Universitaria violada: “Mi hija puede reconocer la voz de su agresor”

Iris, madre de la chica violada (Radio Libertad)

«Mi hija puede reconocer la voz de su agresor”. Lo dijo la madre de la joven eldoradense violada en un departamento de Posadas hace poco más de una semana.
En diálogo con Radio Libertad, señaló la chica volverá Posadas a estudiar “porque no le quiere dar el gusto de vivir con miedo” a su agresor.
Dijo que intentará retomar su rutina, y agregó que por el momento no quiere recibir ayuda psicológica, pero “de todas maneras está contenida por su familia”.
“Tratamos de animarla, hay gente que le está brindando mucho apoyo además de nosotros”, remarcó
Respecto a cómo piensa seguir después del aberrante episodio, la mujer aseguró que “tiene la suficiente valentía para seguir adelante y continuar con su carrera. Ella nunca asimiló que lo que le había pasado es similar a otros casos”.
En este sentido añadió que su hija es muy reservada y no tiene un círculo muy grande de amistades. También dijo que “siempre en estos casos queda grabada la voz, en este caso cuando la amenazó, cree que podría reconocer nuevamente si vuelve a escuchar esa voz pero nunca se sabe”.
“Yo la apoyo en todo y si ella decidió seguir adelante y continuar con sus estudios, así será. Obviamente estaré con el corazón en la boca pero no hay que dejarse ganar por esta gente enferma, que hace estas cosas”, indicó.

Las chicas, con miedo
En función al alerta que se generó por los caso de ultraje como el que vivió la universitaria en el departamento que alquila en Tucumán y Sáenz Peña, comentó: “Estuve en Posadas la semana pasada y las chicas de la cuadra o la zona donde vive mi hija están con miedo. Ahora hay una psicosis general por lo que pasó y no será como antes, que las estudiantes se juntaban a tomar tereré en la vereda sin miedo. Ahora hay un alerta permanente”.
A la pregunta de qué sabe de cómo se dio la situación, indicó que “nadie escuchó nada y por lo que vi que se dijo o en una conclusión mía, el que hizo esto la estuvo estudiando y sabía de los movimientos de mi hija. Lo mismo escuché que pasó con la chica que fue víctima en enero”.
Por último, la mujer consideró que “esta gente, aunque no sé si se la puede llamar así, elige sus víctimas, generalmente buscan chicas de bajo perfil, delgadas, contexturas físicas menores. Al momento de hacer lo que hacen tratan de decirles cosas como que no cuenten nada porque pasaran vergüenza, que será pero si hablan y esas cosas”.
El caso es investigado por el juez de Instrucción Marcelo Cardozo.

Buscando a un fantasma

No hay registros de cámara de seguridad alguna que arroje indicios sobre el violador que atacó a la estudiante universitaria de Eldorado hace una semana en Posadas. Nadie vio al pervertido. Por eso, para los investigadores de la Policía y de la Justicia es como buscar a un fantasma.
Los vecinos del edificio de Sáenz Peña y Tucumán no escucharon nada raro la madrugada del jueves 10 de marzo. El sistema de videovigilancia de la empresa de seguridad que funciona en la planta baja del inmueble no captó nada fuera de lo normal. Y la víctima ni siquiera pudo ver las facciones del abusador, por la oscuridad que había en la pieza y por la manera en la que lo intimidó el malviviente, armado con un cuchillo.
Este panorama complica a los investigadores, que reconocen que encontrar un indicio será una tarea difícil pero no imposible. Trabajar con mucha paciencia es la consigna. Sin embargo, hay una preocupación que acecha: la posibilidad de que el violador vuelva a atacar.
Lo único que tienen los detectives es el material genético que levantaron los peritos y que permitirá tener un ADN del autor del abuso. El estudio se hace en Buenos Aires, por lo que las muestras deben ser remitidas hacia allí. Los más optimistas aseguran que el resultado se conocerá en 15 días, pero es probable que tarde mucho más.
Se sabe, por las marcas que dejó en la baranda (hierros torcidos), que el violador trepó un muro, caminó por el balcón y entró al departamento de la chica, que estaba durmiendo en la parte de abajo de una cucheta.
Fuentes del caso indicaron que es casi una certeza que el pervertido hizo “inteligencia” sobre la víctima: sabía que estaba sola y cómo llegar hasta donde ella descansaba. Otra estudiante eldoradense, violada en enero en un albergue estudiantil ubicado en San Luis casi Catamarca, dijo en una entrevista que para ella ambas habían sido presa del mismo criminal: “Nos estudió y actuó porque sabía que estábamos solas”, aseguró.
En las últimas horas se conoció de un antecedente similar: en 2013, una joven que se encontraba en un departamento de la calle Junín, al lado de una guardería y cerca de la plaza San Martín, fue víctima de un abusador que actuó de la misma manera, trepó hasta el departamento donde ella se encontraba y la ultrajó.
Las fuentes indicaron que hay muchas similitudes entre los casos, pero como nadie vio al autor, todo queda en la hipótesis. Por eso es clave la realización del ADN en base a lo recolectado tras el último caso y su cotejo con los patrones genéticos levantados en el caso de enero, por ejemplo. Recién entonces se sabrá si se trata del mismo degenerado, que por ahora sigue siendo un fantasma que acecha.

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