EEUU advierte sobre posible tormenta solar y prepara plan de contingencia

El presidente de EEUU Barack Obama alertó y ordenó a la Administración Federal a conformar un plan dentro de los próximos 120 días para prepararse ante una posible tormenta solar que podría afectar el sistema eléctrico de dicho país como también de gran parte del planeta. En 2012, un fenómeno climático espacial similar estuvo cerca de provocar destrozos en la red eléctrica mundial.

La orden ejecutiva emitida el 13 de octubre, de carácter preventivo, señala que en caso de producirse los eventos podrían afectar al sistema de infraestructura y tecnología, como el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), operaciones satelitales, comunicación, aviación y a la red de energía eléctrica.

«Los fenómenos meteorológicos extremos podrían degradar significativamente la red infraestructura y la red de energía eléctrica», resalta Obama, produciendo un efecto cascada que además generaía inconvenientes en la red de agua, al sistema de salud como también el sistema de defensa.

Investigadores de la Universidad de California, Berkeley, y la Academia China de Ciencias en Pekín, señalaron que en 2012 la Tierra estuvo cerca recibir el impacto de una tormenta similar a la detallada por el mandatario. Los daños, según estimaron, hubieran sido drásticos y la red eléctrica mundial hubiera tardado cuatro años en recuperarse.

Este evento climático es considerado por el mandatario como una posible amenaza de carácter extrema que, tal como señalan los investigadores, podría sumir a gran parte del mundo en un caos del cual demoraríamos semanas, meses y hasta años en reparar debido a la magnitud de los daños en el peor de los panoramas. Sin embargo, Obama señala que «este tipo de eventos meteorológicos espaciales, en forma de erupciones solares, partículas energéticas solares, y perturbaciones geomagnéticas, se producen regularmente» sin afectar a la Tierra, aunque la preparación a la que hace referencia implica un prevención para el peor de las circunstancias.

Obama, quien desarrolla los últimos meses al frente de la Casa Blanca, señaló que la medida tomada «es parte de la política de los Estados Unidos» como prevención para eventos climáticos espaciales en búsqueda de «reducir al mínimo el grado de pérdida económica y de la dificultad humana».

Por otro lado el investigador del Centro de NJIT para la Investigación Solar-Terrestre de Louis Lanzerotti, en una conferencia en Washington, señaló que «a medida que la complejidad de tales sistemas aumenta, por la invención y despliegue de nuevas tecnologías, y que los seres humanos se han aventurado más allá de la superficie de la Tierra, tanto los sistemas construidos por el hombre como la propia humanidad se vuelven más susceptibles a los efectos del entorno espacial de la Tierra».

Los preparativos del plan se desarrollarán dentro de los próximos 120 días y deberán poner a prueba y evaluar los dispositivos para minimizar los daños, por lo cual la orden insta a mejorar la respuesta de los organismos ante casos eventuales, sin tener carácter apocalíptico.

La compañía de seguros Lloyd de Londres estimaba en un informe de 2013 que el coste de la recuperación de una potentísima tormenta solar oscilaría entre u$s 600.000 millones y u$s 2,6 billones.

• Las tormentas solares y los sucesos más recordados

En 1859, una tormenta solar de características como las mencionadas en la orden de Obama conocida como «evento Carrington» dejó inhabilitado el servicio de comunicación por telégrafo en Europa y América del Norte.

En la ciudad de Nueva Jersey durante el año 1889, un evento climático espacial de la misma magnitud afectó a un transformador dejando a seis millones de personas en la provincia de Quebec, Canadá, sin energía.

Un siglo después, en 1967, tres potentes erupciones solares provocaron la inutilización del sistema de radares de EEUU generando aún más tensión entre Washington y Moscú en plena crisis de los misiles.

La tarea encomendada por el presidente estadounidense implica la preparación de un plan en 120 días, lo cual eleva el nivel de alerta ante un posible impacto de un fenómeno de tales características que, si bien se producen regularmente, de llevarse a cabo derivaría en un caos sin precedentes debido a la dependencia existente a la tecnología.

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