El premio Nobel alternativo fundamentó el apoyo al pedido del camino en el Lote 8

El premio Nobel alternativo Raúl Montenegro remitió un documento de apoyo a la opción de camino solicitada por las comunidades guaraníes, por dentro del Parque Moconá. El reconocido defensor de los derechos de las comunidades indígenas participará en la Audiencia y recuerda que el camino de acceso es una iniciativa original de las comunidades Mbya Guaraní 8 para facilitar los traslados sanitarios, la comunicación y la seguridad del área. El camino, acota, surge del Acuerdo Marco para el Uso Sostenible del Lote 8 firmado en 2012 por las comunidades Mbya Guaraní de Tekoa Yma, Tekoa Kapi’i Yvate e Ita O Miri; la empresa El Moconá S.A., y la Fundación Naturaleza para el Futuro (FUNAFU), asociada a World Land Trust del Reino Unido (WLT). Todas ellas integran la «Alianza Multicultural Público Privada».
Acceda al documento enviado por el biólogo: Porque le decimos sí a la alternativa III  del camino de acceso a lote 8: conservando la naturaleza y la vida de los Mbya Guaraní

Montenegro recordó que las Comunidades Mbya Guaraní de Misiones han contribuido durante siglos a la protección de la selva Paranaense porque “en lugar de ser enemigos o dominadores han coexistido con la biodiversidad”.

 

“Lamentablemente, esta no fue la estrategia dominante desplegada por quienes desde Europa y otros lugares ingresaron a la que hoy llamamos Misiones como si se tratara de una fuente inagotable de maderas, productos y dinero”, apuntó.

 

“Curiosamente, quienes más contribuyeron a proteger la selva, y fueron integrando a la sociedad de los migrantes y descendientes de migrantes europeos, deben seguir luchando desventajosamente para tener los mismos derechos de cualquier argentino a la salud, el acceso a hospitales en caso de emergencia y la conectividad cultural. Resulta incomprensible que quienes ayudaron a mantener lo que hoy queda de selva subtropical, los Mbya-Guaraní, y tienen las mejores herramientas para su protección, hoy deban convencer a la sociedad que también es importante su propia salud y su propia accesibilidad”, acusó.

 

El ecologista consideró que la construcción de un camino de uso condicional, es desesperadamente necesario para las comunidades Mbya Guaraní del Lote 8, mientras que ha sido falsamente presentado como una disyuntiva tajante: «camino» o «conservación».

 

En realidad el camino forma parte de una asociación necesaria entre la conservación de la naturaleza, y la conservación del bienestar y salud de los Mbya Guaraní del Lote 8.

 

“En términos de supervivencia son igualmente importantes los seres humanos, las mariposas y las selvas, no solamente los humanos, ni solamente las mariposas y las selvas. El tema del camino se ha venido moviendo en esta falsa disyuntiva. No se trata de que los conservacionistas paren un camino o propongan uno inviable para ser usado en emergencias, ni que las comunidades indígenas quieran su construcción a cualquier precio ambiental (muy por el contrario, las comunidades apuntan a combinar protección ambiental y protección de la salud)”, aclara Montenegro.

 

El especialista aclara que no se trata solamente de salud: también se trata de seguridad, porque las comunidades soportan la amenaza de cazadores furtivos, y deben tener además comunicación viable por tierra con el resto de la sociedad.

 

Montenegro insiste en que las comunidades Mbya Guaraní desarrollaron la convivencia activa con la selva, donde una especie, la humana, a través de ellos, ha estado integrada a la biodiversidad selvática, lo que obliga a generar un abordaje aceptable para las dos culturas.

 

 

Asimismo, explica que la comunidades Mbya Guaraní de Tekoa Yma, Tekoa Kapi’i Yvate e Ita O Miri no son habitantes transitorios, ni representantes del Estado que viven transitoriamente en la selva para cumplir funciones de administración en áreas naturales protegidas de la provincia, sino habitantes permanentes con hábitos cuasi sedentarios dentro del territorio recientemente restituido. El camino es por lo tanto requerido por quienes viven permanentemente en la selva, que son a su vez anteriores a las ulteriores ocupaciones blancas de sus territorios ancestrales.

Por el contrario, en términos generales, la oposición al proyecto de construcción del camino procede de personas, en especial algunos Guardaparques provinciales, que solo viven provisoria y profesionalmente en el área. No son pobladores permanentes ni tienen antecedentes de haber vivido por muchas generaciones en el área objeto de discusión.

 

Montenegro considera que el camino podría ayudar a salvar la vida de niños y adultos en casos de emergencia médica. Este punto es el que justifica plenamente la construcción del camino del Lote 8 en base a la alternativa que reduzca al mínimo los tiempos de traslado, ante la ausencia de un camino relativamente estable y continuo, son las lluvias intensas y las crecientes de los arroyos.

 

camino8

 

El camino también aumenta la seguridad ante posibles agresiones de cazadores furtivos y traficantes. En el pasado ya hubo víctimas entre custodios de las áreas naturales protegidas de Misiones, como Bernabé Méndes asesinado a tiros por cazadores furtivos en Parque Nacional Iguazú, 1968, y Daniel Kurday, ferozmente atacado en el Parque Provincial de la Araucaria en 2004, que quedó en silla de ruedas.

 

La decisión adoptada en 2015 por el Ministerio de Ecología de Misiones para proveer armas a los Guardaparques de la provincia es un indicador del peligro. El gobierno misionero gestionó ante el RENAR (Registro Nacional de Armas) las autorizaciones para esa portación como «legítimos usuarios colectivos de armas de fuego».

 

Un camino como el propuesto mejoraría las posibilidades de vigilancia, acceso y generación de «escudos» de protección.

 

Otro argumento es que las comunidades ayudan a la conservación de la biodiversidad, no a su destrucción. El principal argumento esgrimido por quienes se oponen a la construcción del camino, o apoyan una Alternativa, es de tipo conservacionista tradicional. Se basan casi exclusivamente en el supuesto, no demostrado, que tal camino facilitaría la afectación de la biodiversidad. La posición contraria al camino, no considera que las Comunidades Mbya Guaraní conservaron el ecosistema Paranaense mediante interacciones no destructivas, antes de la conquista española e incluso previo al boom de la ocupación registrada en las décadas de 1940-1950.

En cambio, los jurua –blancos-, migrantes extranjeros que ocuparon la selva Paranaense, y sus descendientes, siguen siendo la principal amenaza para la continuidad de la superficie y biodiversidad de la selva Paranaense. Fueron principalmente migrantes jurua los que masiva y extensivamente destruyeron la selva Paranaense para establecer empresas forestales dedicadas a la extracción de árboles de madera dura (que luego no generaban condiciones adecuadas para la autocicatrización selvática), cultivos, forestaciones con especies exóticas de crecimiento rápido, infraestructura vial y de otro tipo, y asentamientos humanos de envergadura.

 

 

Es absolutamente injusto que ciertos sectores institucionales sigan exigiendo sacrificios a las Comunidades Mbya Guaraní del Lote 8, incluidos en tales sacrificios menor posibilidad de acceder rápidamente a servicios sanitarios, menor comunicación con el exterior e incluso menor protección efectiva de su territorio, y que justifiquen transformarlas en «comunidades de sacrificio» para salvaguardar la biodiversidad (biodiversidad que si hoy sigue existiendo es gracias a esas Comunidades)”, agregó.

 

También sostuvo que la argumentación de que el camino afectaría el Parque Provincial de los Saltos del Moconá es técnica y científicamente insostenible. “Si tomáramos como elemento comparativo los indicadores de biodiversidades podríamos llegar incluso al razonamiento opuesto, esto es, que el Parque Provincial Saltos del Moconá y sus actividades (no el camino) podría ser considerado una amenaza ambiental para el Lote 8”, comparó.

 

 

“¿Cómo pueden algunos Guardaparques de la provincia y cierta instituciones conservacionistas privilegiar lo que ellos consideran «prioridades de conservación» en semejante contexto de genocidios silenciosos y destrucción masiva de la naturaleza misionera? ¿Cómo pueden minimizar la capacidad conservacionista del pueblo Mbya Guaraní, y lo que es peor, olvidar sugestivamente que guardaparques e instituciones conservacionistas son parte de la sociedad blanca que históricamente masacró a la selva Paranaense y forzó la expulsión de comunidades Mbya Guaraní? Si hoy existen áreas naturales protegidas es porque hubo antes comunidades indígenas que convivieron con la selva durante siglos”, sostiene Montenegro.

 

Por otra parte, aseguró que “la biodiversidad del Lote 8 está mejor conservada que la biodiversidad del Parque Provincial Saltos del Moconá”.

 

“Es inadmisible considerar como amenaza el proyectado camino que llegaría hasta el Parque Provincial Moconá desde Lote 8 cuando el PPM está asociado a obras de gran envergadura que sí representan «apertura a los riesgos», como la Ruta Provincial no 2, asfaltada, que lo atraviesa y llega «hasta el acceso a los saltos. Es decir que se realizaron obras de alto impacto ambiental, de los que salvo tibios cuestionamientos no se escucharon voces al respecto», acusó.

 

 

Por último, advirtió que se hace reserva de accionar pública, administrativa y judicialmente contra todas aquellas personas e instituciones que tengan posiciones contrarias a la construcción del camino, o apoyen la construcción de la Alternativa I (que implica largos tiempos de recorrido, superiores a las 28 horas), en tanto tales posiciones se basen en violaciones a derechos constitucionales, vigentes para todos los argentinos, a la Convención 169 de Derechos Indígenas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a la Declaración de la Asamblea Gral. de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

 

 

 

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