Se celebró la misa por el Día de San José, patrono de Posadas

En la jornada de ayer, 19 de marzo, se llevó a cabo la misa por la solemnidad de San José, patrono de la ciudad de Posadas. La misa fue presidida por Monseñor Juan Ruben Martínez y concelebrada por diferentes sacerdotes de la ciudad de Posadas.  Durante la homilía, Monseñor Juan habló de las virtudes del Patrono, el silencio en el servicio como padre del Señor Jesús y su fidelidad en el servicio del plan divino de Dios.,  y de la importancia de cultivar el don de la Fe, para hacer una sociedad más justa y creyente en la familia, en la justicia y en la sociedad.

 

HOMILIA DE MONSEÑOR JUAN RUBEN MARTÍNEZ EN SAN JOSÉ

Estamos celebrando esta Eucaristia, y desde ya que queremos realizar. La eucaristía es una acción de gracias que queremos realizar. Una acción de gracias a Dios, porque siempre fue acompañando nuestra historia, la historia de la humanidad, y haciendo de esta historia, que sea una historia de salvación. También lo hemos vivido así en nuestra historia y en nuestra provincia.

Hemos tenido la evangelización, fuerte evangelización, con la singularidad de las misiones jesuíticas, de las distintas reducciones y aquí en Posadas, la primera fundación hecha por el mismo Roque González de Santa Cruz. Pero esta historia de Fe, fue transitando los siglos, y a fines del siglo XIX la presencia de San José fue muy fuerte. Cuando se empezó a realizar esta segunda fundación, cuando aquí se hizo, en este mismísimo lugar, la primera capilla, que tenía en ese momento la ciudad, la ciudad empezaba a nacer, y tuvo la advocación de San José en ese inicio de la ciudad.

Por eso transitaron los años, muchos, donde todos los 19 de marzovenimos celebrando, agradeciendo a Dios esta intercesión de este hombre, que como bien lo reflexionamos con la novena, como  recién lo señalaban en el guión, fue un hombre de Fe.

Por eso nosotros, queremos agradecer a Dios, porque la fe es un don de Dios, un don de Él. Dios obra ese don, pero nosotros también tenemos la responsabilidad, de responder a ese don de Dios y queremos realizarlo en este contexto eucarístico, con la presencia de ustedes como pueblo de Dios, de nuestros sacerdotes y diáconos que han venido a participar de esta celebración de nuestra ciudad, agradecer también a los medios de comunicación que están transmitiendo que hacen posible que muchos puedan ver, puedan escuchar esta celebración desde nuestra catedral de Posadas.

Es un motivo de alegría y de gozo en esta noche el poder realizar esta celebración, por supuesto que queremos nosotros, tomar de la figura de San José, creemos que tiene tanto para enseñarnos y para decirnos este SI que él también le dijo al  plan de Dios, al proyecto de Dios. Con este rol que tuvo, tan particular, en el proyecto de Dios, en el misterio de un Dios que estaba obrando algo en grande. Un Dios que nos hizo entender, que no era un Dios lejano, sino un Dios cercano que quiso hacerse uno de nosotros y se encarnó en la carne de María. A él (San José) le toco el rol de acompañar ese hogar de Nazaret, esa historia, que nos relata la palabra de Dios, que narra como dice el evangelio de Juan, “la palabra se hizo carne”. Tuvo que cuidar él, con este rol y su paternidad, tuvo que cuidar de este hogar de Nazaret, no tiene tantas presencias en los textos bíblicos y sin embargo  su presencia, fue una presencia de Fe, un presencia profunda, silenciosa podemos decir, pero una presencia, que podemos decir, nos puede hacer entender a nosotros, como tenemos que vivir este don de la Fe.

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Un don de Dios. Pero este don, lo tenemos que vivir nosotros, con el compromiso que tenemos que asumir con ese Don de Dios. Porque ese don que recibimos en el bautismo y que nos da el Señor durante la vida, puede ser vital. Una Fe vital, si nosotros nos comprometemos con esa Fe y tratamos de vivir alimentando esa Fe, que es un don de Dios. Por eso San José no necesitó para vivir esta obediencia a Dios, a la propuesta que él le hizo, no necesito de grandes cosas, tuvo algún sueño, algunas presencias,  pero fue fundamentalmente esa FIDELIDAD,  de lo cotidiano lo que lo caracterizó y tuvo momentos muy duros. Porque en el mismo nacimiento, tuvieron que huir a otro lugar, porque por celos de poder lo querían matar al Señor, en la noche de los inocentes, en el día de los inocentes, y entonces huyeron y así tuvieron situaciones que no fueron fáciles, por eso está el tema de la Fe. Pero la Fe que se va trazando aun en situaciones duras, complejas, que podemos tener en la vida. A veces parecería que para poder tener Fe necesitamos signos, milagros, muchas cosas externas, para ratificar la Fe.  Entonces es como que tenemos que creer.

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Se multiplican muchos pedidos, el mismo Señor lo va a señalar, ustedes necesitan muchos milagros para poder creer y sin embargo la Fe requiere un compromiso, aun cuando nosotros experimentamos la sequedad en la vida espiritual, cuando no tenemos tantos signos externos que nos acompañen, a veces situaciones de dolor o de persecución inclusive y es ahí donde nosotros tenemos que responder con el don de la Fe, ahí donde se curte, donde se juega lo que nosotros creemos. La Fe toma raíces en nuestra vida, es en el desierto, donde el pueblo de Dios, elegido, el pueblo elegido, que iba conduciendo Moisés, es en ese desierto, donde ellos tenían que cumplir con la voluntad de Dios, en camino de la tierra prometida, y nosotros también tenemos que entender que la Fe es un don, pero que implica nuestro compromiso en la cotidianidad.

Somos cristianos, podemos preguntarnos ¿somos cristianos? Los que estamos aquí, los que nos ven, los que nos escuchan, bueno nosotros tendremos que hacer carne esa Fe, en nuestra vida y como lo vamos a hacer?  No hace falta que hagamos cosas extraordinarias, porque por ahí dicen esta persona es vidente, esta persona parecería entonces que tiene más Fe. La Fe nos implica en la cotidianidad silenciosa, del día a día, de todos los días, en nuestros criterios, si son los criterios que hacen al bien, cuando obramos discerniendo que está bien y que está mal, y sabiendo que lo que está mal, no puede ser una opción nuestra, tenemos que discernir el bien y el mal, el mayor logro del demonio, seguramente, es haber eliminado la palabra pecado y hacernos creer que el mal no existe.  Seguramente por eso, es que cuando miramos a nuestro alrededor, vemos seguramente, muchas estructuras de pecado, mafias, corrupción, cosas que nos duelen, y por ahí se llaman cristianos. Con dolor tenemos que decir que para poder ser cristianos, hace falta vivir este discipulado de la Fe como un don en la vida diaria, en nuestras opciones, en nuestrso criterios. Así vivió San José, por eso tiene tanto mérito, fueron muchos años de silencio en Nazaret , fueron de trabajo cotidiano, sin muchas cosas que llamasen la atención.

La palabra de Dios, inclusive, no habla tanto del tiempo de Nazaret y sin embargo ahí creció Jesús, fue madurando ese tiempo, un tiempo tan importante del silencio pero tan fecundo. El silencio y la fecundidad de Nazaret.

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Por eso nosotros, en esta noche, también queremos reflexionar, pero sobre todo pedir el DON de la Fe, hace falta, nuestro tiempo necesita varones y mujeres que vitalicen el don de la Fe, para que nuestra sociedad pueda oxigenarse en la esperanza, tenemos que vitalizarlo nosotros poniendo criterios virtuosos. Cuando muchas veces nos encontramos, en situaciones que nos duelen después, pero que las provocamos nosotros mismos, que nos dañan, que nos van haciendo mal. Una sociedad nueva, que tiene mucha historia, pero a la vez también nueva, con nuestro crecimiento poblacional, que tenemos en Misiones, en Posadas, nos tienen que hacer pensar si queremos vivir una Fe vital, que impregne el estilo de vida, que podamos ser nosotros instrumentos desde la Fe, de una evangelización de esta cultura, podemos decir de una humanización de esta cultura, para que creamos en la vida, en la justicia, en la familia, en la solidaridad, para que podamos crecer en el amor y en la misericordia. Por eso en esta noche le pedimos a San José que interceda por la Iglesia, que interceda por nosotros, para que podamos ser instrumentos, para que podamos este don, poder transmitirlo, en nuestra cultura y en nuestros hermanos.

 

 

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