El Sistema Nacional de Estadísticas sobre la Ejecución de la Pena es una radiografía del sistema carcelario argentino. Se elabora en el Ministerio de Justicia de la Nación y lo nutren números que llegan de todos los distritos provinciales. Actualmente se halla en elaboración el de 2015, pero ya fue difundido el de 2014. Gracias a ese trabajo se tiene un panorama de cómo se encuentran las cárceles de Misiones, en cuanto a composición de la población y cantidad de reclusos.
En 2014, 1185 personas estaban privadas de su libertad en presidios de la tierra colorada, distribuidas en las cárceles de Loreto, Oberá, Eldorado, Correccional de Menores, Correccional de Mujeres e Instituto de Encausados. La colonia penal de la Capital del Monte, con 315 internos, era entonces la penitenciaría con mayor población, seguida de la de Loreto, con 297 y la de Eldorado, con 281.
Del total, se encontraban con condena 659. El 32% tenía entre 24 y 34 años; 23%, entre 35 y 44 años; 15% entre 45 y 54; y 14% entre 21 y 24.
De acuerdo con el SNEEP, hay predominancia de presos masculinos: 97% contra apenas 3% de las damas. Lo mismo sucede con la nacionalidad: 93% son argentinos y el 7% restante lo componen reclusos provenientes de países limítrofes y Perú.
Cuando se realizó el estudio, se determinó que 79% (937) era soltero y 16% (189) casado. De los 1185 presos, 536 no había terminado la primaria, 270 lo había hecho; 139 tenían la secundaria incompleta; 39 la habían culminado y había apenas tres universitarios recibidos.
Al ingresar al presidio, 872 eran changarines, 214 desocupados y 99 en relación de dependencia. Más detalles: 614 (52%) carecía de oficio u ocupación; 206 tenía alguna profesión y 365 un oficio.
De la población carcelaria misionera, 922 internos provienen del ámbito urbano y 258 del rural. El 99% residía en la provincia. El 1% restante lo conforman 5 correntinos, 4 bonaerenses y un cordobés.
El 96% fue enviado a prisión a la Justicia provincial y el resto por la federal. 55% está condenado y 34% procesado.
Una vez dentro de las cárceles, los reclusos tienen la posibilidad de capacitarse laboralmente o seguir sus estudios. Los siguientes datos echan luz sobre las opciones que tomaron en 2014: 52% (593) participó de algún programa de capacitación laboral; 48%, no. Con respecto a lo educativo, el 70% eligió no participar en programas de formación. Diferente fue la aceptación de las actividades deportivas, el 95% decidió sumarse.
El análisis incluyó además aspectos de la disciplina de los presos. Por ejemplo, gracias a él se supo que el 82% no participó de ninguna alteración del orden; y que el 15% que sí lo hizo protagonizó revueltas sin heridos ni tomas de rehenes.
Más alto aún es el porcentaje de reos que no cometió infracción disciplinaria alguna: 83%. 14% registró faltas graves.
En síntesis, el preso promedio en la provincia tiene buena conducta. El relevamiento lo ratifica: 53% tiene conducta “buena”. 16%, muy buena; regular 9% y mala 1%. Apenas el 0,2% intentó evadirse.
Del total de 1185 reclusos, 190 fue apresado en 2014; 156 en 2013, 121 en 2012; 116 en 2011; y 108 en 2010.
En cuanto a los delitos que los llevaron a prisión, cuatro seis son los principales: homicidios dolosos, robo o tentativa de robo, violaciones, ilícitos contra el honor, otros delitos contra la integridad sexual e infracción a la Ley de Estupefacientes.
De los condenados, el 28% cumplía sentencia de entre 6 a 9 años de encierro; 27% de 9 a 12; 11% de 12 a 15; 7% de 15 a 18; y 8% más de 18 años. En 2014, había 124 castigados con la prisión perpetua.
Finalmente, el trabajo, detalla la sobrepoblación que en el año de estudio tenían los presidios de la provincia: la cárcel de Loreto, con capacidad para 200 internos, tenía 297 (48,5%); la UP II de Oberá, con estructura para 196, albergaba a 315 (60,7%); la UP III de Eldorado, con capacidad para 250, registraba 281 (12,4%); el Instituto de Encausados de Posadas, con instalaciones para 160 internos, tenía 208 (30%); y la de Mujeres tenía 33 reclusas, 10% que lo que marca su capacidad.
De todos modos, la superpoblación fue controlada en 2015, con la inauguración de las unidades penales de Puerto Rico y Cerro Azul.
El SNEEP indica que desde 2002 (salvo un leve declive en 2008), la población carcelaria de Misiones siempre fue en aumento.
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