Detectar problemas de audición en niños pequeños es clave para su futuro desempeño escolar

Muchos niños con problemas de audición son diagnosticados en la etapa escolar, incluso si ya nacieron hipoacúsicos. Problemas como la falta de atención, retrasos en el lenguaje o en el aprendizaje – con respecto al resto de la clase- pueden ser signos de una hipoacusia sin diagnosticar. Por esta razón, es de suma importancia que los bebés al nacer sean chequeados para determinar tempranamente su capacidad auditiva, para así brindarle el tratamiento que necesitara en forma rápida y oportuna.

El screening auditivo es un estudio que se realiza de manera obligatoria cuando nace un bebé, sin embargo los padres también deben estar atentos para hacer un chequeo siempre que el niño presente algún síntoma de que su audición pueda estar comprometida. Actualmente se sugieren chequeos auditivos al entrar al colegio en etapas pre escolares. Además realizar un seguimiento específico a aquellos niños que, por antecedentes familiares o personales, corren riesgo de padecer hipoacusia.
Mónica Matti, Fonoaudióloga, Gerente de Formación de GAES Argentina, afirma que “el impacto de la pérdida auditiva sobre la adquisición y desarrollo del lenguaje y las capacidades cognitivas, dependen en gran medida de una efectiva detección temprana, es por ello que sugiero a los padres tener en cuenta los controles de audición de los niños en diferentes etapas de su desarrollo”.
Las causas más habituales de una derivación al fonoaudiólogo por parte del pediatra están relacionadas con trastornos del habla que se observan en los niños, así como también sospechas de hipoacusia, especialmente alrededor de los 12 meses, en caso de una hipoacusia congénita y en edad preescolar por hipoacusias producidas por otitis u otros problemas de congestión del oído.
En el caso del habla, la primera consulta se da entre el primer y segundo año de vida, en tanto se lentifica la adquisición del lenguaje. También se dan las consultas por problemas de pronunciación, que se hacen evidentes en la época del jardín de infantes donde el niño no logra comunicarse del todo bien con sus pares. Los padres deberían prestar atención a las respuestas del niño ante el estímulo auditivo y este tipo de reacciones son diferentes de acuerdo a la edad:

· La mayoría de los lactantes recién nacidos se sobresaltan o «asustan» ante los ruidos fuertes y repentinos.

· A los tres meses, un bebé por lo general reconoce la voz de los padres.

· A los seis meses, por lo general un lactante puede mirar o girar la cabeza hacia el lugar desde donde proviene un sonido.

· Es frecuente que, a los 12 meses, un niño pueda imitar algunos sonidos y decir unas pocas palabras, como «mamá» o «adiós».

A medida que el bebé crece hasta convertirse en un niño pequeño, los signos de pérdida de audición pueden incluir:

· Limitaciones en el habla, habla deficiente o falta de habla

· Falta de atención frecuente

· Dificultades de aprendizaje

· Necesidad de subir el volumen del televisor

· Falta de respuesta al nivel ruido conversacional o respuesta inadecuado

Según Matti, “los estudios más recomendados en etapas muy tempranas son tanto las otoemisiones acústicas, como los potenciales evocados auditivos, que son estudios objetivos y no invasivos. Cuando el niño es más grande los estudios básicos para realizar una evaluación de la función auditiva es la audiometría tonal, timpanómetria e impedanciometria”.
No hay por el momento estadísticas oficiales respecto a la hipoacusia en nuestro país. Sin embargo, a partir de la implementación del plan nacional de detección e intervención temprana de la hipoacusia, las primeras aproximaciones indican que, al igual que en otros países del mundo, la incidencia es 1 ó 2 bebes hipoacúsicos con hipoacusia de severa a profunda cada 1000 nacimientos y que este número aumenta a 4 ó 5 cada 100 nacimientos en RN de alto riesgo de padecer hipoacusia por antecedentes familiares o personales.
En el caso de los niños prematuros, (aquel bebé que nace antes de la semana 37), según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación y UNICEF, en nuestro país nacen alrededor de 8000 niños con menos de 1,5gs de peso. De esos bebés, 2000 pueden quedar con alguna secuela, entre ellas, la sordera.
El bebé que pesa menos de 1,5 kilos está más expuesto al daño de la vía auditiva. En este sentido, la hipoacusia en bebés prematuros corresponde a un déficit auditivo igual o mayor a 35-40 decibeles HL, lo cual puede ser determinado a través de un examen de potenciales auditivos. “Cuanto antes se detecte más posibilidades tendrá de un tratamiento”, finaliza Matti.

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