Cultivan berro y tomate en sistema hidropónico y semihidropónico en Garupá

Aprovechar al máximo el espacio para cultivar, acelerar el proceso de producción, mínimo uso de agroquímicos y buena calidad de productos son las ventajas que motivó a Eduardo Auras, productor hortícola de Santa Inés (Garupá), a implementar los sistemas hidropónico y semihidropónico, además del convencional, en su chacra. Hoy, en un sector del terreno tiene lechuga, rúcula, cinco mil plantines de morrón y mil de tomate cherry (bajo cubierta convencional), dos mil de berro en hidropónico y mil de tomate redondo en semihidropónico.

Auras es uno de los cuatro productores de la zona de sur de la provincia, con el acompañamiento del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI), que comenzaron a implementar la agricultura hidropónica en sus unidades productivas. La hidroponía o agricultura hidropónica es un método utilizado para cultivar plantas usando disoluciones minerales en lugar de suelo agrícola. Se puede plantar en un medio inerte, como arena lavada, sustrato, grava o perlita, entre muchas otras.

Las raíces reciben una solución nutritiva equilibrada disuelta en agua con todos los elementos químicos esenciales para el desarrollo de las plantas. Es una forma sencilla, limpia y de bajo costo para producir vegetales de rápido crecimiento y ricos en elementos nutritivos. Con esta técnica de agricultura a pequeña escala se utilizan los recursos que las personas tienen a mano, como materiales de desecho o espacios sin utilizar y tiempo libre.

En la chacra de Santa Inés, Auras desarrolla tres sistemas productivos: convencional, hidropónico y semihidropónico. A través de esta experiencia busca un mayor rendimiento de los cultivos y garantizar durante todo el año verduras de calidad. Una parte de la producción la comercializa en el Mercado Concentrador Zonal de Posadas y otra en mercados de Eldorado y Puerto Iguazú. “A Puerto Iguazú envío 50 cajones de morrón por semana, estos clientes dejaron de comprar a horticultores de Corrientes porque prefieren las hortalizas cosechadas en Misiones”, comentó Auras.

Para el cultivo semihidropónico de tomate, utilizó cáscara de arroz quemada porque retiene más la humedad. El material inerte fue embolsado, se abrieron pequeños orificios para colocar las plantas y la manguera del sistema de riego. Las bolsas largas se colocaron bajo un invernáculo. Para mantener la humedad se riega por goteo una vez por día. De esta manera, se busca obtener frutos libre de agroquímicos y evitar los problemas sanitarios.

Con el sistema hidropónico comenzó a cultivar berro, para calibrar dosis de fertilización y observar las dificultades en la producción a escala. Para ello, Auras armó piletas en el suelo poco profundas con lonas plásticas, llenó de agua y coloco una base de telgopor (Tela de Goma Porosa) para que las plantas floten. “Así el sistema radicular se desarrolla con mayor rapidez y la planta queda limpia, a futuro buscamos calidad de la planta”, manifestó el agricultor y técnico de la Cooperativa de Provisión y Comercialización Mercado Cooperativo Concentrador Zonal Limitada.

“Bajo un invernáculo ya montado se trató de hacer lo más rudimentario posible para economizar gastos y probar las ventajas de la agricultura hidropónica. Además se construyó una pileta de mil litros para hacer la recirculación de los nutrientes y el agua”, explicó al mostrar cómo con pocos materiales que existen en el hogar se puede tener cultivos hidropónicos.

Ventajas de los sistemas

“Con la hidroponía logramos calidad del producto que sale al mercado, bajo uso de agroquímicos y precocidad en el desarrollo de la planta, porque estamos controlando la entrega de agua y nutrientes”, apuntó Auras. Con este método, la cosecha de tomate se estima en 80 días y en el berro de 30 a 45 días, contra un convencional que es de 90 días en el primero y de 60 días en el segundo.

Entre las ventajas de los cultivos hidropónico y semihidropónico en ambiente controlado figura la capacidad de modificar los factores relacionados al desarrollo. Además, se evita la pérdida de agua por evaporación, existe un control de la temperatura, riego más efectivo y control de los efectos de la intemperie. También se consigue alejar el plantín del suelo que puede aportar salinidad, otros minerales y humedad inadecuada.

 

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Entonces, al haber una menor incidencia de plagas y enfermedades, la aplicación de agroquímicos disminuye en un 70% y puede ser sustituida por el uso de controladores biológicos y de técnicas de laboreo que mejoran la calidad de los frutos. Este sistema evita las enfermedades causadas por los hongos del suelo y le permite al productor independizarse de las condiciones de la superficie y de los esquemas de rotación. Además, se optimiza el aprovechamiento del área de producción y permite duplicar o, incluso, triplicar el número de ejemplares por metro cuadrado.

Estructuras metálicas en invernaderos
En Santa Inés, Auras también decidió innovar en la construcción de los invernáculos para evitar pérdidas como consecuencias de las inclemencias climáticas. Fue así que construyó un invernáculo de caño de hierro galvanizado y madera. Las columnas y tirantes que sostienen la estructura son de madera, mientras que la parte superior que actúa de techo es de hierro galvanizado.

“Entonces cuando haya tormenta y se lleve los plásticos, solo tendré que reemplazar ese elemento. Ya no tendré que arreglar toda el invernadero y comprar costaneros o postes”, explicó Auras. Según sus cálculos, el costo de estos invernaderos es similar al de madera. Pero, “el de la estructura de hierro tiene mayor durabilidad y a largo plazo es más resistente”, advirtió.

Consideró que se podría armar toda la estructura de caño, “solo es cuestión de hacer las mediciones de resistencia y te garantizas la estructura por muchos años más. Si vas sumando las inversiones que se hace cada tanto, la estructura metálica es más segura”.

Un espacio hacer contactar nuevos clientes

Para el presidente del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI), Ricardo Maciel, la experiencia que lleva adelante Auras es una ejemplo a seguir porque “está demostrando que se puede optimizar la chacra y aumentar la producción, porque todo lo que se produce hoy tiene mercado”. Insistió en que “con buen manejo se logra una buena producción, solo es necesario ser constante con las técnicas”.

Además, valoró al Mercado Concentrador como un espacio para hacer negocios y contactar nuevos clientes. “Este productor hoy puede vender en otras localidades porque los potenciales compradores se acercaron hasta su puesto en el Mercado, allí conocieron la variedad y calidad de las verduras”, señaló Maciel.

El titular del IFAI insistió en que el próximo paso que deben dar los agricultores es incorporar tecnología, “tal como lo está haciendo Auras, quien está experimentando con sistemas hidropónicos y nueva infraestructura en invernáculos”. De esta manera, entiende que los pequeños productores lograrán dar el salto y producir mayor volumen.

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