El obispo Martínez bendijo el Santo Crisma para los recién bautizados, confirmados y servidores

En la misa realizada esta mañana en la parroquia Sagrado Corazón en Villa Lanús, el obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez  bendijo el Santo Crisma para ser ungidos los recién bautizados y los confirmados y serán consagrados aquellos que llamados por Jesús a la Santidad entregarán sus vidas al servicio de todos».

En el marco de este rito del Jueves Santo, los Santos Óleos serán distribuidos luego a todas las parroquias y capillas de la Diócesis para ser suministrados en las misas durante todo el año.

La misa Crismal es la Bendición del Crisma que hace el obispo y de los óleos que se usarán en las parroquias y capillas durante todo el año.

En la ocasión también se reavivó el compromiso  sacerdotal de los presbíteros, de servir con fidelidad y entrega a Cristo en sus iglesias.

Ante una gran cantidad de fieles y autoridades que se ubicaron en un escenario armado en la plaza Arturo Illia, frente a la parroquia, el Obispo inició la celebración diciendo que “la Santa Iglesia conmemora la primera Eucaristía hoy en la cual Cristo nuestro Señor comunicó su sacerdocio a los apóstoles y a los otros”.

Agradeció a los sacerdotes que llegaron a renovar su compromiso, y a la comunidad que se acercó a acompañar, en un momento que es también para «pedir a Dios que juntos en comunión podamos hacer una iglesia viva, una iglesia evangelizadora, peregrina y misionera”.

En el transcruso de la misa se hizo la bendición de los óleos que después se distribuirán a mucha gente que vive distintas situaciones, destinado a los Catecúmenos y enfermos.

La bendición de los Óleos

Los tres óleos estaban dispuestos frente al altar en tres grandes recipientes. El titular de la Diócesis de Posadas comenzó con la bendición del aceite para los enfermos, dijo: “Señor, sobre este aceite tú que has hecho que fuera producido por los vegetales para restaurar los cuerpos, enriquece con tu bendición este óleo para que cuando sean ungidos con él  sientan en su cuerpo y alma tu divina protección y así se vean liberados de la aflicción y de todas las enfermedades y sufrimientos, señor que este aceite sea santificado en beneficio nuestro por medio de tu bendición en el nombre de tu hijo Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos”.

Igualmente bendijo el aceite santo para los Catecúmenos, es decir para aquellos servidores que serán ungidos en la fe y servicio a Dios.

Luego, acompañado por los sacerdotes consagró el Santo Crisma que será usado en todos los bautismos y confirmaciones de las parroquias y capillas, es un aceite perfumado sobre el cual el Obispo pidió que “Dios bendiga y santifique este aceite para que sean ungidos exteriormente  y exteriormente con él y sean dignos de la redención divina”.

El obispo Martínez anticipó que en la noche del Jueves Santo iba a comenzar el triduo pascual, “el misterio central de nuestra fe, Cristo él es el único sacerdote y es él el que se hizo uno de nosotros, Dios hecho hombre, es lo que creemos desde nuestra fe los cristianos, creemos en un hombre que es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, Jesucristo, y en estos días lo acompañamos al Señor porque durante este triduo pascual desde la liturgia él asume toda la humanidad, todos los sufrimientos y todos los dolores, es lo más patente de la Humanidad, que asume la propia muerte para ganarnos la vida, para reconciliarnos, para manifestar que siempre triunfa el amor y la caridad sobre el flagelo del mal, por eso la Pascua lo que celebraremos en el triduo, mañana, la vida triunfa sobre la muerte, el amor gana, es lo que creemos”.

La renovación del compromiso sacerdotal

Luego  les preguntó a los sacerdotes que llegaron de las distintas parroquias de la Diócesis: “¿quieren renovar ante su Obispo y ante el Santo Pueblo de Dios las promesas sacerdotales que un día formularon?;  ¿quieren unirse y conformarse más estrechamente al señor Jesús, renunciando a ustedes mismos y cumpliendo los sagrados deberes que movidos por el amor de Cristo para servicio de su Iglesia asumieron con alegría el día de su ordenación sacerdotal?; ¿quieren ser fieles administradores de los misterios de Dios en la celebración eucarística y en la demás acciones litúrgicas y cumplir fielmente el deber sagrado de enseñar siguiendo a Cristo cabeza y pastor, movidos no por la codicia de los bienes terrenos sino por el amor a las almas?, ante cada una de estas preguntas respondieron “sí quiero”.

Obispo Juan Rubén Martínez, homilía en la misa crismal en Villa Lanús. (Audios Misiones on Line).

Bendiciones y cánticos.

Momento de la bendición de los Santos óleos.

MAB EP

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