Jornada Mundial de la Juventud: Los católicos se preparan para el encuentro con Francisco en Cracovia 

Un numeroso grupo de misioneros ya está en Polonia para la XXXI edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se realizará en Cracovia del martes 26 al domingo 31 de julio. Será la segunda JMJ que acogerá Polonia tras la realizada en el año 1991 en Częstochowa, con el papa San Juan Pablo II.

La JMJ es una reunión internacional donde los jóvenes de todo el mundo se reúnen con el Papa, para compartir su fe, además de meditar sobre el mensaje que el santo pontífice elige para cada ocasión.

Estamos en las vísperas, caminando con todas las expectativas y sentidos enfocados a Francisco, hacia una J.M.J. cuya fecha se adaptó especialmente a las vacaciones europeas.

Jóvenes peregrinantes, con su pertenencia a una patria, una familia, una cultura y fe, tal como “Cruzados”, con sus remeras y mochilas, serán partícipes de una emigración al futuro, por unos días el futuro se hará presente en Polonia.  Allí estará presente una fuerte pastoral, que es el propio ejercicio de la maternidad de la Iglesia, dando a luz, amamantando, haciéndonos crecer con la corrección y alimento, acompañándonos en las concretas vicisitudes cotidianas.

Con motivo del Bicentenario, Francisco en su mensaje nos habló de la madre patria: “en la escuela nos enseñaban a amar a la madre patria, allí se enraíza el sentido patriótico de pertenencia; en el amor a la madre patria”.

 

Nuestras “Posadeñas” viajeras, vigorosas como la de la costanera, quienes integran el grupo de la parroquia Cristo Rey, avanzan extasiadas por la historia que encuentran en el peregrinar a Polonia. María Clara, una de ellas, nos relata: “Jesús nos habla a través de cada lugar que visitamos y observamos, todo es hermoso, y distinto a mirarlo en la tele o libros, es algo soñado”. Guadalupe, aclimatada luego del cambio de horario y de tantas emociones juntas: “desde que partimos, es una emoción muy grande, todo nuevo para algunos, viviendo experiencias nuevas, compartiendo otras culturas, hasta por señas, pero entendiéndonos al fin”. “¡Que bendición siento cada día!”, no se encuentran palabras del diccionario para definir las sensaciones”. ”Personas de todo el mundo marchando a la J.M.J., que al ver las remeras, se sienten identificados. Hermoso es saber que compartimos la misma fe, y que desde cualquier parte del mundo podemos encontrarnos unidos en la fe y en el amor de dios transmitido por Francisco”.

“Compartir con todos la alegría de vivir la misma fe”, es el deseo de Larisa.  Los motivos para viajar a Polonia varían, desde la esperanza de vivir “una experiencia extraordinaria” igual a la de Río de Janeiro en 2013, a las ganas de no sentirse “el único católico de la clase”, pasando simplemente por la búsqueda “de algo distinto”.

La J.M.J. Cracovia, trascenderá en la historia de la humanidad, no será un solo “cargar pilas” con vivencias en especiales contextos. Las palabras de Francisco llegarán a todos los corazones, sin discriminar por lengua, religión, ni color de piel. No tendremos muchas junto a Él, debemos aprovecharlo, “seguirlo”; el mundo ya no es el mismo en los últimos tres años.

Gracias a un diestro manejo de “timón”, grandes catástrofes humanas y ambientales que se cernían sobre “patrias” del mundo se han podido evitar, se están evitando y muchas más se evitarán; eludiendo así reiterar brutales genocidios. No sería de extrañar que a partir del 27 de este mes, alguno de los focos bélicos existentes como en Ucrania, cesen hostilidades e inicien un nuevo e irreversible proceso de paz y entendimiento. Un mayor acercamiento entre las Iglesias del mundo llevará a una independencia política de las mismas; sin más opresiones del Catolicismo. Una gran mayoría de jóvenes no católicos, estarán expectantes, aguardando el esperanzador mensaje de Francisco.

La tendencia está en proceso de cambio, su siembra ha generado no sólo en los niños, un cambio irreversible en la concientización del cuidado del ser humano, la familia, mujer, patria y planeta.  Los grandes intereses mundiales y medios de comunicación, se están tomando demasiado tiempo en reconocerlo.

Una nueva Paloma sobrevolará Polonia, Paloma García Ovejero, muchas veces voluntaria de las J.M.J., es la primer mujer vicedirectora de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, quien junto a su Jefe Burke, estarán estrenando cargos.

Los niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos, los primeros porque llevarán adelante la historia tomando algún día la “antorcha”, y los ancianos porque son quienes con encuentro y diálogo intergeneracional dentro de la familia transmiten la sabiduría, la pertenencia a una patria y nos advierten las nubes por venir.  Un día antes de la llegada de Francisco a Polonia, el 26, será la fiesta de Santa Ana y San Joaquín, abuelos de la Virgen María, venerados inicialmente por la Iglesia ortodoxa, día que en algunos países homenajean a nuestros ancestros.

Los jóvenes, como les es propio, tienen esa creencia de ser inmortales, que su tiempo está congelado en una eterna juventud mientras busca respuestas para eternas preguntas. María Clara, tras su vivencia de Rio 2013, reconoce que es una bendición muy grande poder hacer este viaje y aconseja a los jóvenes de la Argentina que programen en sus  vidas la próxima jornada mundial.

Fue en la visita del año 1979, cuando Juan Pablo II, en plaza de la Victoria, de la capital de Polonia, pidió que “Cristo no cese de ser para nosotros libro abierto de la vida para el futuro. Para nuestro mañana Polaco”. He hizo hincapié en el concepto de cultura – nación – patria del pueblo Polaco , concepto de bien común de la nación, cuya cultura se apoya en la vida espiritual y que ha influido a lo largo de todo el curso de la historia más allá que la fuerza material y las fronteras políticas. Llevando desde sus orígenes signos cristianos bien claros, la cultura Polaca ha sido de gran resonancia en la historia del pensamiento y en la creatividad artística, en la poesía, en la música, en el drama, en las artes plásticas, en la pintura y en la escultura. “Polonia ha sobrevivido a la pérdida de la independencia por más de cien años, permaneciendo ella misma y espiritualmente, gracias a haber  tenido su propia cultura”.

Juan Pablo II, ha visitado Polonia en ocho oportunidades, épocas complicadas con Lech Walessa, caída del muro de Berlín y sus implicancias: “Jamás una nación puede desarrollarse a costa de otra, a precio de servidumbre del otro, a precio de conquista, de ultraje, de explotación y de muerte”.

En Misa en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en 1979, se detuvo ante tres lápidas; la primera con inscripción en lengua hebrea y dijo: “Esta inscripción suscita el recuerdo del pueblo, cuyos hijos e hijas estaban destinados al exterminio total. A nadie le es lícito pasar delante de esta lápida con indiferencia”. Luego delante de otra lápida en lengua rusa: “no añado ningún comentario. Sabemos de qué nación habla. Sabemos qué parte ha tenido esta nación, durante la última guerra por la libertad de los pueblos. Tampoco ante esta lápida se puede pasar con indiferencia”. Finalmente, la última lapida, en lengua polaca: “Son seis millones de polacos los que perdieron la vida durante la segunda guerra mundial: la quinta parte de la nación. Una etapa más de las luchas seculares de esta nación, de mi nación, por sus derechos fundamentales entre los pueblos de Europa. Un nuevo alto grito por el derecho a un puesto propio en el mapa de Europa. Una dolorosa cuenta con la conciencia de la humanidad”.

“Auschwitz es un testimonio de la guerra que lleva consigo un desmedido crecimiento del odio, de la destrucción, de la crueldad. De la guerra son responsables no sólo los que la causan directamente, sino también aquellos que no hacen todo lo posible por impedirla”.

Es posible lograr un país solidario, donde los jóvenes comprendan que la patria, no son las vacas, las casas, los campos ni las industrias, son nuestros hermanos y que los enemigos de la patria son los verdaderos enemigos del pueblo. Hermanos que puedan tener posesión de algo que nadie nunca podrá quitarles: la experiencia de sentirse amados, abrazados y acompañados, de disfrutar del encuentro con el otro, de caminar y soñar juntos. La experiencia de sentirse familia, de sentirse comunidad. Un país, una patria donde la felicidad no sea tan solo un holograma, y donde las futuras generaciones puedan estar insertas en la Cuarta Revolución industrial con un cuidado preventivo del planeta y del ser humano como eje de todas las acciones.

Francisco en el presente, hablará al futuro, una eclipse pastoral que solo durará unos días donde el futuro se hará presente en Polonia.

Colaboradoras: Gabriel Alsó, María Clara, Guadalupe y Larisa del grupo de Iglesia Cristo Rey, Posadas.