Considerada la persona más longeva de Misiones, Ramona Álvarez García tiene 110 años y vive en el barrio San Conrado de la localidad de 9 de Julio. Allí junto a su inseparable hija Andresa, aseguró en diálogo con este medio que es feliz y que ha vivido mucho más de lo que creía.
Sentada en su jardín Ramona observa el vecindario mientras su hija Andresa se dedica a los quehaceres de la casa, “es mi compañerita” dice Ramona con una sonrisa, mientras su hija se acerca para compartir una cálida charla.
Ramona nació en 1905 en Brasil, frontera con Bernardo de Irigoyen, y llegó a Misiones cuando niña porque sus padres decidieron que la calidad de vida era mejor del lado argentino, “vinimos con mis padres y hermanos” recuerda la abuela en su portuñol natal.
También recordó que cuando ella llegó con su familia, la tierra colorada recién empezaba a poblarse con los primeros inmigrantes, “era una época muy dura, donde o te esforzabas o pasabas hambre, y toda la familia trabajaba, desde el más chiquito hasta el más grande. Me siento afortunada de haber formado parte de esos pilares que forjaron esta hermosa provincia, recuerdo esa época de muchísimo trabajo con mucho cariño, fue una época dura pero maravillosa”.
Y añadió “hoy miro todo lo que hay, y no puedo creer que hayamos avanzado tanto, está muy pero muy diferente a lo que yo conocí”.
En cuanto a su edad, Ramona sostuvo, «la verdad que soy felíz, he vivido mucho más de lo que creía».
Con más de un siglo transitado, en el mes noviembre ella cumplió 110 años y además de una larga vida, tiene nietos, bisnietos, tataranietos y tátara- tataranietos, “no sé los nombres de todos, porque son muchos” dice con total sinceridad.
Su compañera y cuidadora
A su lado, tomando la mano de su mamá, está Andresa, su hija que la cuida y la disfruta cada día. Andresa cuenta que su papá falleció hace más de 30 años y desde entonces su mamá quedó sola y al cuidado de sus hijos. “Somos 8 hermanos y ella antes estaba en la casa de otro de ellos, pero ya hace varios años que vive conmigo y mi esposo. Y aunque es una responsabilidad, a mí me encanta poder cuidar a mi mamá, somos muy compañeras” confió.
En referencia a cómo es un día para ellas Andresa contó “la despierto a mamá a las 8 de la mañana, la aseo y la saco afuera porque le gusta sentarse en el jardín, ella camina así es que despacito nos vamos para afuera y compartimos nuestro mate todas las mañanas. Ahí charlamos, nos reímos y después me pongo a hacer las cosas de la casa, pero vuelvo a verla a cada rato para ver que esté todo bien”.
Además señaló “nunca la dejo sola, si tengo que salir, busco alguien que se quede con ella a cuidarla mientras no estoy, por las dudas”.
Y añadió “luego almorzamos, siempre le cocino sano porque a ella le gusta comer así. Después duerme su siesta, mira un poco de televisión y más le gusta sentarse en el jardín, ahí se inspira siempre (se ríen ambas)”.
Con respecto a si siempre Ramona llevó una vida sana, Andresa dijo “mayormente sí, pero hubo un tiempo que fumaba, no mucho, pero después dejó del todo. Lo que sí puedo destacar es que se enferma muy poco gracias a Dios, se ve que tiene buenas defensas, porque la llevo al médico de tanto en tanto para hacer un chequeo general y siempre me responde que está mejor que yo (se ríen)”.
En este sentido resaltó “la verdad nunca pensamos que mamá iba a vivir tanto, estamos toda la familia gratamente sorprendidos, porque en realidad no es que se re cuidaba tampoco, tuvo una vida sacrificada con mucho trabajo y esfuerzo como cualquier persona que trabaja en el chacra, no? Y es una mujer fuerte, ya la pueden ver”.
Andresa finalizó diciendo que “para mi es una bendición tenerla conmigo, poder despertarme y tomar unos mates con ella, verla con tanta edad pero fuerte todavía, estoy muy contenta y le agradezco a Dios, porque creo que es solamente eso, no hay un secreto para vivir tanto, es solo un regalo de Dios, que como hija disfruto mucho”.
