Reflexión dominical de Monseñor Juan Martínez Obispo de Posadas

En este domingo de la Ascensión del Señor, la Iglesia celebra la “Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales”. En el texto de este domingo (Lc.24, 46-53), el Señor les dice a los Apóstoles: “Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escritura, y añadió: Así estaba escrito: el Mesías debió sufrir mucho y resucitar de entre los muertos” al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecado…” (Lc.24, 46-47).

En realidad este mandato se sitúa en el centro de la tarea de todos los bautizados que es de evangelizar y que siempre implicará, por lo tanto comunicar el Evangelio. Por tal motivo en esta jornada la Iglesia quiere celebrar con todos los comunicadores sociales, periodistas, lectores…., trabajadores en general ligados a esta tarea, orando, reflexionando y pidiendo por ellos para que puedan ser fieles a su misión y vocación.
Cada año recibimos el mensaje del Santo Padre para esta jornada. El lema de este año es sobre “Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo”. En dicha reflexión el papa francisco nos dice: El Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la comunicación y la misericordia. Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos. El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad. Y esto es posible tanto en el mundo físico como en el digital. Por tanto, que las palabras y las acciones sean apropiadas para ayudarnos a salir de los círculos viciosos de las condenas y las venganzas, que siguen enmarañando a individuos y naciones, y que llevan a expresarse con mensajes de odio. La palabra del cristiano, sin embargo, se propone hacer crecer la comunión e, incluso cuando debe condenar con firmeza el mal, trata de no romper nunca la relación y la comunicación… Algunos piensan que una visión de la sociedad enraizada en la misericordia es injustificadamente idealista o excesivamente indulgente.

Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la comunicación, y necesita cercanía. La escucha nos permite asumir la actitud justa, dejando atrás la tranquila condición de espectadores, usuarios, consumidores. Escuchar significa también ser capaces de compartir preguntas y dudas, de recorrer un camino al lado del otro, de liberarse de cualquier presunción de omnipotencia y de poner humildemente las propias capacidades y los propios dones al servicio del bien común.

Escuchar nunca es fácil. A veces es más cómodo fingir ser sordos. Escuchar significa prestar atención, tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro. En la escucha se origina una especie de martirio, un sacrificio de sí mismo en el que se renueva el gesto realizado por Moisés ante la zarza ardiente: quitarse las sandalias en el «terreno sagrado» del encuentro con el otro que me habla (cf. Ex 3,5). Saber escuchar es una gracia inmensa, es un don que se ha de pedir para poder después ejercitarse practicándolo…”
La reflexión del Papa Francisco en este año de la Misericordia, nos plantea algo esencial, que sólo el amor comunica, y que por el contrario en general el egoísmo provoca que la comunicación sea solo un negocio mercantil o un circuito violento que siempre termina dañando la dignidad humana. Pidamos en esta jornada por los comunicadores, para que desde tan maravillosa misión amen y sirvan a la sociedad.

¡Como Obispo y Pastor les envío un saludo cercano y Pascual! Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas

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