La política nacional no es igual para todos

Incansablemente se repite desde el gobierno nacional: “era lo que había que hacer”. Con esta frase que, aunque parezca lo contrario, carece totalmente de ingenuidad, se permiten tomar medidas y políticas económicas que benefician a algunos pocos sectores. Esta frase cumple una doble función. Por un lado libera al gobierno nacional de toda responsabilidad por las consecuencias negativas que tienen sobre la población todas las políticas y medidas económicas que toma. Y al mismo tiempo, sentencia que la economía es una sola, que la economía únicamente es exactamente como ellos la entienden y no de ninguna otra manera; la economía es natural y por lo tanto una sola sostienen. En línea a lo precedente, está el “sinceramiento”; palabra que puso de moda Martínez de Hoz cuando asumió de ministro de economía durante la última dictadura militar. Resulta extraño que esta “verdadera” economía, a pesar de ser la “única” y la “real”, requiere de una enorme dosis de confianza para funcionar.

Bajo esta metodología se tomaron medidas que tienen un claro sesgo, es decir una dirección bien marcada. Prácticamente la totalidad de las medidas adoptadas beneficiaron a los mismos sectores, y al mismo tiempo, estas mismas políticas económicas perjudican a otros sectores. Entonces, no es igual para todos.

La devaluación y liberación del cepo cambiario benefició (y lo sigue haciendo) al sector agrario y al sector financiero. Las mismas medidas provocaron una espiral inflacionaria que socava fuertemente el poder de compra de los consumidores. Sumando la quita de retenciones a las exportaciones, nuevamente implica beneficios al sector primario (los exportadores) y perjuicios a los consumidores que ven un incremento mucho mayor que el promedio en los bienes de la canasta básica.

La quita de las retenciones a la minería, beneficia al empresariado minero y quita recursos del Estado Nacional que pueden destinarse a inversión en políticas sociales. La misma suerte para

macricorre

 

La quita del impuesto a los autos de lujo implica menores recursos del erario público nacional que podría destinarse a personas de los decíles más carenciados. Mismo efecto tienen la devolución de las percepciones por compra de moneda extranjera y compras en el exterior a quienes tributan el impuesto a las ganancias. O bien la exención del impuesto a las ganancias para la renta financiera (Lebacs y Nobacs no pagan más el impuesto a las ganancias), mientras las modificaciones del impuesto a las ganancias del gobierno nacional, solo disminuyó la presión sobre los salarios más altos, mientras hoy día una mayor cantidad de personas son contribuyentes, es decir que hay mucha gente que no pagaba ganancias y que por las modificaciones comenzaron a hacerlo. Nuevamente, esto implica, más beneficios para los que más tienen y más perjuicios para los que menos tienen.

Los despidos masivos, tanto en el sector público, como en el sector privado, van por el mismo camino de incrementar la rentabilidad empresaria a costa de reducir el costo salarial, es decir, el salario real. La política firme de planchar las paritarias por un nivel cercano al 50% de la inflación real, cumplen la misma función: bajar el salario real, perjudicando nuevamente al mismo sector, esto es a los trabajadores.

El sistema financiero se volvió a convertir en la bicicleta financiera de la época de Martínez de Hoz: un capitalista pide un préstamo en el exterior a una tasa del 10% o menos, luego los convierte a pesos y lo deposita en el banco a generar intereses, como las lebac por ejemplo que están pagando un 38% (y ahora no pagan impuestos por las ganancias obtenidas). Al cabo de algunos meses o un año, retira su inversión local, luego cambia sus pesos por dólares libremente, y como corolario le alcanza para pagar la deuda total contraída en el exterior y se queda con un diferencial sin que el dinero pase por un proceso productivo. La gran pregunta es quien paga esto. Lo pagamos todos –los consumidores nuevamente– a través de la enorme deuda pública contraída (15 mil millones de dólares) y lo pagan las empresas del sector industrial y manufacturero, en definitiva el sector productivo así como también las pymes, sectores estos perjudicados con la política cambiaria y la erradicación de protecciones ante las importaciones.

Un trabajo realizado por investigadores del CONICET y de la UBA, revela datos significativos y conclusiones de consideración acerca de los niveles de inflación para el último año en nuestro país y su impacto diferencial sobre las distintas clases sociales. En base a datos de CABA el poder adquisitivo promedio tuvo una pérdida del 16%, mientras que en los sectores más vulnerables la pérdida fue del 24%, explicada por el incremento relativo mayor que sufrió la canasta básica. Esta medición solo contempla los primeros 4-5 meses de gestión macrista. Mientras el 10% de los argentinos de mayores ingresos solo vieron reducir su poder adquisitivo en un 11%.

La política económica y social del gobierno nacional “no es para todos igual. Y tampoco esa es la única política económica posible porque no existe una única economía posible. Es hora que eufemismos y frases hechas y llamemos a cada cual por su nombre. La economía Macrista es una economía que beneficia a pocos: a ciertos sectores de la producción primaria, al sector financiero y a los sectores más ricos de la Argentina, pero perjudicando al mismo tiempo al resto de los sectores. La economía del gobierno Nacional no es para todos.

 

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