Un grupo de empresarios correntinos asociados contrató a una consultora líder europea en proyectos de celulosa y papel para llevar adelante el estudio estratégico de pre-factibilidad de instalación de una fábrica integrada para la producción de celulosa y papel de embalajes basado en fibra de pino de una capacidad de 350 mil toneladas por año, que podría ser localizada en la zona de Ituzaingó, Corrientes.
La consultora internacional contratada es reconocida a nivel mundial por su liderazgo en ejecución de proyectos del sector de la industria de celulosa y papel, desde la planificación, ejecución, estudios de mercado, financiamientos y hasta la asesoría en la puesta en marcha y operación de nuevas industrias de base forestal.
De concretarse el proyecto de instalación de una fábrica de estas características, se estima que la inversión sería del orden de los 700 millones de dólares para su puesta en marcha.
De ser factible el proyecto- lo cual será evaluado en el trabajo de la consultora europea durante los próximos tres meses- y de conseguir posteriormente el financiamiento por parte del grupo inversor correntino, se podría estimar que en tres años más ya estaría en funcionamiento una nueva planta de celulosa y papel en la zona de Ituzaingó.
La idea es avanzar en una planta industrial con capacidad de producción de unas 350.000 toneladas al año, que consumiría en promedio 1.750.000 toneladas de raleo de pino con corteza, aunque puede ser una cantidad menor según ;a cantidad de chip descortezado que ingrese a la planta. Generaría 200 mil toneladas de papeles y cartones para el mercado doméstico, y las otras 150 mil toneladas de producción se destinaría a la exportación, teniendo en cuenta el mercado actual.
Por otra parte, en paralelo los empresarios están trabajando en el armado jurídico de una nueva sociedad. Buscan un sistema asociativo que permita ensamblar el proyecto en forma equilibrada en la cadena productiva foresto-industrial actual, y estudian alternativas jurídicas y comerciales para que los productores de la cuenca de Misiones y Corrientes participen del abastecimiento y también de su desarrollo como socios activos. También analizan la factibilidad de que el Estado pueda asociarse al proyecto.
Pasos firmes
¿Qué hace diferente a este proyecto a tantos otros que trascendieron en los últimos años y que, finalmente, no se concretaron?. El grupo empresario correntino ya llevaría unos cinco años estudiando el mercado local, la oferta de materia prima, buscando encontrar una alternativa que permita hacer una inversión industrial que aproveche los enormes recursos forestales de Corrientes y Misiones. Si bien disponen de un análisis propio detallado, aún no les era funcional a los fines de lograr financiamiento internacional. Pero la decisión firme de invertir y el conocimiento del negocio fue lo que les llevó a iniciar este paso y contratar a la consultora internacional europea que será en definitiva la que planificará, analizará los riesgos y delineará las estrategias para concretar la inversión.
En Argentina hace más de 40 años que no se hace una nueva planta de celulosa y papel.
Es llamativo también que siendo este un país que desde hace varios años no figura en el mapa de los inversores internacionales del sector ni en la visión de grandes competidores globales como atractivo para la concreción de industrias de base forestal, la consultora europea tomó igualmente el desafío.
“Tomaron este contrato porque hay una razonabilidad y potencialidad firme. Hay cuestiones locales hoy que permiten un cambio de escenario y que hacen posible que una consultora internacional líder decida analizar las posibilidades concretas del proyecto y adaptarlo para poder desarrollar este negocio atendiendo la realidad en Corrientes y Misiones, que tendrá incluso un fuerte impacto para los productores forestales de la región, favoreciendo a la cuenca de Misiones también”, aseveraron ante la consulta de Argentinaforestal.com fuentes allegadas al proyecto.
A nivel internacional se observan experiencias de países de Asia en el desarrollo de fábricas de menor escala por sobre los megas proyectos de la industrias celulósica papelera que son más comunes en América Latina, en países como en Chile, Brasil y Uruguay.
Las necesidades particulares de Argentina y su cuenca forestal permitían desarrollar otro tipo de proyecto, pensar en otras alternativas de negocio, y alcanzar un consenso sectorial y estatal para instalar concretar en el país una nueva fábrica de unas 350 mil toneladas por año para la producción de papeles marrones.
En virtud de esto, este grupo empresario de Corrientes, analizó las restricciones que tiene la cuenta forestal, sobre todo en cuanto a tenencia de la tierra; advirtió la necesidad de dar salida a un importante volumen de madera -especialmente de diámetros pequeños que en la actualidad prácticamente no tienen valor y subproductos de aserraderos- y definió que es viable un proyecto de estas características. Para ello, y para dar el respaldo necesario al éxito de la viabilidad del mismo, avanzaron en la contratación de la consultora líder europea.
