El destino de María como madre y como elemento de unión en el Hogar

En esta festividad del 8 de Diciembre se recuerdan las palabras de Juan Pablo II sobre aquella mujer admirable que «el Señor eligió como madre del Verbo: en tu corazón materno ponemos nuestras esperanzas, ansias, nuestros afanes diarios por la humanidad, la paz, la justicia y el amor».

María, destinada a ser corredentora, tuvo una tarea nada fácil, el permanecer firme al pie de la cruz donde agonizaba su hijo; mujer fuerte, ejemplar en esos momentos dolorosos y humillantes. María pues es la que conoce más a fondo el misterio de la misericordia divina, razón por la que es llamada Madre de la misericordia.

Madre, y como en toda familia es el elemento cohesivo que une a todos los integrantes del hogar con su amor, ternura, intuición y entrega sin reservas; gracias a ella, afloro el “nosotros”, todos hijos del mismo padre-Dios y misma madre-María.

Pobre, muy humilde y necesitada de cosas materiales, pero inmensamente rica por poseer a Dios.

El sacerdote  Alfonso Milagros escribió estos versos:

Hay muchas cosas que cambian,

modas que vienen y pasan,

ideas que nacen y mueren,

estrellas que pronto se apagan,

mas tu no pasas, Señora,

tu nunca puedes morir.

Cuando en el alma se llora,

siempre acudimos a ti.

El cristianismo es la religión del amor, el amor es motor y brújula, amar la vida es siempre ocuparse del otro, desear su bien; su necesidad y su sufrimiento, nos recuerda la fragilidad de nuestras vidas, vivamos con sinceridad las amistades, como una recíproca protección de la confianza, de respeto y bien.

Muchos hacen alarde de tener los mejores baños, departamentos cómodos, lujosos, más limpios, pero cada día son mas indiferentes a la limpieza del alma. Odio, envidia y soberbia, ensucian la vida. El servicio a los demás, es el verdadero poder.

Tengamos presente la Laudato Si, mantengamos una riqueza natural, espiritual, con los recursos de la tierra, fomentando valores que perduren en las nuevas generaciones y un modelo equitativo, inclusivo, sostenible.

Hay una sola cosa en el que no cabe el quizá: el amor. Amando de veras y sin fingimiento, ese amor nos influirá en todo en la vida, en lo que pensamos, decimos y hacemos. Según las vivencias de amor que pongamos en nuestra vida, será nuestra plenitud.

El amor verdadero lo prohíbe todo, lo permite todo.

Hay cosas que solo los ojos de la mujer, ojos del corazón pueden descubrir, dejémonos descubrir por María, se inicia el año de la misericordia.

(Artículo colaboración de G. A.,  ex alumno salesiano, fuente bibliográfica: » Los cinco minutos de María»,  P. Alfonso Milagro, CMF; Encíclicas : www.vatican.va; Dives in misericordia; Redemptor hominis; Laudato Si).

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