Sus biceps constituyen un récord en Brasil: 58 centímetros de diámetro gracias a sus esfuerzos de fitness y sus aceites. Pero quiere ir por más. Quiere ser famoso. Dice que siempre se inspiró en el actorArnold Schwarzenegger, quien fuera fisicoculturista durante los 70 y 80.

«Me llaman Hulk, Schwarzenegger y He-Man todo el tiempo y me gusta. Ya dupliqué el tamaño de mis biceps, pero quiero que sean más grandes», cuenta este hombre quien durante su juventud consumió drogas. «Estuve involucrado en drogas y empecé a perder peso porque no comía, estaba en la mala vida», añade. Pero cuando pudo eludir ese calvario se asoció a un gimnasio y se obsesionó con su cuerpo. Su cuerpo comenzó a transformarse y alguien allí le ofreció inyectarse aceite. Su personalidad adictiva le jugó en contra y empezó con el experimento. Pasó de pesar 55 kilos a 80 kilos.

Segato no puede dejar de inyectarse, pese a que le advirtieron que podrían amputarle los brazos. Incluso su vida corría riesgo. «Los médicos me piden que me detenga, pero es mi decisión hacerlo porque quiero, porque me gusta», explica en diálogo con el diario inglés DailyMail.

A los 48 años, Segato aspira a que su cuerpo le dé un estilo de vida diferente. Una oportunidad. «Mi sueño es que con mi musculatura pueda lograr algo… hacer una carrera a partir de mi cuerpo». Para eso deberá reemplazar al egipcio Moustafá Ismail, quien guarda un récord de 78 centímetros de bíceps. Está lejos, e intentarlo podría costarle algo más que un dolor de cabeza.

De concretarse, la transferencia batiría un récord histórico para el deporte.

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