Ocho años después, la desaparición de Mario Golemba sigue siendo un misterio en Misiones

¿Qué pasó con Mario Golemba? Ocho años después, la respuesta sigue siendo un misterio. Del joven de 27 años jamás encontraron rastros y todas las hipótesis que se tejieron se diluyeron sin remedio ante la falta de evidencias.
En este tiempo que ha transcurrido, se han realizado excavaciones en un destacamento policial de Dos de Mayo y se ha extendido la búsqueda al Brasil, pero nada. Ni un indicio. También se elevó a 100 mil pesos la recompensa para aquellos que aporten datos. Tampoco hubo caso.
Los familiares de Mario no pierden las esperanzas. Esperan que su figura delgada aparezca de golpe por la Picada Indumar y se acabe la angustia. Ha pasado mucho tiempo de un calvario inexplicable.
La causa sigue bajo la carátula “desaparición de persona”, tramitada en el juzgado de Instrucción de San Vicente. La pista sobre la que más se ha insistido hasta el momento es la que apunta a que Mario fue detenido por la Policía de Dos de Mayo y luego brutalmente golpeado por efectivos de la fuerza. Sin embargo, esta versión nunca pudo ser corroborada con pruebas. Hasta el momento, no hay indicios comprobables que relacionen a uniformados con la desaparición del muchacho.
La supuesta decisión de quitarse la vida es otra pista en la que los detectives se sumergieron. Sin embargo, no existe dato de que Golemba se haya suicidado. Es más, la última vez que los suyos lo vieron estaba preocupado por su salud y había decidido ir a ver a una nutricionista. También planeaba casarse. Ninguna de sus últimas acciones son compatibles con las de un suicida.
El caso de Mario tuvo repercusión nacional, porque se mencionó muchas veces, si bien son episodios totalmente diferentes, que se trata de otro “desaparecido en democracia” como Julio López, al que dejaron de ver luego de que declarara en un juicio de lesa humanidad en La Plata y cuyo paradero hasta ahora es un enigma.

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El 27 de marzo de 2008, Mario salió de Picada Indumar en dirección a Oberá. Subió a un colectivo de media distancia a las 7.10 y llegó a destino sin problemas. A través de distintos mensajes de texto, que sus padres guardan bajo siete llaves, porque configuran el último contacto que tuvieron con el muchacho, se pudieron reconstruir sus últimos pasos:

  • A las 10.12, avisó a sus familiares que no había tenido problemas para encontrar el consultorio de la profesional a la que había ido a ver.
  • A las 12.10 confirmó a sus padres que ya lo habían atendido.
  • A las 12.48 precisó que iba a quedarse más tiempo porque le iban a practicar unos análisis.
  • A las 13.05 dijo que iba a volver en el micro de la tarde.

Mario nunca volvió. Sus parientes, alarmados, hicieron la denuncia y empezaron un derrotero que los llevó a entrevistarse con autoridades provinciales y nacionales y a participar de marchas para pedir el esclarecimiento del caso.
Hace unos días, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que siempre acompañó a los Golemba, recordó el cumplimiento de un nuevo aniversario de la desaparición y reiteró: “Según testigos que se entrevistaron por separado con los padres de Mario, el joven estuvo en calidad de detenido esa misma noche del 27 de marzo de 2008 en la comisaría de Dos de Mayo. Aseguran además, haber visto como a Mario lo golpeaban efectivos policiales”.
En cuanto a esta hipótesis incluso hubo excavaciones en un destacamento policial donde supuestamente estaban los restos del joven. No hallaron absolutamente nada.
“Hacemos llegar nuestra absoluta solidaridad tanto a Don Antonio y Doña Irma, los padres de Mario, como al resto de sus familiares y allegados. Exigimos al poder judicial que establezca mecanismos más serios para profundizar la investigación judicial, que hasta el momento no ha arrojado ningún resultado. Y al poder político de la Provincia de Misiones, demandamos que se pongan a disposición y servicio de la familia Golemba, para colaborar con su situación actual, y escuchar sus reclamos y observaciones en torno a la causa judicial por la desaparición de su hijo”, sostuvo ATE en un comunicado.
No fue un domingo de Pascuas más para los Golemba en este 2016, porque a pese a los ocho años que han pasado, el dolor sigue intacto, al igual que la esperanza.

 

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