Crímen mafioso en Corrientes: hallaron cadáver tirado a un río, atado con alambres y con contrapeso

En Paso de Los Libres, dos pescadores pasaban un día de tranquilidad hasta descubrir el cuerpo de un hombre fondeado en un cauce secundario del Miriñay, junto a la Ruta Provincial 123. Estaba envuelto en plástico negro, sujetado al disco de embrague de un automotor. Buscan identificarlo.

 

El ca­dá­ver de un hom­bre, en avan­za­do es­ta­do de des­com­po­si­ción, fue sa­ca­do ayer de un cau­ce se­cun­da­rio del Río Mi­ri­ñay en el de­par­ta­men­to co­rren­ti­no de Pa­so de los Li­bres, adon­de lo arro­ja­ron en­vuel­to a un plás­ti­co, ata­do con alam­bres y su­je­ta­do a un ob­je­to me­tá­li­co uti­li­za­do co­mo con­tra­pe­so.
La Po­li­cía ini­ció una in­ves­ti­ga­ción ten­dien­te, co­mo pri­me­ra ins­tan­cia, iden­ti­fi­car a la per­so­na que ten­dría una edad es­ti­ma­da de en­tre 50 y 60 años, se­gún in­for­ma­ción que lo­gró re­ca­bar dia­rio épo­ca.
El ha­llaz­go ma­ca­bro lo re­a­li­za­ron dos hom­bres, pa­dre e hi­jo, que pa­sa­ban un día de pes­ca a la ve­ra de la Ru­ta Pro­vin­cial 123, en­tre las ciu­da­des de Li­bres y Mer­ce­des, a unos 335 ki­ló­me­tros de la ca­pi­tal pro­vin­cial.

 

Uno de los tes­ti­gos, mien­tras arro­ja­ba su lí­nea de pes­ca, no­tó la fi­gu­ra de un bul­to ne­gro su­mer­gi­do que, a pe­sar de es­tar en­gan­cha­do a al­go, se mo­vía a ra­íz de la co­rrien­te del agua.
Ta­les per­so­nas co­men­za­ron a te­ner sos­pe­chas y cuan­do ad­vir­tie­ron que po­drí­an es­tar fren­te a un ca­so po­li­cial no du­da­ron en lla­mar a la fuer­za de se­gu­ri­dad.
Des­de Pa­so de los Li­bres acu­die­ron efec­ti­vos de la co­mi­sa­ría Se­gun­da. Fue ayer al­re­de­dor de las 11 el ho­ra­rio en el que lo­gra­ron ex­tra­er el ca­dá­ver co­lo­ca­do aden­tro de un nylon, ama­rra­do a alam­bres y ca­bles, a su vez ama­rra­dos al dis­co de em­bra­gue de un au­to­mo­tor, de apro­xi­ma­da­men­te 20 ki­los.

A sim­ple vis­ta el cuer­po no pre­sen­ta­ría he­ri­das com­pa­ti­bles con al­gún im­pac­to de ba­la o ar­ma blan­ca. Pe­ro exis­tía un da­to muy lla­ma­ti­vo. Es­ta­ba ves­ti­do só­lo en la par­te su­pe­rior. De la cin­tu­ra pa­ra aba­jo com­ple­ta­men­te des­nu­do.
Se pre­su­me que mu­rió ha­ce más de una se­ma­na. El ros­tro te­nía po­cas par­tes blan­das, en el que so­bre­sa­lía una den­ta­du­ra pos­ti­za.
El cuer­po de­bió ser trans­por­ta­do al Ins­ti­tu­to Mé­di­co Fo­ren­se de Co­rrien­tes pa­ra un por­me­no­ri­za­do es­tu­dio en el que tra­ta­rí­an de co­rro­bo­rar cau­sa de muer­te y es­ta­ble­cer si fue víc­ti­ma de un ase­si­na­to, tal co­mo se pre­su­me.
A la vez, em­pe­zó la ta­rea in­ves­ti­ga­ti­va pa­ra iden­ti­fi­car al hom­bre. En prin­ci­pio en esa re­gión de la pro­vin­cia no ha­bría so­li­ci­tud de pa­ra­de­ro de una per­so­na de ca­rac­te­rís­ti­cas si­mi­la­res.

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