Ramón Ayala recibió el karaí octubre en Iguazú con Yopará

La noche se prestaba para llevar un impecable ambo de corderoy azul fuerte como el que él tenía. Una chomba color crema, con cuello azul y un par de elegantes zapatos de nobuk. La sonrisa siempre renovada y el estilo franco, sencillo y directo.
Un día antes de su presentación en el festival organizado por la Multisectorial Iguazú, en contra de la instalación de bases norteamericanas en la región, el maestro Ramón Ayala disfrutó del tradicional Yopará en el espacio cultural “La Barcasa”.
El reducto está ubicado en el km 5, barrio Las Orquideas. Hasta allí llegó el “juglar” de Misiones para hechizar a todos con su magia. No eran muchos, era un puñado. Pero cada uno de los que allí estaba se sentía parte de un privilegiado grupo. Tal vez eso animó a la figura a sentirse en un clima muy familiar.

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-“¿Te puedo abrazar?” Le preguntó un muchacho con estilo rasta-man al trovador, pintor, cantor, embajador de Misiones en el mundo. A Ramón casi se le escapa un lagrimón y se apretó en un abrazo que duró largo rato.
No le importó que su perfume fuera tapado por el humo de la leña que él mismo ayudó a atizar para preparar el yopará, tradicional comida misionera que se sirve para recibir al karaí octubre.
Se confundió con el resto como uno más. La gente no paraba de colmarlo de elogios. En un momento se levantó, tomó el micrófono y comenzó a repasar algunas de sus composiciones.
El clima se coloreó con su paleta mientras tiraba pinceladas al aire. “Disfruten cada momento, porque cada segundo que pasa no vuelve”, proponía a cada rato.
En su cara se le notaba la íntima alegría de quien se siente querido. Se tomó su tiempo para desmigajar anécdotas y contar cuentos. En uno de esos relatos, recordó el momento en el que se encontró con una cantante que por entonces se hacía llamar Gladys Osorio, más tarde conocida como Mercedes Sosa.
El gualambao silbó un nuevo rasgido y el cemento del entrepiso soltó polvo cuando un grupo de güainas se le animó al baile.
Y después habló Ramón. Habló sobre las conquistas y el peligro por la instalación de una base yankee en territorio misionero. “Cualquier invasión es terrible, debemos evitarla”, dijo sin dudar.
La noche ya estaba entrada cuando él se retiró. Y la reunión continuó con la magia del duende que dejó flotando.
La Multisectorial de Iguazú es un espacio creado recientemente, donde convergen integrantes de diversos espacios de la cultura, la política y la vida social de la zona. En el marco de una campaña en contra de la instalación de bases norteamericanas en suelo misionero, ya realizó algunos eventos, como la presentación de la especialista en temas de geopolítica Elsa Bruzzone. Las actividades cierran este domingo con la presentación de un festival musical, cuyo número central será el maestro Ramón Ayala. A partir de las 5, en la plaza San Martín.

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