Polémica en la Legislatura por un homenaje a Héctor Magnetto, el CEO de Clarín

En la Legislatura se vivió anoche un fuerte cruce entre los diputados de la alianza Cambiemos y de otras representaciones políticas por un homenaje que pretendieron hacer los primeros a Héctor Magnetto, el CEO de Clarín, quien recibió un premio a la «libertad de expresión», otorgado por la fundación Freedom House, financiada por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

La insólita iniciativa fue impulsada por los diputados del PRO Alba Nilsson y Jorge Ratier -Alfredo Schiavoni estuvo ausente- y pasó a la comisión de Asuntos Constitucionales. Los más fuertes reparos llegaron de parte de los representantes de Vanguardia Radical, María Losada y Hugo Escalada, quien criticó fuertemente el proyecto en momentos en que se homenajeaba a los periodistas por su día el próximo martes. Fuentes de la Renovación adelantaron que el proyecto igual no tendrá acompañamiento para que sea aprobado, ya que la iniciativa involucra a Multimedios Sapem y la subsecretaría de Prensa para que «se de a conocimiento público».

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Magnetto fue premiado por la fundación estadounidense Freedom House por «defender la libertad de expresión» durante el Gobierno de Cristina Fernández.

Freedom House nació en 1941 en Washington, y su devenir coincidió con los lineamientos de la política externa norteamericana que se preparaba para ingresar a la Segunda Guerra Mundial y desde entonces, fue un «faro» de opinión en contra de los gobiernos que se diferencian de Estados Unidos.

Freedom House tiene su propio ranking de benefactores, y el Departamento de Estado está en la categoría máxima, los “Freedom Champion” (en inglés, “Campeón de la Libertad”), que aportan 100.000 dólares como mínimo. El máximo no lo publican.

En esta categoría de “Campeones de la Libertad” también revistan la Broadcasting Board of Governors y a la US Agency for Internacional Development, conocida por sus siglas USAID, ambas agencias gestionadas por el gobierno norteamericano y acusadas por diversos gobiernos de utilizar sus fondos para conspiraciones destituyentes y desestabilizadoras, sobre todo en Latinoamérica.

También aportan en esta categoría varias fundaciones ligadas a la derecha norteamericana, Google, el Fondo para la Democracia de la ONU, y los Ministerios de Relaciones Exteriores de Holanda y Noruega, la International Development Cooperation Agency de Suecia y el European Instrument for Democracy and Human Rights, todos países donde, a los ojos del Freedom House, no hay restricciones a la libertad de prensa.

Freedom House presenta a cada país con una breve introducción sobre su historia. En el caso de Argentina, comienza mencionando que Argentina se independizó de España en 1816 sin hacer mención a la Revolución de Mayo de 1810. De ahí salta hasta 1955, y sostiene que Juan Perón encabezó un régimen populista y autoriario hasta el fin de su gobierno, sin mencionar que fue derrocado por un golpe militar. En su breve relato, afirma que a partir de 1955 se sucedieron dictaduras del “ala derecha militar” hasta 1983, salteándose varios gobiernos constitucionales. Por último, afirma que el retorno democrático puso fin a la “guerra sucia, que fue emprendida contra disidentes verdaderos o sospechados por el régimen de militares de extrema derecha”.

En síntesis, más que un desconocimiento de la historia argentina, revelan una posición ideológica que no sólo abona la Doctrina de Seguridad Nacional sino que oculta el rol de Estados Unidos en la promoción de los golpes militares y las complicidades civiles, incluidos los medios de comunicación. Un informe de la SIP de 1978 reveló que, en plena dictadura, “los editores de los diarios de mayor tirada dicen que la seguridad nacional se antepone a la libertad de expresión”.

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