La masacre de Orlando reavivó el debate sobre la donación de sangre de homosexuales

La gran cantidad de varones gay a quienes no les fue permitido donar, en medio de una campaña que recolectaba sangre para las víctimas, reavivó el debate acerca de la aceptación de donación de hombres homosexuales, en el contexto de conmemorarse el Día Mundial del Donante de Sangre.

 

«Lo que hicimos el año pasado en Argentina fue modificar el proceso de donación; generamos un material de información muy completo para que la persona pueda conocer con claridad cuáles son las conductas de riesgo, y si considera que incurrió en alguna auto excluirse», describió a Télam Mabel Maschio, quien se encuentra a cargo de la Dirección de Sangre y Hemoderivados del Ministerio de Salud de la Nación.

 

Y continuó: «De esa manera, logramos sacar del cuestionario la pregunta de si se era un hombre que tenía sexo con hombres, que era discriminadora, y se focaliza más en la información y en las conductas, independientemente de la orientación sexual de la persona».

 

En este contexto, la funcionaria y especialista indicó que «si bien no tenemos todavía la cifra definitiva, desde que se implementó la medida a hoy no ha habido un aumento en la detección de infecciones».

 

Maschio describió que «para aumentar cada vez más la seguridad de la sangre lo importante es lograr que los bancos sean cien por ciento provenientes de donantes voluntarios, porque si uno se acerca voluntariamente a donar y recibe información y detecta una conducta de riesgo no tendrá problema de auto excluirse; en cambio, si tengo que donar porque mi mamá o mi tía dependen de reunir los donantes para la operación, entonces la presión es otra».

 

La resolución, que entró en vigencia en septiembre de 2015, fue resistida en un primer momento por diferentes comunidades científicas basadas en el mismo motivo en el que se fundamenta la mayor parte de las normativas de todo el mundo: la población de hombres que tienen sexo con hombres siguen siendo la de mayor prevalencia de virus de VIH, después de las personas trans.

 

En Argentina, por ejemplo, cuatro de cada mil jóvenes y adultos tienen VIH pero la prevalencia alcanza al 34% de las personas trans, del 12 al 15% de los hombres que tienen sexo con hombres, del 4 al 7% de los usuarios de drogas inyectables y del 2 al 5% de las/los trabajadores/as sexuales o personas en situación de prostitución.

 

«Antes que nada hay que aclarar lo siguiente: la sangre que puede ser peligrosa para un tercero no se puede usar, a Huésped no le da lo mismo. Ahora bien, no es correcto hacer un primer tamizaje en función de la orientación sexual, sino que tiene que ser en función de las prácticas de riesgo, y en este contexto es que nosotros elogiamos el cambio que se hizo en Argentina desde septiembre pasado», sostuvo Leandro Cahn, Director de Comunicación de la Fundación Huésped.

 

Cahn planteó el siguiente escenario: «Por qué un hombre homosexual con pareja estable hace diez años no podría donar y sí podría un heterosexual que haya tenido sexo ocasionalmente sin preservativo. Por ello es que la reformulación del cuestionario para nosotros fue más efectiva, porque lo que apunta es a generar una mayor conciencia en el donante».

 

En este contexto, el comunicador de Huésped señaló que «para lograr una sangre más segura hay que tender por un lado a la donación voluntaria, y por el otro a invertir cada vez más en los mecanismos de detección del virus de HIV, que actualmente han reducido el periodo de ventana a quince días o un mes».

 

La transformación del modelo de reposición de sangre al modelo voluntario es un objetivo fijado por la OMS/OPS para 2019.

 

«En 2002 la donación voluntaria de sangre en Argentina estaba prácticamente extinguida. Los bancos de sangre hospitalarios, no tenían capacidad para salir a hacer colectas, los horarios eran muy restringidos, y el que se acercaba a donar se tardaba mucho tiempo. A partir de la creación del Programa Nacional, que ahora fue absorbido por la Dirección, se dio un fuerte impulso a todo el sistema de donación voluntaria», recordó Maschio.

 

Lo que comenzó a promoverse desde el Ministerio fue la recolección externa de sangre: «Empezamos a ir nosotros a universidades, empresas, y a partir de allí se dio impulso a los bancos de sangre para que cada uno organice con su comunidad la mejor forma de donación», describió.

 

En Argentina se realizan alrededor de un millón de donaciones anuales y se realizan casi dos millones de transfusiones. Entre el 35 y 40% de los donantes son voluntarios: «La cifra es alta en relación a 2002, pero falta todavía para llegar a la meta que es el cien por cien», sostuvo Maschio.

 

Como ejemplo del aumento de la seguridad de la sangre a partir de la donación voluntaria, la especialista detalló que «en el Hospital Garrahan se desechaban unas 600 unidades de sangre hasta 2011 que se transformó en un banco cien por ciento de donantes voluntarios y hoy desechan sólo unas 20, es decir, entras muchas menos unidades infectadas».

 

Para donar sangre hay que tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos, no padecer enfermedades que sean transmisibles por sangre (Hepatitis B y C, Sífilis, HIV y Chagas), no haber tenido relaciones sexuales de riesgo en el último año, no consumir drogas endovenosas, no haberse realizado, en el transcurso del último año, tatuajes o perforaciones, ni haberse operado.

 

El proceso dura entre 30 y 40 minutos porque incluye una consejería, mientras que la extracción propiamente dura entre 7 y 10 minutos, y no genera ningún riesgo de infección ya que se utiliza todo material descartable.

 

Para conocer el lugar más cercano de donación se puede consultar al 0800 222 1002 o bien ingresar a www.msal.gov.ar/plan-nacional-sangre.

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