Trabajo sucio

El segundo semestre llega irremediablemente en una semana sin que la luz al final del túnel sea visible. El aprendizaje sobre la marcha que admitió el ministro de Energía, no logra revertir la tendencia inaugurada con en diciembre, con una aceleración de la inflación, tarifazos, cierre de comercios e industrias y un desempleo cada vez más preocupante. El propio ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay reconoció en Estados Unidos que la inflación trepó del 30 por ciento anual –la pesada herencia- a un promedio de entre el 40 y 42 por ciento, que sería la mayor desde 1991, después de la hiperinflación.

El ex empleado de JP Morgan estimaba en los primeros meses del año una inflación promedio del 25 por ciento anual y aunque ahora admite que sus pronósticos fallaron largamente –en el ámbito privado sería un fracaso-, asegura que no hay de qué preocuparse, ya que “el trabajo sucio está mayormente hecho”.

Por eso, confía, la inflación tenderá a desacelerarse desde este mes. Sin embargo, el trabajo sucio en los últimos seis meses, podría dejar secuelas en muchos casos, irreversibles.

La confianza que intenta transmitir el Gobierno no parece haber hecho mella en los inversores y el escenario de corto plazo no permite avizorar un interés mayor por la Argentina. El viento de cola, esta vez no acompaña.

Estados Unidos está inmerso en una durísima campaña electoral en la que no está clara la continuidad de los demócratas de la mano de Hillary Clinton y el propio futuro económico es incierto.

La sorpresiva ruptura del Reino Unido con la Unión Europea también puede contraer las expectativas de inversión porque nadie puede estimar si el bloque seguirá unido o habrá un efecto dominó que imite a los ingleses que decidieron castigar al establishment que impone un modelo de austeridad que deja a millones de personas inmersos en la pobreza. La poderosa Alemania y la soberbia España no pueden esconder indicadores sociales cada vez más negativos y el portazo del Reino Unido genera más incertidumbre en toda la región euro. España incluso puede tener un viraje político este domingo si triunfa –o crece la representación- la izquierda con la coalición Podemos, liderada por un grupo de intelectuales que sedujo a los indignados y tiene 400 mil afiliados, la mitad del Partido Popular y el doble que el Socialismo, los dos partidos que se repartieron el poder desde el fin del franquismo. Mariano Rajoy ya está contra las cuerdas y una derrota en las elecciones de este domingo, pondría fin a la hegemonía del gobierno del Partido Popular.

La derrota de David Cameron, el premier inglés que impulsó el plebiscito para decidir la continuidad del Reino Unido en la Unión Europea terminó siendo un boomerang que lo eyectó del cargo. Cameron era un aliado posible para el presidente Mauricio Macri en la búsqueda de inversores europeos.

La caída de Cameron tomó por sorpresa a todos. Sobrevivió al escándalo de los Panamá Papers, pero cavó su propia fosa al impulsar un plebiscito que se fue de las manos y cuyo objetivo se desdibujó. No hay manera lineal de explicar la ruptura con la Unión Europea: fue una mezcla de proteccionismo, xenofobia y un intento de recuperar “independencia”.

El voto Brexit atravesó diversas capas sociales, pero se hizo fuerte entre los más viejos y los más pobres. Europa no contiene más que a las cúpulas gobernantes y los grandes capitales, mientras cada día son más los excluidos en fronteras que sufren la presión de los inmigrantes, fugados de las guerras y otras pobrezas.

Las consecuencias de la ruptura en Europa y el resto del mundo, son una incógnita en el corto plazo, pero muchos analistas advierten que habrá más proteccionismo y un impacto en las finanzas de todo el mundo. La caída de las bolsas hizo “esfumar” en un viernes negro, miles de millones de dólares.

Lo más probable es que los mercados financieros se vuelvan incluso más volátiles y complicados, lo que provocaría una reducción del ingreso de capitales. Es, a la vez, la excusa perfecta para más políticas de ajuste. México tomó la delantera apenas se conoció el resultado de la votación inglesa y anunció un recorte del gasto público de 1.680 millones de dólares para asegurar sus metas fiscales. En Brasil, el gobierno de Temer asegura que el Brexit agrega incertidumbre de corto plazo al mercado brasileño, aunque el jefe del Departamento Económico del Banco Central, Tulio Maciel, se mostró confiado en la fortaleza de sus finanzas. Dilma dejó reservas por más de 350 mil millones de dólares, con escasa exposición externa.

“La salida del Reino Unido de la Unión Europea es un sacudón”, admitió con simpleza la canciller Susana Malcorra. En la Argentina el impacto se puede traducir en un menor acceso al mercado de capitales, clave para asegurar financiamiento a través de la deuda pública. Con la lluvia de dólares demorada, el endeudamiento era una vía para financiarse para cubrir su rojo y hacer obras de infraestructura.

En lo que va del año, el gobierno emitió deuda por 27.650 millones de dólares y otros 52.527 millones de pesos. La deuda externa alcanza ascendió a 163.236 millones de dólares al cierre del primer trimestre de 2016, lo que implica un incremento interanual de 11 por ciento.

Con ese canal cerrado, lo más probable es que el Gobierno profundice el ajuste para que no se dispare el déficit, que ya está a niveles casi insoportables. Si faltan dólares, aumentará la presión sobre el tipo de cambio –la moneda norteamericana volvió a subir después de varias semanas- y eso alentará el incremento de los precios internos. Más inflación y fuga de divisas en las fronteras como las de Misiones, en la búsqueda de productos que son sensiblemente más baratos en Paraguay o Brasil.

El “trabajo sucio” que exhibe el sonriente Prat Gay puede no ser suficiente para atraer inversiones y revitalizar la deprimida economía argentina.

El Gobierno depositó muchas expectativas en la lluvia de dólares para tapar las consecuencias del ajuste. Todo iba a empezar en el segundo semestre, pero el límite temporal irremediablemente debe ser postergado. Con escasos éxitos que mostrar en materia económica, el presidente Mauricio Macri todavía goza de niveles de aprobación elevados por contraste con los escándalos de corrupción que sacuden a los lugartenientes y espadachines del gobierno anterior.

El 51 por ciento goza con las desgracias de los Báez, López y De Vidos, mientras lo que queda del 49 por ciento se refugia en el lamento sin conducción ni capacidad de reacción.

Por eso el Gobierno no se muestra demasiado preocupado por la crisis y se regodea con la corrupción como reflejo. Mientras tanto, cumple con la agenda prometida a sus propios electores, como la promesa de pago a los jubilados con un sistema que amenaza a futuro los cimientos del sistema previsional o una reforma electoral, que, a estas alturas, no implica ningún cambio de fondo, sino la oferta de “transparencia” con votos electrónicos y la eliminación de colectoras. Es raro, el “viejo y corrupto” sistema electoral nunca fue cuestionado cuando hubo un triunfo opositor, pero se lo pinta como el origen de todos los males de la política.

En cambio, el sistema de voto electrónico se promociona como la transparencia absoluta, cuando en la práctica, como cualquier sistema electrónico, es posible de vulnerar y ya hubo muestras de ello en las mismas elecciones de la ciudad de Buenos Aires. De hecho, los países pioneros en voto electrónico, terminaron dejándolo de lado por su vulnerabilidad y solo persiste en seis países. La transparencia no se garantiza por un sistema, sino por la capacidad de control.

Más allá de la destrucción de puestos de trabajo y la caída de la actividad general, en Misiones los efectos del primer semestre se están haciendo sentir con todo rigor. La parálisis de la actividad yerbatera, con precios muy por debajo de los costos, los tarifazos eléctricos que provocan diarios cierres de comercios y las asimetrías internas y externas acentuadas a partir del incremento de los combustibles, hicieron sonar todas las alarmas del Gobierno provincial y especialmente los municipios de frontera, como Posadas, Iguazú, los del Alto Uruguay o hasta Andresito, que requiere por cuarta vez una ayuda extraordinaria para pagar los sueldos y medio aguinaldo.

La fuga de divisas, especialmente hacia el Paraguay, se hace insostenible. El último fin de semana largo se estima que más de 120 millones de pesos cruzaron la frontera, dejando semivacíos a los comercios locales. La suba del dólar en los últimos días –aumentó 80 centavos en una semana para colocarse en 15,60 pesos, casi el límite de pánico pronosticado por el mismo Prat Gay- posiblemente refleje una nueva escalada en los precios internos que profundizará ese escenario. En Misiones, también hay mucha demanda de posadeños que adquieren dólares para hacer compras en Paraguay, ya que en Encarnación lo toman a 16 pesos, diferencia que sirve para las compras directas a un precio más bajo o para aceitar la bicicleta financiera.

La crisis se hace visible en el reclamo de los intendentes que reciben menos recursos y de los comerciantes que ven caer sus ventas. Los datos son contundentes: en mayo se vendieron en Posadas 1.5 millones de litros menos de combustible que en el mismo mes del año pasado, lo que significa una caída de aproximadamente 23 millones de pesos.

Había mucha expectativa puesta en la visita de Macri de este lunes. Sin embargo, la lesión del Presidente jugando al paddle postergó la llegada para una próxima vez. El Gobierno esperaba alguna respuesta a los planteos de energía más barata y de la vuelta del Impuesto a la Transferencia de los Combustibles a una tasa diferenciada para Misiones. Según cálculos oficiales, el ITC diferenciado sería el remedio para la sangría de recursos en las fronteras, ya que al equiparar el costo de los combustibles con Paraguay y Brasil, donde hoy se consigue nafta a un promedio de cinco pesos más barato, caería uno de los argumentos para cruzar la frontera. Ese dinero, girando en Misiones, generaría además una reactivación en la economía que hoy está en zozobra.

El ministro de Turismo, José María Arrúa, graficó el contraste entre el puente repleto y el centro posadeño vacío en el fin de semana pasado. Aunque consideró que la actividad hotelera mejoró en relación a los primeros meses del año, advirtió que “no podemos seguir esperando el ansiado ‘segundo semestre’ que ahora dicen que llegará recién en 2017, porque vemos como nuestra gente se va y se va su dinero, el dinero de los argentinos. Ahora a la asimetría cambiaria, se suma que Brasil va a disponer de zonas francas en 29 ciudades de frontera; se suman las ya conocidas condiciones impositivas de Paraguay que todos los días impulsan a los posadeños a cruzar el puente para cargar combustible», reflexionó.

«Necesitamos que la Nación entienda que Misiones tiene un 80% de límites geográficos con otros países y que las medidas tomadas en materia económica (buenas o malas), necesariamente deben ser acompañadas por la evaluación particular de una zona de frontera como la nuestra. De otra manera, una vez más el centralismo ganará por sobre el interior del país. No queremos ver más comercios cerrados; no queremos reducción de personal; no queremos que el bolsillo de nuestra gente se cuide cruzando el río, porque sabemos que eso es pan para hoy y hambre para mañana», aventuró.

Los comerciantes y los productores yerbateros querían tener una audiencia con Macri para plantearle sus reclamos. Seguirán esperando. Y muchos explotaron cuando trascendió que el Jefe de Estado tenía todo listo para ir a Estados Unidos a ver la final de la Copa América Centenario entre Argentina y Chile. Finalmente, ese viaje fue cancelado por prescripción médica. Pero los ánimos en la Provincia siguen caldeados.

Una encuesta realizada en Misiones, por la consultora Analogías de Analía del Franco, revela que la imagen positiva del Presidente está por debajo de la del gobernador Hugo Passalacqua, que a siete meses de iniciada su gestión, conserva una aprobación del 83,4 por ciento, que crece a 84,4% de evaluación positiva personal.

Según Analogías, casi un 40 por ciento de los misioneros percibe cercanía entre el Gobernador y el Presidente y más de dos tercios desearían verlos actuando de esta manera.

De este modo, se valora la estrategia marcada el 10 de diciembre por el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira. Hay buena relación entre los funcionarios nacionales y provinciales, pero lo cierto es que la gobernabilidad aportada desde Misiones apoyando los principales proyectos del Presidente, no tiene una contrapartida fáctica con la celeridad que requieren las circunstancias.

La encuesta revela también que los misioneros presentan un mayor nivel de optimismo respecto del futuro provincial que del nacional. Un 74,4% confía en el devenir provincial, mientras que el porcentaje se reduce al 67 por ciento en cuanto a la evolución de los indicadores nacionales. Al igual que en el resto del país la falta de trabajo – concreta o posible- es lo que más preocupa a los misioneros.

Ahí radica también una de las principales preocupaciones del Gobierno provincial: la falta de recursos federales para inyectar dinamismo a la obra pública, uno de los principales motores para la generación de empleo.

Las proyecciones no son nada alentadoras. El Estado Nacional redujo las transferencias de Capital a las Provincias y ciudad de Buenos Aires en un 32,7 por ciento en términos reales comparando el primer trimestre con respecto al mismo periodo del año anterior. En términos nominales los giros ascendieron a los 12.932,8 millones de pesos para el primer trimestre del corriente año, siendo que el incremento de los costos de la construcción alcanzo el 32,7 por ciento para mismo periodo.

Esto implica, que la Nación destinó menos fondos a los Programas que tienen como eje solucionar el déficit habitacional registrado, que se efectúa a través del programa del Desarrollo de Infraestructura Habitacional denominado “Techo Digno”, como así también, a los programas de acciones de mejoramiento habitacional denominado “Mejor Vivir”, entre otros.

La contracara de las menores transferencias de capital es la merma en la actividad de la construcción, que de acuerdo a los datos recientemente publicados por el INDEC, presenta una contracción del 24,1 por ciento respecto a igual mes del 2015, en tanto que en lo que va del año la caída es del 10,3 por ciento.

Lo mismo sucede con la coparticipación, que largamente pierde la batalla contra la inflación en el primer semestre. Misiones volverá a padecerlo en el mes de junio, cuando el aumento de los giros por Coparticipación Federal y el Fondo de la Soja apenas alcanzarán a incrementarse un 20 por ciento, cuando la inflación está en torno al 40 por ciento anual. El otro concepto que este mes vendrá “pinchado” es uno que venía incrementándose mes a mes, el del Fondo de la Soja, por el cual se reparte una porción de lo que Nación recauda en concepto de retenciones a las exportaciones de ese grano. Misiones recibirá 64 millones de pesos, contra 83 millones que percibió el año pasado por este concepto. Esos montos harán crujir las cajas municipales.

Ni siquiera el acuerdo ratificado por la Legislatura, mediante el cuál Misiones comenzará a recuperar parte de la coparticipación descontada por la Nación, alcanzará para cubrir el rojo que se hace cada día más elocuente.

El pacto entre Nación y Provincia, ratificado este jueves por la Legislatura, desató una fuerte discusión en el recinto. El diputado Marcelo Rodríguez, del Frente Renovador, recordó que el pacto original de 1992, firmado por el presidente Carlos Menem y Ramón Puerta por Misiones, tenía un neto corte liberal, que quitaba recursos a las provincias para financiar el sistema previsional nacional, mientras que se impulsaba la privatización del sistema que derivó después en las AFJP. En paralelo, se promovió la privatización YPF, la Caja Nacional de Ahorro y la Casa de la Moneda, lo que terminó en el desfinanciamiento del Estado. Cualquier parecido con los tiempos actuales, es pura casualidad.
Por su parte, el radical macrista Mario Pegoraro hizo una efusiva defensa del Gobierno nacional y resaltó que “en seis meses” se logró un acuerdo que demoró 24 años. Cuestionó los sucesivos pactos fiscales firmados por la Nación y las provincias que “nunca fueron cuestionados” en Misiones.
Sugestivamente, olvidó el pacto fiscal de la Alianza, cuando el presidente era Fernando De la Rúa y el ministro de Economía Domingo Cavallo. Ese acuerdo firmado en 2001, permitió el pago de la coparticipación en los bonos Lecops y el recorte de un 13 por ciento de los recursos que se giraban a las provincias a partir de 2002, lo que derivó después en recortes salariales y de las jubilaciones, en un mismo porcentaje.

En cambio, el diputado del Movimiento Agrario, Héctor “Cacho” Bárbaro, también votó a favor, pero aseguró que el pacto surgió a raíz de la necesidad del presidente Mauricio Macri de contar con votos en el Congreso y no por generosidad, como había planteado el radical. “Quiero pedirle a Cambiemos que se pongan a gobernar. No quiero decir que volvimos al 2001, pero la situación es preocupante, en la salud pública, los yerbateros que cobran menos que el año pasado, el tabaco que debe mendigar los fondos del FET, los comercios que cierran y los salarios que tuvieron una caída de no menos del 30 por ciento”, graficó el chacarero. “La revolución de la alegría llegó para la soja y las mineras y ahora con el blanqueo de capitales. Pero a Misiones Macri no viene, dicen que porque se lesionó jugando al paddle o al tenis… Yo creo que no viene porque no tenía nada para ofrecer”, acusó.

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