UVI’S: más créditos accesibles para viviendas

Cuando pensamos en una familia, pensamos en una pareja con sus hijos. Pero una familia se termina de conformar cuando tiene una vivienda a la que puede llamar hogar. Sin embargo, en los últimos años, han sido cada vez más las familias que tuvieron que compartir casa con sus padres porque no podían acceder a la casa propia. Uno de los déficits más grandes de estos tiempos es el de la vivienda.

 

Este déficit tiene distintos motivos y lo medimos de varias formas. El déficit técnico, se mide por las falencias de las viviendas ya existentes, sea por falta de agua, por falta de cloacas, por estar ubicadas en zonas inundables o por quedar chicas para la cantidad de gente que vive en ellas. Así, cuando leemos que faltan alrededor de 3 millones y medio de viviendas, no quiere decir que tanta gente esté en la calle, pero sí viviendo en condiciones que no podemos llamar dignas, seguras o cómodas. El déficit desde lo político está representado porque la gente ve que no puede acceder a mejores condiciones de vida y que está condenado a vivir peor que sus padres.

 

El primer paso que tenemos que dar es el de empezar a reducir este déficit que creció en lo que va del siglo, luego de haber ido cayendo a lo largo de las tres décadas anteriores. Es decir, tenemos que poner todos los esfuerzos del Estado y de los mercados alineados en la búsqueda del mismo objetivo.

 

La política de vivienda como dádivas, ha mostrado ser inútil: no solo no creó la cantidad de viviendas necesarias, sino que dejó a muchos más ciudadanos indefensos frente a la imposibilidad de encontrar otro lugar que la casa de los padres, o atados a alquileres eternos o, en el peor de los casos, la ocupación irregular de tierras o viviendas. Creemos que hay que empezar a ordenar los comportamientos, tanto del mercado como de los particulares. Este es el rol del Estado activo que queremos: el de un orientador, que haga, ordene y ejemplifique; que no sustituya sino que complemente, y que no haga a los ciudadanos dependientes de él.

 

Hoy, además del problema de la vivienda, tenemos el de la inflación -que si bien está bajando muy lentamente-, sigue siendo alta, y en ese marco, para comprar una casa hay dos vías: ahorrar o endeudarse. Y las dos son más difíciles cuando hay inflación. Por eso nuestra preocupación: porque tenemos que preservar los ahorros, y también hacer el crédito accesible.

 

La ley de créditos en Unidades de Vivienda (UVI’s) (1 UVI = una milésima parte del costo del metro cuadrado de construcción) que impulsamos tiene dos aspectos importantes para poder acceder a la casa propia: por un lado, permite ahorrar preservando el valor de los ahorros a pesar de la inflación, fuera alta o baja; y por otro, permite bajar requisitos para acceder al crédito hipotecario. Es decir, que favorece tanto al que se pone como meta construir su casa con sus ahorros dentro de algunos años; o ahorrar para tener el monto mínimo para acceder a un crédito hipotecario; o al que directamente necesita acceder ya a un crédito para tener su casa. Sabemos que los bancos no financian el 100% de la vivienda. Y también sabemos que es difícil juntar el 20 o 25% del total. De ahí que un sistema que garantice sus ahorros en términos de poder de compra, soluciona el problema de planificar el futuro.

 

Algunos números: si la construcción de un metro cuadrado está rondando los $15.000, quiere decir que construir una casa de 60 metros cuadrados tiene un costo de $900.000 lo que es inalcanzable para un grupo familiar con ingresos de por ej. $20.000 mensuales. Imaginemos que se trata de una pareja que decide formar una familia. Pueden planificar con sus ingresos de $20.000 de hoy, ahorrar hasta un 25% de su ingreso, $5.000, y saber que en 3 meses habrá juntado el equivalente a un metro cuadrado, y en 2 años y medio, tendrá el equivalente a 10 metros cuadrados, suficientes para pedir un crédito por el resto, de forma de acceder desde cero, a una casa propia en dos años y medio, fruto de su ahorro y de su esfuerzo.

 

Hoy estamos facilitando el acceso a mejores condiciones de vida a muchas familias trabajadoras de ingresos medios o bajos. De esta forma podrán hacer planes en serio, sabiendo que no tendrán que tener miedo a la inflación, porque los créditos no podrán dispararse por sobre los índices de salarios. Estamos asegurando estabilidad para los planes de cada familia. Estamos asegurando vivienda y libertad de elección a familias trabajadoras. Estamos legislando para el futuro, para que los niños que vengan, puedan tener una vivienda digna.

 

Y decimos que estamos orientando al mercado porque estos depósitos y créditos serán tomados o acordados por los bancos –privados o públicos-, que quieran entrar. Ya muchos han mostrado interés por esta modalidad. Será un negocio para todos: para las familias, para las constructoras, para los bancos, para los corralones, para los maestros mayores de obras. Sabemos que la construcción es madre de industrias y que moviliza a mucha gente a su alrededor, directa o indirectamente. Estamos apostando a que resolver nuestras necesidades sea el motor de que estemos todos mucho mejor. Este es uno de los objetivos de la política: que nuestro trabajo sirva para mejorar las condiciones de vida de todos como grupo. Creemos que este proyecto servirá a estos fines y para que, por fin, miles de argentinos puedan cumplir con el sueño de la casa digna y propia.

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