puntos específicos del río, se comprobó que la contaminación más alta de glifosato corresponde a uno de los afluentes de la cuenca: El río Luján. A su vez, los tramos más alarmantes corresponden a las provincias de Santa Fe y Entre Ríos, por la concentración de habitantes.

 

«La carga de glifosato aumentó a partir de la zona centro de la provincia de Santa Fe, con concentraciones muy elevadas en afluentes como el arroyo Saladillo. Los niveles que medimos en muchos casos dieron más elevados que los cotejados directamente en campos de soja», aseguró Marino.

 

«Se detectó sulfuro, y el problema es que opera como un agente que no permite la degradación normal a través de microorganismos. La falta de oxígeno que origina el vínculo entre el glifosato y el sulfuro hace que el herbicida perdure en el tiempo. La falta de organismos que oxiden, derivada de esta combinación que hallamos en los lechos, origina que el glifosato siga acumulándose», agregó.

 

Finalmente, el científico explicó que «el glifosato es poco afín a permanecer en el agua, por eso lo detectamos muy poco en el centro del río. Pero sí se adhiere en el fondo, se acumula en el barro. En tanto los materiales tienden a movilizarse hacia las costas, entonces tenemos un lodo en tránsito que luego se acumula en las playas”.

 

Por Patricia Escobar 

 

 

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