Dilma Rousseff fue destituida como presidenta de Brasil

Con 61 votos a favor y 20 en contra, el Senado dispuso que la mandataria abandone el cargo.

La votación estaba prevista para las 11:00, sin embargo se retrasó porque hubo intervenciones más largas de lo previsto.

La defensa de la jefa de Estado pidió que la votación sea dividida en dos partes: solicitó que los senadores voten por separado la pérdida del mandato y el impedimento para ejercer cargos públicos.

Luego de conocerse el resultado, Rousseff hablará con la prensa, aunque no responderá preguntas.

«Nada ha sido hecho fuera de la legalidad. Es un proceso que es del pueblo, de cada uno de los brasileños que se manifestó» en las calles contra Rousseff, indicó en alusión a las multitudinarias protestas que ocurrieron durante el año pasado, en las que llegaron a participar casi cuatro millones de personas.

El abogado defensor, José Eduardo Cardozo, insistió, sin embargo, en que se habrá «consumado un golpe» si Rousseff fuera condenada y culpó de esa «conspiración» a «una élite política y económica».

En un encendido discurso, Cardozo sostuvo que las acusaciones «son tan técnicas, tan sofisticadas y tan confusas, que la enorme mayoría de los brasileños no entiende de qué la acusan».

Según el abogado, «fue acusada» porque fue reelegida en 2014 «afrontando los intereses de aquellos poderosos que querían cambiar el rumbo de Brasil» y porque «facilitó las investigaciones sobre corrupción».

Cardozo sostuvo que los «derrotados de 2014 se confabularon» con los sectores económicos y entonces «decidieron destituir» a «una mujer incómoda» construyendo «la tesis de una irregularidades que no son, que no existen y que no han sido probadas».

El abogado concluyó con emoción su alegato y dijo: «Pido a Dios que si ella fuera condenada, un día un ministro de Justicia le pida disculpas. A ella, si estuviera viva, o a sus nietos, si ya hubiera fallecido. Pero que sea, para que la Historia honre a esta mujer».

Palabras similares expresó después ante los periodistas, en los que reiteró, pero sollozando, que «la Historia deberá pedir perdón».

Para que Rousseff sea desalojada de la presidencia será necesario que así lo decida una mayoría calificada de 54 votos, que equivalen a dos tercios de los escaños.

El resultado se conocerá de inmediato y, una vez proclamado por el presidente del Supremo, Rousseff estará fuera del poder o, por el contrario, si fuera absuelta, recuperaría el cargo y relegaría otra vez a la vicepresidencia al hoy presidente interino, Michel Temer.

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