Juzgan en Posadas a siete personas acusadas de traficar cocaína desde Misiones hacia Uruguay

La banda traía cocaína de Paraguay, la ingresaba a la Argentina por Misiones y luego, por tierra, la llevaba hasta Uruguay, desde donde, se cree, partía a Europa. La Tierra Colorada era un punto clave en medio del transporte, porque eran personajes locales quienes gestionaban el cruce de la droga y acondicionaban los vehículos para trasladarla. En noviembre de 2012, la Policía uruguaya decomisó un cargamento del estupefaciente y detuvo a un gendarme de apellido Cejas, que trabajaba en el Escuadrón 50 Posadas. Fue la punta del ovillo. Los meses siguientes rastrearon a la organización en la Argentina y detuvieron en territorio misionero a siete sospechosos. Ese grupo es juzgado desde este jueves por el Tribunal Federal posadeño.
El debate, que comenzó a las 8.45, es presidido por el camarista Mario Hachiro Doi, a quien secundan Manuel Alberto Moreira y Norma Lampugnani.
Están sentados en el banquillo Christian Jorge Czernecki (39 años, comerciante, vendedor de autos), Diego César Ariel Toledo (38, comerciante) y Derlys Armando Echauri Detez (30, comerciante paraguayo), acusados de organizadores del delito de tráfico de estupefacientes; y Osvaldo Darío Amarilla (38, desocupado), Gustavo Aníbal Martínez (46, gendarme), Walter Alfredo Kurtz (50, chapista) y Sergio Ramón Contreras (47, chapista), imputados de transporte de estupefacientes agravado.
De acuerdo con lo que determinaron los investigadores, y se reprodujo en el inicio del debate, en noviembre de 2012, la Policía uruguaya interceptó un vehículo que transportaba cocaína y detuvo a quienes lo transportaban, entre ellos a un gendarme de apellido Cejas, que trabajaba en el Escuadrón 50 Posadas. Los detectives determinaron que el grueso de la organización se encontraba en la Argentina. Y como la jurisdicción apuntada era Posadas, el juzgado Federal de la ciudad dispuso que se llevara adelante una minuciosa pesquisa.
Se realizaron entonces Informes migratorios, económicos y registrales. Así se estableció que Czernecki registraba entradas y salidas al Paraguay con las personas arrestadas en Uruguay (entre ellas Cejas) y con Martínez.
También se determinó que Toledo contaba con numerosos vehículos de alta gama, motos y autos. Y que ambos, Czernecki y Toledo, salieron juntos hacia el Paraguay en abril de 2013.
La entonces Secretaría de Inteligencia de la Nación intervino, por orden judicial, los teléfonos de los sospechosos. De las comunicaciones, surgieron indicios que confirmaban que eran parte de la red que traía cocaína acondicionada en vehículos desde Ciudad del Este y luego la ingresaban en la Argentina por Misiones, para posteriormente llevarla hacia Uruguay a través de los pasos internacionales Gualeguaychú-Fray Bentos y Colón-Paysandú.
En los traslados, la banda utilizaba dos rodados: en uno iba el estupefaciente y en el otro los “punteros” que chequeaban que la ruta estuviera “limpia” de controles.
De esas escuchas se supo que Czernecki planeaba un traslado para julio o agosto de 2013. Ya en junio empezó con los preparativos. Le pidió una Renault Duster a Toledo. Quería, según las escuchas, un vehículo “virgen”, sin antecedentes. Asimismo, pidió otra pick up para respaldo.
Los investigadores creen que Toledo prestaba sus máquinas por montos de entre 5 y 25 mil pesos.
El 1 de agosto de 2013, siempre según las escuchas, Czernecki y Toledo se proponen realizar “un laburo perfecto”. “Lo hacemos juntos y si nos entierran nos enterramos juntos”, se prometieron.
Kurtz fue el chapista elegido para acondicionar la Duster. Su socio Contreras iba a hacer el trabajo.
Ya con las modificaciones hechas, Czernecki y Amarilla viajaron hacia Puerto Iguazú y luego cruzaron a Foz de Iguazú. Se cree que de allí siguieron viaje hacia Ciudad del Este. Del análisis de las comunicaciones telefónicas surge que los dueños de la cocaína (entre ellos presuntamente Echauri Detez), no aprobaron el trabajo hecho en la camioneta.
De regreso a Posadas, el 11 de agosto, Czernecki informó de la novedad y después de idas y vueltas, se decidió utilizar una Peugeot Partner para llevar la mercanía.
El día elegido, el 13 de agosto de 2013, Amarilla piloteaba la Partner por la ruta 105, en sentido Posadas-San José. En un Ford Fiesta, adelante, oficiando de guía, iban Czernecki, Martínez y Echauri Detez.
Amarilla quiso escapar cuando notó que una patrulla de la Gendarmería le hacía detalles para que se detuviera. Incluso giró en U. A los pocos minutos lo interceptaron. En un doble fondo armado en el torpedo del utilitario había 60,737 kilos de cocaína.
Czernecki, Martínez y Echauri Detez cayeron en San José. El auto en el que iban también había un compartimento especial, pero estaba vacío.
Después apresaron en el taller a Kurtz y a Contreras. Allí también decomisaron la Duster que no había sido aprobada para el viaje por los capos narcos.
Toleado cayó cuando quería salir del país por el puente internacional San Roque González de Santa Cruz, que une Posadas con Encarnación, Paraguay. Llevaba celulares y más de 8.000 pesos. Antes de su captura, habían allanado su vivienda, donde encontraron diferentes coches de alta gama.


En la primera audiencia se realizó la lectura del auto a elevación a juicio. Después vinieron las indagatorias. El primero en declarar fue Czernecki, quien ya tiene una condena previa por infracción a la Ley de Estupefacientes. “Yo vendía autos truchos a Paraguay. En esas circunstancias conocí narcos paraguayos que me ofrecieron transportar drogas. Yo contraté a Amarilla para que hiciera uno de esos trabajos”, admitió.
“Entramos a Paraguay con la Duster. No le gustó la camioneta a los paraguayos y tuve que conseguir la Peugeot Partner para mandar la droga. Esa Partner yo ya se la había vendido a Toledo”.
“El día del operativo pensábamos matar dos pájaros de un tiro. Yo hacía de puntero de Amarilla y también íbamos con Echauri Detez a buscar una camioneta, teníamos dos vistas, una en Apóstoles y otra en Virasoro, Corrientes”, recordó.
“Le pagué a Martínez para que me llevara. Echauri y Martínez no sabían que Amarilla llevaba la droga en el otro vehículo”, aseguró.
Después fue el turno de Amarilla. “Me contrató Czernecki y yo acepté por mi situación económica. Admito que conocía las implicancias de lo que podía pasar. Hicimos dos viajes a Paraguay. Uno con la Duster y otro con la Partner, en la que cargaron la droga”, contó de manera sintética. Aclaró que él no formó parte de ninguna asociación ilícita.
Toledo, tanto, se abstuvo. Leyeron su declaración durante la instrucción. Allí admitió que conocía Czernecki, con quien asistió al colegio secundario. Con los demás acusados dijo que nunca tuvo trato. Reconoció la transacción de la Duster, pero rechazó haber estado al tanto de alguna operación de transporte de droga.
El acusado aseguró en esa indagatoria que colocaba vehículos suyos en transportistas de carga y encomienda y que cobraba por ello. También que vendía autos y camionetas a comisión para una concesionaria.
Echauri Detez también se abstuvo.
El debate seguirá el 12 de agosto con la declaración de siete testigos y el 24 con otros cuatro.

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