El 16 de enero de 2010, mientras se desarrollaba la competencia de natación “Cruce del Paraná”, parte de los competidores fueron absorbidos por el efecto causado en la corriente por barcazas que se encontraban ancladas en el río. Perdieron la vida Víctor Darío Sessa, Fernando Miguel Solé Mases; Eugenio Raúl Seró; Sebastián Enrique Ruzecki; Ricardo Nicolás Levequi; Manuel Jacinto Leiva, Mauro Patricio Bacigalupi y Luis Saide. A las 10.30 recordaron a las víctimas, con una misa y una ofrenda floral echada a las aguas del río.
En el 2014, tras haber transcurrido cuatro años, finalmente llegó el juicio oral y público que tanto solicitaban los familiares y se dieron a conocer detalles de aquella competencia que se desconocían hasta el momento, pero en la actualidad los condenados, Jorge Antonio Lezcano y Hugo “Tyson” Alfonso, continúan en libertad, esperando por la apelación, mientras Casación no dictamine la sentencia firme.
Hoy, seis años después de aquel lamentable hecho, las familias de las víctimas siguen unidas en la lucha, en el recuerdo y el dolor que les produjo aquel nefasto día. Se evidenció la férrea unión de la cual son participes los allegados a los que dejaron de existir en el plano terrenal. Fue en una misa en el monumento a Stella Maris en la costanera de Posadas en la cual se reencontraron esos compañeros unidos por la tragedia, para elevar una plegaria al cielo que clama por justicia y por pronta resignación.
El sacerdote que hospicio la ceremonia dio consuelo a los participes haciéndoles recordar que desde algún lugar del cosmos, esas personas aún siguen estando, velando por la felicidad y el bienestar de quienes se quedaron aquí.
Las lágrimas, los abrazos y la fraternidad afloraron durante la ceremonia. Unidos y a modo de ofrenda, un ramo de flores fue largado a la vera del río como un presente que mantiene viva la memoria de quienes no están más. La unión y calidez de quienes asistieron al lugar se hacía notar. Se conocen desde hace mucho, son compañeros de la lucha y el pedido de justicia.
“Nosotros no queremos venganza, solamente justicia” es lo que afirma el padre de uno de los nadadores, un joven que se había recibido del colegio secundario y aspiraba a ser un médico y que con 19 años se despidió de sus padres por última vez. La sentencia que saciará en parte el pedido de justicia de los familiares y allegados a las víctimas, se encuentra algo aletargada por el proceso judicial, pero ya existe una condena para un prefecturiano jefe de Operaciones de la Prefectura en Posadas y al organizador del evento. Solo resta esperar a que se hagan efectivos los años de prisión a los que fueron condenados, que serían los principales responsables de la tragedia.
Algunos de los familiares opinaban que “estamos conformes con el accionar del juzgado federal, pero creemos que esto hay que llevarlo más a fondo ya que los dos condenados no son los únicos responsables”.
Al hablar con los familiares todos aúnan sus voces y pareciera que al unísono se lamentan “nada nos va a devolver la vida de nuestros seres queridos” y tal vez sea por ello que la justicia sólo sirva para dejar un antecedente de la que fuere la peor tragedia del deporte en toda la historia argentina. “Que esto no vuelva a suceder” es el lógico pedido de los familiares que seis años después ya pareciera que encontraron la resignación pero en fechas tan especiales como las de hoy el vacio que dejaron esos seres queridos parece sentirse con creces.
Y fue así, como en una soleada mañana de un sábado, un grupo de personas renovaron su fe y se dieron entre todos ese abrazo fraternal que te eriza la piel, porque del dolor de la tragedia surgió un hermoso grupo humano, que nunca bajó los brazos y pareciera que su pedido de justicia fue escuchado. Nada les devolverá a sus seres queridos, es cierto, pero estas cosas hacen que miren al cielo con una sonrisa y esperen con ansias aquel reencuentro, aquel abrazo que se darán cuando se vuelvan a ver a los ojos allá arriba.
“La gente no nos entiende, la vida sigue, y es lógico que así sea, pero a nosotros nos queda una familia incompleta, para siempre. Los interrogantes son frecuentes, lo único que no quedó de nuestro hijo es mi nieto” explica la mamá de Mauro Baigalupi.
“Sentís impotencia, no culpamos a la justicia porque son procedimientos que pueden hacerse por estar avalados por la Constitución nacional pero a nosotros nada nos calma el dolor, la familia está destruida”, agregó.
Este sábado, a las 10.30 aproximadamente en la plazoleta de los deportistas se recordó a las víctimas de la tragedia con una misa.
El Tribunal Federal de Posadas condenó a cuatro años de cárcel al prefecturiano Jorge Antonio Lezcano y a tres años y medio a Hugo “Tyson” Alfonso por la Tragedia del Paraná.
Las penas son de cumplimiento efectivo, una vez que la sentencia quede firme, de acuerdo con lo que aclaró la presidenta del cuerpo de magistrados juzgadores, Norma Lampugnani.
Lezcano era jefe de Operaciones de la PNA Posadas cuando sucedió el hecho. Alfonso presidía la asociación que organizó la prueba.
El trágico cruce del río que le costó la vida a ocho participantes sucedió el 16 de enero de 2010.
La tradicional competencia que unía a Posadas con Encarnación por primera vez tenía un recorrido más extenso con 6.500 metros, desde el Club Pacú Cuá de Encarnación al Club Instituto del Seguro. Pero nadie contaba con el Paraná muy crecido que escurre 23.700 metros cúbicos de caudal (el doble de su volúmen promedio), a una velocidad de 5,6 kilómetros por hora. Además, hubo fuertes vientos y oleaje que desviaron a piragüistas y nadadores.
Según señalaron conocedores de la competencia, hubo severas fallas de seguridad y errores en los guías, que llevaron a los nadadores muy cerca de la barcaza que los succionó. Los guías se habrían acercado demasiado a las barcazas ancladas en la costa, lo que sumado al viento, hizo imposible el nado por el efecto succión de los elementos antiolas de las embarcaciones.
Muchos nadadores eran experimentados, como el caso de Eugenio Seró, quien cumpliría con el 46 cruce a nado entre Encarnación y Posadas.
