Así fue la dramática captura de Jorge Chueco en Encarnación

«¡Dejáme saltar, mi vida ya está acabada…!», le pidió el abogado argentino Jorge Oscar Chueco (64) al guardia Cristian Miranda, quien evitó que se suicide desde la terraza del Le Club Resort Hotel, en Encarnación. Estudiantes de periodismo de Itapúa reconstruyen la novelesca y desesperada huida del letrado argentino, pieza clave en la investigación sobre «la ruta del dinero K», revelando datos y videos inéditos acerca de cómo acabó atrapado en Paraguay.
–¡Cristian..! ¿Podés venir, urgente…? ¡Hay un huésped que está a punto de tirarse desde la terraza…!
El grito del conserje del Le Club Resort Hotel hizo que Cristian Daniel Miranda, guardia de seguridad en la portería del edificio, acuda corriendo desde su lugar de vigilancia en la vereda e ingrese rápidamente al interior del complejo hotelero.
–¡Está loco…! –exclamó el conserje, mientras señalaba con el dedo a una de las pantallas del circuito cerrado de televisión, donde se podía ver a un hombre descalzo y con el torso desnudo, vestido apenas con unas bermudas de color verde, que intentaba trepar a la alta muralla que rodea la terraza compartida por el hotel y el sector de departamentos privados del mismo edificio.
Sin perder tiempo, Miranda pidió a uno de los funcionarios del hotel que lo acompañe y ambos subieron por el ascensor hasta la terraza.
Eran aproximadamente las 13.10 del pasado martes 19 de abril, un día en que hacía mucho calor, a pesar de ser otoño.
Desde la terraza del Le Club se puede ver el paisaje de la costanera de Encarnación, las aguas del arroyo Mboi Ka’e y del ancho río Paraná, que rodean al centro de la capital de Itapúa. Un poco más allá, al otro lado del amplio cauce, se divisan las siluetas de los edificios de la vecina Posadas, en la provincia de Misiones, Argentina, unida al Paraguay por el largo puente internacional San Roque González de Santa Cruz.
El guardia Cristian Daniel ubicó en seguida al hombre canoso, de poco pelo, con barba crecida y gafas, que seguía intentando sortear la alta baranda de cemento que separa a la terraza del vacío, con la evidente intención de arrojarse.
«El tipo parecía dopado. Se le olía en el aliento que había ingerido alcohol. Después supimos que también había tomado pastillas. Tenía cortaduras en el cuerpo, en las piernas y en los pies, como si hubiera cruzado un yuyal o un monte de plantas con espinas», relata el guardia.
Cuando lo alcanzaron, el huésped se dejó agarrar y descender del lugar, sin oponer mucha resistencia.
«Me dijo que solo estaba tomando aire. Le expliqué que en ese sector de la terraza no podía estar, porque ya no era parte del hotel sino del edificio de departamentos, que es propiedad privada. Se dejó conducir hasta su habitación, en el cuarto piso, donde le dejamos encerrado, para que descanse y se tranquilice», narra Cristian Daniel.
Hasta ese momento, el guardia no conocía la identidad del problemático huésped. Solo un par de horas después se enteraría de que era Jorge Oscar Chueco, el abogado argentino más buscado desde hacía varios días, que había sido visto por última vez el miércoles 13 de abril en Puerto Iguazú, luego de haber llegado desde Buenos Aires, al parecer huyendo de la Justicia de su país, tras haber sido involucrado en el proceso judicial conocido como «la ruta del dinero k», en donde se vincula a varios empresarios del entorno de la ex presidenta Cristina Kirchner con millonarios presuntos desvíos de fondos, lavado de dinero y otros hechos de corrupción.

El segundo intento de suicido en Encarnación
No habían pasado ni quince minutos desde que dejó al huésped en su habitación, cuando Cristian Daniel Miranda volvió a escuchar otro grito desesperado del conserje.
–¡Subí otra vez, rápido…! ¡El tipo ahora salió por la ventana y se está yendo nuevamente hacia la terraza…!
Sin perder tiempo, con la ayuda de otros empleados del hotel, el guardia lo alcanzó cuando ya el huésped trepaba de nuevo la valla para intentar saltar al vacío.
«Esta vez, el hombre ya opuso una fuerte resistencia y le tuvimos que sujetar con energía. Decidimos bajarle por el ascensor del sector privado del edificio, el que usan los dueños de los apartamentos, porque si lo hacíamos por el ascensor del hotel, que es más público y está más lejos, mi temor era que se nos escape, que corra y salte por alguno de los balcones», explica Cristian Daniel.
Fue entonces cuando el huésped lo encaró al guardia, y le hizo un pedido desesperado:
-¡Por favor, soltáme…! ¡Dame una oportunidad…! ¡Dejáme saltar…! ¡Mi vida ya está acabada…!
Cristian le respondió que no podía hacer eso, pero que lo iba a llevar hasta la calle, donde él sería libre de hacer lo que quisiera.
«Me dijo que él le estaba esperando a una persona, que tenía que venir junto a él para traerle una gran suma de dinero y me insinuó que me daría una parte de ese dinero, si le dejaba en libertad. No le hice caso», recuerda el guardia.
Al llegar a la recepción del hotel había varios funcionarios esperando, quienes acompañaron el procedimiento de llevar al hombre hasta la vereda.
En el video grabado por las cámaras del circuito cerrado del sistema de seguridad del hotel, se ve como el abogado Jorge Chueco es rescatado por el guardia y sus compañeros.
Al ingresar al sector del ascensor, Chueco se aprieta la parte izquierda del pecho con una mano, como si le doliera el corazón o le faltara aire.
En varios momentos, el abogado se sostiene contra la pared, como si le costara mantener el equilibrio.
Cuando ingresa al ascensor, el hombre se agacha y se recuesta en las piernas, en cuclillas, y en esa misma posición lo sorprende otra cámara, en la planta baja, cuando se abren las puertas del ascensor.
Como detalle pintoresco, se ve que uno de los guardias que lo conduce lleva en todo momento un plumero en la mano, a modo de arma.
Cuando salen a la calle, todavía en las puertas del hotel, tras una breve discusión con los guardias y empleados, Jorge Chueco se sienta en el piso y se deja caer contra la pared, abatido, como si sintiera que había llegado al final de su fuga desesperada, como si todos los caminos se le hubiesen acabado.
Las imágenes de todo este proceso, grabadas por el sistema de circuito cerrado, hasta ahora habían permanecido inéditas para los medios periodísticos. El equipo de Spotlight Karumbe pudo obtenerlas en forma exclusiva, para incluirlas como documento en este reportaje.
Mientras Jorge Chueco se quedaba allí, tendido en el suelo, en la cálida siesta sureña, vigilado por los empleados del hotel Le Club, Cristian Daniel acudió a llamar a los agentes de la Policía Nacional que custodian la sucursal del Banco Atlas, ubicada en la misma planta baja del edificio, a quienes explicó lo que estaba ocurriendo.
«Los policías acudieron en seguida, empezaron a averiguar su identidad, descubrieron que era argentino y que no tenía documentos. Entonces comunicaron el caso a la Comisaría Tercera, que está a pocas cuadras del hotel. Así se hicieron las primeras averiguaciones y se pudo confirmar más tarde que era el famoso abogado Jorge Chueco, a quien tanto le estaban buscando», narra el guardia que le salvó la vida dos veces.

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