Carta dominical de Monseñor Juan Martínez para este domingo

Los textos bíblicos de este tercer domingo de adviento nos llaman a animarnos y a no perder la esperanza. La figura de San Juan Bautista, desde su austeridad profética, nos exhorta a convertirnos. El que es el profeta de “la verdad”, no dudó en denunciar a Herodes y en dar la vida por lo que creía. Solo podemos “volver a Dios”, cuando nos disponemos a construir desde “roca” y no desde arena, o bien desde las mentiras. Cuando con humildad somos capaces de revisarnos y evaluar como estamos construyendo, nos encaminamos a realizar “un examen de conciencia” y nos introducimos en el camino de reconciliación que nos permite “volver a Dios”, para recibir el abrazo paternal y misericordioso.
El adviento ubicado en el fin del año, es un tiempo apropiado para realizar “un examen de conciencia”. Si bien tiene una dimensión personal, el mismo no puede ser un acto individualista. Necesariamente tenemos que revisar como vivimos nuestros compromisos comunitarios y si el llamado a la santidad lo asumimos desde nuestra responsabilidad ciudadana construyendo una sociedad mejor. Revisar y pedir para vivir el compromiso de la unidad y de la misericordia.
El 8 de diciembre pasado en la solemnidad de la Inmaculada concepción, hemos iniciado en toda la Iglesia el año Jubilar extraordinario de la Misericordia. Esto responde a un pedido del Papa Francisco hecho en la Bula de convocatoria “Misericordiae Vultus”. En la misma, el Papa nos dice: … “hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia, para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he convocado un “Jubileo Extraordinario” de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haya más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes….”(3). El Papa así anuncia el motivo de este año jubilar y señala como inicio el 8 de diciembre. Nosotros también hemos iniciado este año con una Misa celebrada en la Parroquia Inmaculada concepción de Posadas el 7 de diciembre, y en cada parroquia de la Diócesis.
El Papa también sigue señalando en su convocatoria: “El domingo siguiente III (tercero) de adviento, se abrirá la puerta Santa en la catedral de Roma, Basílica de San Juan de Letrán… Para el mismo domingo establezco que en cada Iglesia Particular, en la Catedral que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la concatedral o en la Iglesia de significado especial se abra por todo el año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia…”. Al referirse a la apertura de esta puerta el Papa señala: “En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entrara podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece la esperanza”.
Con este acontecimiento celebramos la conclusión de un gran acontecimiento en la vida de la Iglesia que fue el Concilio Vaticano II. El Papa Francisco cita al santo papa Juan XXIII, para animarnos a vivir este año de la Misericordia, en su reflexión en la apertura de dicho Concilio: “En nuestro tiempo la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la Misericordia y no empuñar las armas de la severidad… La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad católica, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella.” Y el Papa Pablo VI en la conclusión del Concilio señalaba que la antigua historia del Samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del concilio hacia el mundo moderno”.
Como Diócesis, en cada comunidad, Parroquias, Colegios, movimientos, áreas pastorales queremos insertar más profundamente la caridad y la misericordia en nuestra tarea evangelizadora durante este año de especial gracia.
Nuestra esperanza alimentada en esta Navidad por el nacimiento de Jesús nos compromete a realizar un buen examen de conciencia y a trabajar activamente en ser constructores de una sociedad mejor, dispuestos a cruzar la puerta de la Misericordia en este año jubilar para recibir el abrazo de nuestro Padre Dios y de nuestros hermanos

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!                       Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

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