El pronóstico reservado de un chico de 13 años que se accidentó en una moto

El doctor Mario Barrera, neurocirujano infantil del Parque de la Salud vuelve en su editorial cotidiana lo que para él es «una vieja historia». Dice: «El fin de semana como es una costumbre, nuestro Servicio de Emergencia y Terapia Intensiva, aumentó su trabajo debido a los accidentes de tránsito… El cóctel tristemente conocido, de alcohol, juventud, velocidad, e imprudencia».

«Es el responsable de que los Hospitales se inunden de personas luchando por su vida, sobretodo de adultos jóvenes y niños… De familiares clamando, exigiendo una atención rápida y efectiva, incluso con malos tratos haciendo responsables al plantel de salud de lo que pudiera suceder. No siempre es así, pero sucede!!!

Analicemos la situación, ese niño, que hasta hace unas horas era un niño sano y estaba jugando, es el mismo niño que ingresa al hospital, en grave estado, luchando por su vida porque iba en una moto, junto a su familia (3 o 4 integrantes) en brazos de su madre sin ningún tipo de protección.

No es mi deseo juzgar esta situación, no es mi función, sólo me limito a contar la historia, o una parte de la historia para que reflexionemos juntos.

Les hablaba del fin de semana, ingresó un niño de 13 años de edad, derivado del interior, en muy mal estado, poli traumatizado (que significa golpes en todo el cuerpo) y múltiples fracturas en ambas piernas, cadera y brazos… El muslo izquierdo con fractura expuesta (es decir el hueso roto asomaba en la superficie y podía verse). Hacia bastante tiempo que no veía este tipo de lesiones… La historia dirá, que iba en una moto a más de 100 km/h perdió el control y sufrió un accidente.

Varias horas de cirugía, muy cruenta por cierto y hoy se encuentra con un pronóstico reservado…

Suelo expresar cuando hablo con los padres, que medicina no es una ciencia exacta, dos más dos es cinco… todo es dinámico y está en constante cambio y revisión… Entonces hablamos de Pronóstico Reservado, puedo decirles sin temor a equivocarme, que este jovencito, no volverá a jugar a la pelota, no tendrá una adolescencia feliz, pues tendrá múltiples dificultades para integrarse a una sociedad que muchas veces le dará la espalda, su calidad de vida, se verá disminuida y por lo tanto deberá desarrollar otras habilidades que le permitan sobrevivir.

Mientras no tomemos conciencia, no hagamos profundos cambios culturales desde la educación, nuestra sociedad en este sentido tendrá un pronóstico reservado…) (Por el doctor Mario Armando Barrera, neurocirujano infantil especialista en Pediatría, postgrado en Atención Primaria de la Salud).

 

 

 

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