La obra de Darío Camacho, llevada a escena por el Espacio Cultural Tierra de Paz, bajo la dirección artística de Jorge Vega se presentó el sábado por la noche a sala llena. Todo lo recaudado fue a beneficio de las organizaciones sociales “Dar a Luz” y “Gravida”.
Un escenario acorde al Juicio final, el auditórium del Montoya, donde los 22 actores se lucieron presentando este “divertimento reflexivo” que a través del humor pone en situación la realidad humana, al final de la vida de cada uno.
Donde nos llevarán nuestras acciones, es lo que plantea esta obra. Un Tribunal supremo ha de juzgarnos según lo que hicimos en la tierra, dándonos paso al Paraíso o condenándonos al Infierno.
Una obra divertida, que hizo las delicias de los asistentes, aunque más de uno habrá quedado cavilando luego de finalizada. En la previa de la obra los representantes de las asociaciones “Dar a luz” y “Gravida” explicaron cómo trabajan y a quienes va destinada su labor.
Dos grupos de voluntarios que trabajan por la vida, una que asiste a las embarazadas en riesgo y otra que trabaja con las madres y los bebes recién nacidos.
Para los integrantes del Espacio Cultural Tierra de Paz, la función fue nuevamente un éxito, porque la sala llena y el poder ayudar a quienes vienen trabajando desinteresadamente, son los mejores recuerdos que se llevarán los participantes de la obra.
Recordemos que de los más de 20 actores en escena, solamente dos, Renata Loinaz y Alana Assaf son actrices profesionales, los otros son un equipo de trabajadores del Parque Tierra de Paz, que guiados por los directores Darío Camacho y Jorge Vega dieron vida a esta obra.
Desde que se levantó el telón, hasta la última escena, el público se vio interpelado por los diferentes personajes de la obra, desde la Jueza, el Ángel y el Demonio, pasando por todos los personajes que fueron juzgados. Los deportistas, la maestra, la funcionaria política, todos y cada uno de los que pasaron pueden ser un conocido o tocar algo de nuestras vidas.
Algunos con más humor o picardía que otro mostraba el lado más humano de cada persona, eso que nos hace únicos y que muchas veces exaspera o enamora sin lógica.
Al caer el telón se produjo un espacio de encuentro entre los actores, los integrantes de las organizaciones sociales y el público, para festejar la solidaridad a través del arte.
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