Crece el hábito de filmarse teniendo sexo y cada vez es más grande el riesgo de que se filtren las imágenes

Según las estadísticas, solamente en el último año se subieron casi 1.500 videos de porno casero argentino a las principales páginas web. Las redes sociales son un factor fundamental en esta tendencia que en la mayoría de los casos termina afectando la vida de los involucrados, desencadenando muchas veces en la pérdida de la pareja o el trabajo, si se trata de adultos. O de abandono de estudios en las situaciones que involucran a jóvenes estudiantes.

Por ejemplo hace diez días se viralizaron dos videos en los que los pilotos Mauro Giallombardo y Juan Bautista De Benedictis comparten una intensa sesión amatoria con Mechy, una promotora de 21 años, una de esas señoritas que, siempre con su herramienta de trabajo en la mano, el paraguas, despliegan sus encantos en los circuitos del automovilismo argentino.

Las imágenes duran 58 y 46 segundos, tiempo suficiente para comprobar que se trató de un fervoroso menage a trois, un trío afianzado en las distintas posibilidades del erotismo, un catálogo de efusividades propias de las películas más taquilleras del género triple x. Al que no le causó ninguna gracia semejante exhibición de destrezas carnales fue a Oscar, el padre de la morocha, que también utilizó las redes sociales para amedrentar a Giallombardo: “Serás bueno como deportista pero como persona sos una rata”, escribió. Y se armó el debate. ¿Qué es lo que lleva a las personas a filmarse en las situaciones más íntimas? Y si eso se convierte en una práctica irrefrenable, como está pasando, ¿qué se debe hacer para que el resultado de esa afición se mantenga en reserva y no se convierta en el pasatiempo de poblaciones enteras?

Patricio Gómez Di Leva, autor del libro Sexualidad inteligente, señala: “Al ser humano siempre le llamó la atención su propia imagen”. Y profundiza: “En la antigüedad, sobre las piedras, abundaban las pinturas de cuerpos masculinos o femeninos. Ahora, muchas personas se excitan al mirarse en los espejos de los albergues transitorios”.

Sobre los riesgos de filmarse a la hora de las caricias, Di Leva plantea: “La gente se filma por la misma razón por la que tiene sexo sin preservativo: piensa que no le va a pasar nada malo. Durante el encuentro sexual se desactivan ciertas áreas del cerebro que tienen que ver con los frenos inhibitorios y por eso hacemos cosas que no haríamos en otras situaciones”.

En los videos de Giallombardo-De Benedictis-Mechy, y en pleno ejercicio sexual, no faltan los saludos “a los Tribilines”, como se conoce a los amigos de los pilotos. O sea: los tres participantes eran conscientes de que su intercambio iba a traspasar fronteras. “Es un acto de inmadurez salir a llorar cuando se conocen estas imágenes”, amplía el especialista.

En Internet hay miles de páginas triple x con contenidos “de producción casera”. Las más visitadas en nuestro país son Poringa y Pornhub. Sólo en el último año, y con el filtro “Argentina”, en Poringa se pueden encontrar 468 “posteos” con imágenes hot, y en Pornhub, 850. Allí, los pilotos y la promotora suman 60 mil “vistas”.

Algunos de los protagonistas ofrecen las imágenes con su “consentimiento”. Y otros son víctimas de algún “hackeo”. Le pasó a la modelo Ivana Nadal, que sintió “una profunda tristeza” al darse cuenta de que su desnudo se había hecho famoso a escala mundial, tanto o más que el de La Maja de Goya. Otro caso: esta semana se supo que el Instituto River Plate expulsó a un alumno de 15 años por filmarse teniendo sexo con una compañera y difundir el video.

Si se trata de proteger “archivos personales en el mundo digital”, Carlos Aramburu, gerente de Intel Security, recomienda: “Ya sea en un teléfono o en una tablet, hay que instalar en los dispositivos una protección que permita bloquear aplicaciones con programas troyanos que roban fotos o videos, que bloquee el equipo a distancia y, si es necesario, borre la información”.

Cecilia López integra Pensamiento colectivo, una organización uruguaya que se dedica a “crear conciencia” sobre los riesgos que implica la viralización de videos audaces. “Es un problema global, sin dudas. Y hay un gran vacío legal”, analiza. “En nuestro país hubo una chica que se sintió tan avergonzada al difundirse imágenes de su intimidad que decidió exiliarse con toda su familia. Por eso, nuestro mensaje es: si te llega un video de estas características, no lo compartas”.

-¿Y cuál es su postura respecto de las personas que se filman?

-Cada uno es libre de hacer lo que quiera. Pero hay que tener cuidado: sobre todo, cuando alguno de los miembros de la pareja es traicionado por el otro y se publica lo que debía mantenerse bajo llave.

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