Los misioneros aprovecharon el fin de semana largo para hacer compras en Brasil y Paraguay

Los pasos fronterizos tuvieron demanda récord durante las mini vacaciones. Por el puente Posadas Encarnación pasaron alrededor de 25 mil personas, en horas pico la demora superó las tres horas. En Puerto Iguazú, las colas para cruzar a Brasil superaban el kilómetro, panorama similar al que se vio en Bernardo de Irigoyen. En pasos con balsa, la demanda también superó a la capacidad operativa.

Feriado volvió a ser sinónimo de compras en países vecinos para los misioneros, pero la novedad que se registró durante los últimos días fue que la gente no solo cruzó a Paraguay, tradicional destino comercial, sino que también hubo mucho movimiento hacia las ciudades vecinas de Brasil. Comerciantes de distintos puntos de la provincia coincidieron en marcar su preocupación porque aún con el recargo del 35 por ciento por compras con tarjeta en el exterior y a las restricciones para la adquisición de divisas, la plaza local no puede competir con los precios de sus competidores de Brasil y Paraguay.

Durante buena parte del sábado, el lunes y ayer, la columna de vehículos que esperaba para transponer el puente Posadas-Encarnación llegaba hasta la rotonda que da al puente sobre el arroyo Zaimán y los tiempos de espera superaban las tres horas. En el apeadero del servicio de tren, la cantidad de gente en espera promedió las 500 personas

Daniel Domínguez, delegado de la Dirección de Migraciones, indicó que el movimiento duplicó al de un fin de semana común y la particularidad fue que cruzaron muchos turistas de otras provincias. A través del tren, más de tres mil personas transpusieron la frontera.

Otro de los puntos calientes en cuanto al movimiento fronterizo fue Puerto Iguazú, las colas de vehículos para cruzar el Puente Tancredo Neves superaron el kilómetro de extensión, en tanto que en Bernardo de Irigoyen los que quisieron cruzar en sus vehículos debieron soportar varias horas de espera y muchos optaron por dejar su autos e ingresar caminando, sin hacer los papeles.

Los cruces en balsa también fueron muy demandados, en El Soberbio, por ejemplo, más de 150 vehículos por día pasaron a Brasil.

Enfrentados a esta situación, comerciantes de Irigoyen y de El Soberbio manifestaron su preocupación ante la imposibilidad de competir con sus pares brasileños. Aseguran que a pesar del recargo de 35 por ciento que se aplica a las compras con tarjeta de crédito y de las dificultades para comprar reales, la gente elige cada vez más comprar en la vecina orilla ya que allí los precios de la mayoría de los productos son 50 por ciento más bajos en promedio.

Afirmaron que el problema no es nuevo. En Bernardo de Irigoyen, tal vez la plaza comercial más integrada y más dependiente de Brasil, la actividad cayó alrededor de 70 por ciento desde que el real pronunció su caída frente al dólar, hace unos dos años.

Del “otro lado”, como se refieren los comerciantes de estas ciudades de frontera a sus vecinos, traen muebles; materiales de construcción, especialmente cerámicos y baldosas; indumentaria, calzados, electrodomésticos y alimentos, incluso aquellos que no deberían transponer la frontera por cuestiones fitosanitarias, como carnes y frutas.

JRC EP

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