Dramático testimonio: «Me obligaba a tener prácticas sexuales con una perra»

Con lágrimas en los ojos y visiblemente consternada, Rial contó que Martínez Poch la obligó a tener relaciones con sus amigos y hasta con una perra, además de obligarla a tomar pastillas con alcohol.

La abogada Vanesa Rial declaró durante más de tres horas en el juicio que se le sigue al disc jockey Jorge Martínez Poch sobre cómo éste la drogaba, la golpeaba y hasta jugaba a hacer tiro al blanco con rifles y cuchillos arrojados hacia el cuerpo de ella, mientras la mantuvo cautiva durante casi dos meses en La Plata.

Con lágrimas en los ojos y visiblemente consternada, Rial contó que Martínez Poch la obligó a tener relaciones con sus amigos y hasta con una perra, además de obligarla a tomar pastillas con alcohol. Y también contó que sufrió torturas por parte del acusado: «Me arrancó las uñas de los dos pies con una tenaza y me obligaba a beber su orina».

«Yo quería escapar, siempre quise escapar pero no tenía voluntad debido al alcohol y las pastillas que me obligaba a tomar», agregó frente al tribunal. Rial relató que conoció Martínez Poch por un amigo en común: «Me pareció encantador, seductor, era como un Príncipe Azul, pero al tercer día de la relación me dio la primera paliza y me mostró toda su maldad».

«Me decía ‘sos una negra de mierda’, ‘vos no existís, petisa, mi moto vale más que tu vida'», argumentó. Y sobre la vivienda del acusado, describió: «El departamento no era un departamento común, la puerta no tenía picaporte y le había sacado la cerradura, estaba el agujero, por lo que él sacaba la puerta directamente. La cama estaba en el living, a la vista de todos, al lado del balcón y a pesar de que le dije que era fóbica a los balcones no corrió la cama, se aprovechaba de mi miedo y me violaba ahí».

El acusado la forzaba a tener sexo con sus amigos y hasta a hacer prácticas sexuales con una perra. Uno de los acusados de participar es Pablo Rodríguez, el presunto dueño del edificio que habitaba el acusado.

Solo en una ocasión, la víctima pudo escapar aunque luego fue localizada por el agresor, quien la amenazaba con matar a su madre.

Fue el 23 de septiembre de 2013 cuando finalmente terminó su calvario, momento en el que su padre, Eduardo Rial, denunció su desaparición.

«Nunca más voy a volver a ser la misma de antes, pero si Cristian está preso, yo voy a estar tranquila, en paz, sin miedo de que me haga algo», dijo. Durante el juicio, las hijas del acusado también brindaron testimonio y detallaron la pesadilla que vivieron desde niñas hasta que cumplieron 15 y 16 años.

Por tales hechos, Martínez Poch está también acusado de «corrupción de menores agravada y abuso sexual gravemente ultrajante».

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