La Doctora Juguetes que arranca sonrisas a los más chicos

Cada persona elige como afrontar un duelo y como salir adelante tras situaciones límites. Silvia Moreno sufrió la pérdida de su hija hace algunos meses y ante la adversidad decidió hacer algo distinto que le reconfortara el alma y calmara el dolor.

Pidió a sus amistades que donen juguetes para poder regalarlos a los que menos tienen, y dio un paso más: se animó a repararlos para cambiarlos por una sonrisa de los más chicos.

Desde barrios alejados del microcentro de la ciudad, hasta hogares de niños e inclusive el Hospital de Pediatría, los pedidos no tardaron en llegar. Las donaciones crecieron al mismo ritmo.

“Desde marzo estoy trabajando en esta campaña, pero anteriormente hacíamos donaciones con mi hija, comprábamos juguetes y los regalábamos en orfanatos y merenderos. Después las cosas cambiaron. Mi hija se enfermó, finalmente falleció y, como una forma de llevar mi dolor adelante, se me ocurrió que podía pedir juguetes, arreglarlos y después donarlos”, contó Silvia, la Doctora Juguetes en persona.

Junto a su esposo dedica sus días a la reparación de juguetes, prestando atención minuciosamente a cada detalle para que cada pieza “vuelva a tener vida”, como si se tratarat de un capítulo de Toy Story.

 

“Mi marido me hace de soporte para los juguetes grandes como bicicletas, triciclos que después son donados a guarderías y jardines de infantes de bajos recursos para que los chicos tengan para jugar en el patio”, indicó.

 

“Los donantes son una infinidad, tenemos suerte de tener gente en Posadas que es muy solidaria y caritativa”, agradeció Silvia.

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A la hora de recibir un juguete, pasa por diferentes etapas hasta ser entregado a un niño. “Primero separamos los que están en condiciones más óptimas y hay otros que no se pueden arreglar porque llegan en muy malas condiciones. Esos juguetes siempre sirven como soporte de otro juguete, como repuesto, acá nada se tira, se desguazan, y se guardan las piezas que sirven”.

Dependiendo del lugar al que el juguete será destinado, pasará por diferentes etapas de lavado y desinfección. Finalmente llegan al taller, se los repara, se los vuelve a lavar, con planchado incluido y por último, son embolsados para la posterior entrega.

 

“Mi principal problema son los juguetes electrónicos por mi desconocimiento, me cuesta, intento pero no siempre logro hacerlos funcionar, de todas formas, aunque no funcione si es un auto  por ejemplo, los chicos están chochos igual aunque no prenda las luces, así es que igual es despachado, igual no los tiro, están ahí a la espera que aparezca alguien que pueda colaborarme en ese sentido”, comentó Silvia.

 

El destino de los juguetes va variando de acuerdo a las necesidades. Fueron entregados a la Capilla de la Medalla Milagrosa, San Isidro, barrio Néstor Kirchner,  en Campo Ramón y está previsto entregar en una fundación que asiste a chicos con cáncer.

 

“Los pedidos aparecen de un momento para otro, la semana pasada nos pidieron para  Oberá para un bebe con problemas motrices y pudimos darle cochecitos, andador, sillas de comer”, dijo Silvia.

 

“La satisfacción es enorme, porque si bien a lo mejor no tiene demasiada trascendencia  porque son juguetes, no le llenamos la panza a nadie, pero nos da la alegría de los más chicos”, expresó.

Los juguetes se reciben en la Distribuidora JB ubicada sobre la avenida Martín Fierro 3879 en horario comercial.

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