Posesión y dominio del Bayern. Coraje y reacción de la Juventus. El equipo de Guardiola desaprovechó una sustanciosa renta que le hubiera otorgado prácticamente el pasaporte para cuartos de final ante un rival de dos caras.
Arrancó la Juventus renunciando a los argumentos que le habían convertido durante este curso en uno de los equipos más atractivos, capaz de encadenar 15 victorias consecutivas. Massimiliano Allegri apostó por una línea de cuatro (Pogba, a la izquierda) y cedió la iniciativa a un enemigo con descarada vocación ofensiva, con Douglas Costa y Robben abiertos en las bandas, y Lewandowski y Müller, en el centro. Ambos, junto a Bernat, dispusieron de claras ocasiones para abrir el marcador antes de la media hora. Al filo del descanso llegó el primer tanto, obra del mediapunta germano, tras jugada de tiralíneas de los veloces extremos.
La plaga de lesiones obligó a Guardiola a presentar una desconocida pareja de centrales, con Alaba (lateral izquierdo) y Kimmich (mediocentro), pero eso no restó eficacia al campeón bávaro. Mandzukic -el delantero que no quiso Guardiola- apenas inquietó en el primer periodo. El polivalente Vidal, que regresó a Turín, se multiplicó: tomó el timón del equipo y se intercaló entre los centrales. Los bianconeri quedaron a merced del contrario. Khedira estuvo perdido, y Dybala, desconectado. Sólo Cuadrado mantenía la compostura de un grupo arrugado.
Allegri, con la salida de Hernanes en la segunda mitad, buscó más profundidad, pero el Bayern respondió con una presión adelantada. En un contragolpe de Thiago, Robben marcó tras exhibir su fantástico dribling. El único error de la defensa alemana (Kimmich quedó señalado) lo aprovechó el hábil Dybala para dar oxígeno a la Juventus, que en el último tramo, con la entrada de Morata, mostró la agresividad de la que careció en el inicio. El madrileño activó la ilusión, al dar una asistencia, de cabeza, a Sturaro para anotar el gol del empate. Allegri acertó con los cambios y alteró el rumbo del partido. Una igualada impensable en la primera mitad, que deja abierta la eliminatoria.
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